X

48 7 6
                                    

Como siempre, Sora se acercaba alegre a los barrotes para saludar a Jett, el grillete dorado de su pierna hacía que una dolorosa punzada atravesara el pecho del demonio, quería ser egoísta y quedarse con Sora para siempre, pero sabía que las cosas no eran tan simples, a veces pensaba que tal vez existía la mínima posibilidad de que el ángel quisiera quedarse en el infierno junto a él, pero pensar así era ser demasiado optimista.

¿Por qué un ángel elegiría a un demonio antes de la libertad?

—Hola Sora — el demonio le sonrió con aquella inocencia y amabilidad que a Sora le costaba comprender del todo. 

Jett se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, fuera de la jaula, como cuando era un niño, imaginaba la cara del mayordomo al ver que sus pantalones hechos a la medida por los mejores artesanos del infierno ahora estaban tocando el suelo del jardín.

—Jett — le sonrió, siempre con aquella apariencia pura e inocente ¿Como un ser podía ser tan hermoso a pesar de haber pasado tantas desgracias?, ¿Como podía seguir sonriéndole a un ser tan impuro como él? 

—¿Dormiste lo suficiente hoy?

El ángel asintió.

—Pero creo que ahora el que no está durmiendo lo suficiente eres tu — lo regañó al percatarse de las manchas violeta que cada día se veían más oscuras bajo los ojos del demonio. — Tienes que cuidarte ¿si no te cuidas tu luego quien me va a cuidar a mi? — Sora había entendido que mientras Jett estuviera junto a él nada malo le pasaría y devolviéndose a su escritorio tomó unos cuantos papeles —Como sólo puedo jugar ajedrez cuando estás tú he tenido mucho tiempo para mi solo y he dibujado muchas cosas ¿recuerdas los lugares que te conté? — decía emocionado — ahora puedes mirarlos, no son tan buenos como en la realidad pero me esforcé mucho.

Las delicadas y bellas manos de ángel pasaron los dibujos por los barrotes, si lo quisiera Jett podría sujetar aquella mano y tener al ángel sólo para él por un instante fugaz, podría llenar aquella sed, aquel deseo que se había instalado en su mente desde el primer día que lo había visto, sin embargo, sujetó los papeles, sintiendo aun un poco de la calidez donde el ángel había estado tocando antes.

Sin siquiera forzarse una sonrisa se dibujaba en su rostro cansado al ver aquellos paisajes imposibles de encontrar en el infierno, también había algunos rostros de personas u otros ángeles que Sora había visto en su vida e incluso algunos animales que le gustaban de la tierra.

—Los perros siempre me siguen cuando me ven — comenzó a explicarlo cuando Jett le preguntaba sobre un dibujo en particular — son muy juguetones, aunque los gatos sólo me miran fijamente — sonrió Sora — a veces incluso los bebés humanos me sonríen.

—Debe ser por que eres muy hermoso... — dijo Jett sin pensarlo, sus mejillas se tintaron de rojo al darse cuenta de lo que había salido de su boca y rápidamente cubrióaquel rostro varonil con sus manos toscas, sólo con uno de sus brillantes ojos ámbar mirando por el espacio de sus dedos.

Sin embargo el ángel sólo sonrió amablemente, totalmente habituado a los cumplidos ¿Es que acaso los ángeles no conocían lo que era la vergüenza?

—Jett.. tu eres mucho mejor, eres muy apuesto y genial— sonrió imitando tener un cuerpo grande y musculoso, flexionando sus bíceps — Me gustaría tener un cuerpo como el tuyo... tal vez así hubiera sido un exorcista o... en realidad... creo que hay exorcistas con apariencia de niños... no es muy importante nuestro físico... 

—Pensé que te gustaba ser mensajero...

—Si... me gusta pero... — Sora no quería decirle a Jett que si hubiera sido exorcista habría podido autodestruirse antes de venir al infierno, en el fondo sabía que esas palabras herirían al demonio y a pesar de que debería odiarlo, no podía evitar sentir simpatía con la única persona que lo había tratado con dignidad en el infierno — ¿Sabes? — intentó cambiar el tema — la primera vez que vi un demonio también pensé que eran muy bellos... siempre había imaginado que iban a ser criaturas grotescas... pero al menos los fuertes... no son muy diferentes de los ángeles.

La Jaula del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora