幾物◞ ❛ 𝘺 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝙘𝙖𝙞𝙜𝙤 𝘮á𝘴
𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘦𝘯 𝘵𝘶𝘴 𝙥𝙧𝙞𝙤𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨 ❜ 🍃
❱ ˗ ˏˋ Raiden Ogawa siempre fue un niño callado y reservado ante todos, o al menos eso intentó hasta que su extrovertido vecino...
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Abril y mayo continuaron con normalidad. Raiden y Shōyō eran como los mejores amigos de antes, pero era evidente que ambos tenían sentimientos por el otro y no se podía ocultar. Todos lo veían.
Incluso se veían frecuentemente con sus compañeros de equipo en el restaurante de Osamu Miya, así que Raiden se llevaba bien con los chicos. Kōtarō Bokutō, Atsumu Miya, Kiyoomi Sakusa eran sus compañeros, los primeros dos eran muy extrovertidos y bromistas con los dos, y el último prefería guardar su distancia porque tenía fobia a las bacterias. Dentro de poco tendrían un partido muy importante así que estaban emocionados por como resultaría, sobre todo porque era contra el equipo donde estaban Kageyama y Ushijima.
Raiden vuelve de su trabajo un lunes, muy agotado por todo lo que tuvo que hacer con el mangaka, y se da cuenta que hay vecinos nuevos porque ve cajas y risas dentro de un apartamento. No negara que le causa curiosidad, ya que tenía mucho tiempo que nadie se mudaba por ahí y piensa que no sería tan idea mostrarse amable con los nuevos inquilinos. Ya vería.
Al echarse sobre su cama Raiden solo quiere dormir, por lo que cierra los ojos y se acurruca. Pero poco después de eso, cuando está a punto de conciliar el sueño, su teléfono suena. Lo toma con pereza y responde sin ver de quién se trata, llevándose el teléfono a la oreja.
—¿Quién es? —murmura, adormilado. Escucha una risa del otro lado del teléfono y la reconoce al instante, abriendo los ojos con sorpresa e irguiendose en la cama rápidamente—. ¡Shōyō!
—¿En serio respondes el teléfono sin ver quién es? —se burla de él, aún riendo—. Raiden, puede ser alguien malo o desconocido.
Se sonroja. Agradece que Shōyō no está frente suyo sino se burlaría un poco más, aunque nunca lo hace de mala forma.
—Lo siento… Estaba quedándome dormido.
—Oh ¿de verdad? Lo siento. Puedes ir a dormir.
—¡No! —exclama casi al instante, deseoso de oír su voz—. No… Está bien. Es solo que tuve un día muy pesado y por eso no te respondía desde hace rato.
—¿Todo bien? —su voz suena preocupada. Raiden se siente un poco mal de hacerlo sentir así.
—Claro, solo cansado. No te preocupes, Shōyō, estoy bien.
—Bueno… En realidad te llamaba porque quería saber si mañana estabas disponible después de tú trabajo. Uh, podríamos ir a cenar.
