XI

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Beryl esperaba por que Jett terminara de despedirse del ángel, sin realmente entender la estima que sentía por este, era Belial, uno de los demonios más fuertes ¿Que podría ver de interesante en un ángel que había sido lo suficientemente estúpido como para ser capturado? Ni siquiera podía defenderse a si mismo ¿Entonces que era lo que le atraía a su hermano?, ¿Era su alma?

Cuando Jett llegó con todo el rostro rojo e hinchado de tanto llorar Beryl quiso golpear su rostro ¿Realmente Belial había llorado por despedirse de un ángel? Pero al final ¿Quien era él más que un humilde servidor? Tal vez luego sería una nueva moda entre los demonios llorar al despedirse ¿Quien era el para juzgar a un ser más fuerte?

Beryl se aclaró la garganta para recobrar la atención del demonio que seguía en las nubes, aun sollozando débilmente de vez en cuando.

—Se que no nos dará frío pero será raro si los humanos no nos ven abrigados en pleno invierno. Así que le pedí al mayordomo que preparara unas ropas humanas adecuadas para ti — le dijo Beryl que ya estaba vistiendo un traje formal y un largo abrigo negro, su cabello recogido en una coleta y usaba unos anteojos sin marco. A los ojos de Jett, la ropa humana no era muy diferente a la que ellos usaban a diario.

—¿No nos haremos invisibles o algo así? — preguntó Jett con su siempre inexpresivo y estoico rostro, la única forma en que el demonio mostraba algo de emoción era al hablar del ángel.

—¿Que hiciste en estas décadas aparte de cazar monstruos? — preguntó indignado Beryl, no quería regañar a su superior y aun así se sentía con las ganas de hacerlo, fingiendo una sonrisa molesta.

—Cazar... otras cosas que no son monstruos... como...

Beryl suspiró indicandole la ropa para que se vistiera rapido.

—Sólo los demonios menores van de incógnito, para nosotros es un suicidio debido a la cantidad de poder demoniaco que poseemos, a no ser que vaya un batallón como solía hacerlo madre. Es mejor mezclarnos con humanos en lugares concurridos y así evitamos que nos ataquen los ángeles. Hay muchos demonios viviendo en ciudades concurridas y así evitan que los ángeles los ataquen con frecuencia por miedo de lastimar a un humano o de que existan muchos testigos.

Jett asintió con esa cara siempre inexpresiva, en este momento Beryl no sabia si mantenía esa cara de póquer por que era serio o porque simplemente su cabeza estaba vacía y era un idiota. De cualquier manera prefería que fuera un idiota y no un fanfarrón como lo fue Jasper.

—Recuérdame darte unos libros cuando volvamos, hay mucho que debes aprender sobre ser un demonio completo — vio que Jett ya había terminado de vestirse, con un traje similar, sin embargo, tanto como el traje y el abrigo eran grises.

—¿También debo usar anteojos? — miró los anteojos similares a los de su hermano reposando en una mesa.

—Usaremos un encantamiento para que los humanos no puedan ver nuestros cuernos y color de ojos pero hay algunos más sensibles que pueden darse cuenta... — los anteojos son una doble protección.

Jett asintió.

—Y lleva también el cabello que te cortaron ¿Donde lo guardaste?

—¿Mi cabello?, ¿Por qué?

Ahora Beryl quería comenzar a azotar su cabeza contra la pared, estaba seguro de que la cara de póquer de su hermano era porque era un completo idiota sin un solo pensamiento dentro de esa cabeza, tal vez esos cuernos tan grandes hacían interferencia o algo. No podía explicarse otra forma de que existiera un demonio con tan poco conocimiento sobre ellos mismos. Volvió a suspirar arreglando sus anteojos y sonriendo para evitar levantarle la mano al líder.

La Jaula del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora