Capítulo 12: Señor Kostas

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Marcos estaba algo ansioso. Iba a conocer al padre de Apolo. Lo había visto un par de veces de lejos, pero nunca habían hablado. Este lo había invitado a cenar porque quería conocer al mejor amigo de su hijo. Y más que mejor amigo, Marcos se consideraba una de las figuras más importantes que tenía Apolo en su vida, así que esto sería muy raro.

Acomodó su ropa y tocó la puerta. Fue atendido por una señora que jamás había visto en su vida.

— Hola, ¿quién es usted? — le preguntó Marco a la señora mayor, que estaba vestida con una camiseta blanca y unos pantalones azules.

— ¿Quién eres tú? — Marcos boqueó unos segundos hasta que Apolo apareció detrás y le sonrió.

— ¡Hey! Marcos, ella es Graciela. Se hará cargo de la limpieza y todo eso a partir de ahora. Graciela, él es Marcos, mi mejor amigo — Graciela lo miró de arriba a abajo con sospecha.

— Buenas tardes. — Graciela se dio la vuelta y se alejó.

— ¿Qué le pasa?

— No lo sé, pasó toda la mañana intentando revisar mi cuarto, es muy gruñona. — Marcos suspiró y se acercó—. Cuestionaba cada cosa que veía. Mi padre está encantado con ella, cree que nos ayudará y nos dará más tiempo para estar juntos.

— ¡Hola! — De repente apareció el padre de Apolo, una versión con barba y más alta, pero exactamente igual a él. Siempre dicen que si quieres conocer cómo va a ser tu esposa, mires a tu suegra. A Marcos no le disgustó lo que veía, salvo que los ojos verdes de Apolo eran su debilidad y el padre de este tenía unos simples ojos marrones.

— Buenas tardes, señor Kostas, soy Marcos — le tendió la mano, pero el señor lo envolvió en un gran abrazo.

— Oh, por favor, no me digas así. Tú puedes llamarme Alejandro. Me hacía mucha ilusión conocerte, a Apolo le encanta hablar de ti — Marcos sonrió —. Además, ver tantas fotos tuyas en casa parece que estoy frente a un famoso — el padre de Apolo soltó una gran carcajada —. Vengan, Graciela preparó una gran cena — ambos entraron y caminaron detrás del señor Kostas.

— Le llegas a decir Alejandro y te golpeo — amenazó en voz baja Apolo. Marcos asintió.

— ¿Así que te encanta hablar de mí?

— Sí, es mi mayor hobby, antes de dibujarte o escribir poesía para ti — Apolo le guiñó el ojo. Marcos rio.

— Por suerte nunca aceptaste pintarme desnudo — Apolo palmeó su hombro, pero estuvo de acuerdo con lo que acababa de decir.

— ¿Eso significa que ya no me lo pedirás más?

— No, aún está en mis planes futuros que me pintes como a tus chicas francesas.

Ambos se sentaron en la gran mesa y comieron pasta. Rápidamente la cena se convirtió en un interrogatorio hacia Marcos. "¿Cómo les va en el colegio? ¿Pasan mucho tiempo juntos? ¿Qué hacen en su tiempo libre?" Marcos trató de responder todo rápidamente. Pero había preguntas que no tenían respuesta que lo conformaran.

— ¿Por qué tapizaste el cuarto de mi hijo con tus fotos?

— Creo que es genial, me gusta tomar fotos — el señor asintió.

— ¿Has estado viviendo aquí?

— Pasamos aquí unos días y luego otros en mi casa — asintió.

— ¿Cuál es tu plan para el futuro después de la escuela secundaria?

— Todavía no lo pensé, pero definitivamente iré a la universidad — asintió.

— ¿Cuál es tu relación con mi hijo?

— ¿Qué? — El padre de Apolo lo miró fijamente —. Somos amigos — el padre pareció no muy convencido. Y Marcos simplemente miró a Apolo, este estaba tan sorprendido como él.

— Creo que no estás siendo honesto.

AMIGOS (Gay)Where stories live. Discover now