Capítulo 15 Trapos sucios

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Trapos sucios...

Nos acaban de informar de que el trasplante ha ido muy bien y Valeria se encuentra descansando y continuamente monitorizada ante cualquier alteración que pudiera presentarse.

Así pues y después de descansar un poco Victoria y yo nos dirigimos hacia la clínica de la tal "Amelia". No puedo remediar el odio que me genera esta mujer.

Llegamos y preguntamos por ella, pero como era de esperar primero se interesan por saber quienes somos nosotras. Les hacemos saber que somos amigas de Valeria y venimos para informarle sobre como ha ido el trasplante.

Nos hacen pasar a una sala en la que solo estamos nosotras, lo cual agradezco para poder soltarle todo lo que me nazca decirle a esta "buena" mujer. Se abre la puerta y la vemos venir acompañada de una asistenta.
Nos mira con cierta extrañeza pero avanza hacia nosotras sin detenerse.

-- Señora Amelia, si necesita cualquier cosa estoy en la sala contigua. -- le dice la asistenta.

Y allí estamos mirando a la "señora" que robó a nuestra hermana hace años. Y no se me ocurre otra cosa que ir al grano, así soy yo.

-- ¿Por qué lo hizo? ¿Qué derecho tenía de hacer algo tan horrible?-- le digo desde lo más profundo de mis entrañas.

-- Sabía que volverías, desde que te vi la primera vez sabía que vendrías de nuevo a pedirme explicaciones. ¿Quien te acompaña? --

Miro petrificada a Victoria y me pregunto...¿esta mujer tiene alzheimer?

-- Es mi hermana Victoria. -- le digo con todo el rencor que me sale.

-- De las tres tú eres la que te pareces más a tu madre. -- dice mirándome.

Victoria y yo nos miramos estupefactas y sin entender nada.

-- Poneros cómodas, os voy a contar mi historia pero antes necesito saber que Valeria está bien y que el trasplante ha ido según lo esperado. --

-- Si, ha ido todo bien y ahora hable. -- le dice Victoria de forma cortante.

-- Bien, a estas alturas ya sabréis que mi hermano trabajó un tiempo en el hospital de la Paz de Madrid como tocólogo. Fue él quien se encargó de las revisiones del embarazo de vuestra madre. --

-- Si, eso lo sabemos. El embarazo de mi madre era de riesgo y por eso lo llevaron desde ese hospital. --dice Victoria.

-- Así es. Las palizas que tu padre le propinaba hicieron peligrar la gestación en varias ocasiones. Mi hermano se dio cuenta de lo que ocurría y fue testigo de la angustia que padecía vuestra madre, ya no solo porque quería que la bebe naciera a buen término sino también porque sabía que aunque eso pasara su vida iba a ser una pesadilla. Dada la situación, mi hermano en una de las últimas revisiones antes del parto le propuso algo a vuestra madre. Afortunadamente en esa ocasión fue sin tu padre y era el momento de buscar una mejor vida para la criatura que estaba por llegar. --

Victoria y yo nos miramos y permanecemos absortas mientras escuchamos con atención lo que esta mujer está por decir.

-- Continúe por favor, ¿qué le propuso?-- le pregunto.

-- Mi hermano le comentó que mi marido y yo no podíamos tener hijos y que estábamos pensando en la adopción. Pensó que sólo si ella estaba de acuerdo podrían simular que la bebé naciera muerta y en realidad darle una mejor vida siendo nosotros sus padres. Le dijo que éramos una familia de bien y que no le faltaría de nada a su hija y mucho menos cariño. Tendría una infancia sin palizas ni traumas, en definitiva, sería una niña feliz en un entorno seguro.--

Mi corazón se encoge al escuchar este relato que ni Victoria ni yo esperábamos. Esta historia que traspasa los límites de lo esperado, de lo asumible. De nuevo miro a Victoria que llora desconsoladamente y la abrazo
mientras continuamos escuchando...

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