Capítulo 21 La sorpresa

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La sorpresa

El día transcurre y soy consciente de que Valeria está más y más cerca.

Después de treinta y tres años madre e hija volverán a estar juntas. Y a medida que las horas pasan me impregno de la alegría que está por venir.

La hora del entierro se acerca y nos desplazamos al cementerio en donde tendrá lugar el sepelio por su alma. Entramos en la pequeña ermita y el sacerdote inicia la misa.

Tras media hora nos dirigimos finalmente a enterrar su cuerpo y a darle nuestro último adiós. En este momento mi móvil comienza
a vibrar y leo un whatsapp de Valeria. "Acabo de llegar a Madrid, en media hora estoy en Getafe. ¿Me das la ubicación de tu piso?" Le paso mi dirección junto a un montón de emojis de manos aplaudiendo.

A pesar de la melancolía del momento, no puedo evitar sentirme profundamente emocionada y Victoria también, como es lógico. Mi madre nos mira un poco extrañada sin entender muy bien qué nos pasa.

-- Bueno, pues vamos para mi piso. -- digo.

-- ¿Tu piso? ¿Victoria no vamos a tu casa? -- pregunta mi madre un poco confundida.

-- Sí, pero primero necesito que Laura me dé un par de cosas que se me olvidaron ayer. --

Nos montamos en el coche y mientras Liam conduce Victoria y yo que vamos en el asiento trasero apretamos fuerte nuestras manos cómplices de lo que está a punto de ocurrir.

Los ojos de Liam por el espejo retrovisor también denotan la complicidad del momento.

Llegamos al parking y subimos en el ascensor. Entramos y vamos hacia el salón. Nos despojamos de nuestros abrigos y suena el portero.

-- Yo voy dice Liam. A lo mejor son mis padres que vienen a traer a Elena. --

-- Mamá ponte cómoda. -- le digo mientras no sé muy bien qué hacer.

-- Ven mamá siéntate aquí conmigo. -- dice Victoria intentando contener su emoción.

-- ¿Pero qué os pasa? ¿Por qué estáis tan raras? --

-- ¿A nosotras? Nada....-- digo sonriendo a la vez que miro a Victoria.

En ese momento entra Liam junto con Valeria. Nos miramos y no hay palabras que puedan describir este momento.

-- Ya estoy aquí mamá. -- le dice Valeria sin poder retener las lágrimas.

-- ¿Valeria?....¡Hija mía! -- Se abrazan y permanecemos inmóviles disfrutando del momento más especial de nuestras vidas.

El mundo sigue girando, pero es como si se hubiera detenido para nosotros, sólo para nosotros. Ahora lo único que importa es ese abrazo, ese reencuentro que estaba escrito como imposible y que sin embargo el destino se ha encargado de que suceda.

-- ¡Mamá, cuántas ganas tenía de venir! -- dice Valeria.

-- Hija mía, ¡qué milagro volver a tenerte entre mis brazos! Siento haberme desprendido de ti, pero tuve que hacerlo. -- le dice mi madre.

-- Lo sé mamá, lo sé. Todo lo hiciste por mi bien, no te preocupes por nada. --

Después de estas palabras se gira y nos mira.

-- Y a vosotras os debo tanto...gracias por devolverme al lugar al que pertenezco y a ti Laura por salvarme la vida. --

Victoria y yo nos unimos a ellas y entonces me doy cuenta de que aquel 7 de abril de 2015 lo cambió todo.

Aquel accidente, aquella extraña que me miraba en el espejo y me gritaba que la salvara. Aquel convencimiento inequívoco de que era yo y sólo yo quien podía y debía de hacerlo. Aquel trasplante sin el cual jamás la hubiera encontrado, en definitiva aquel viaje inesperado que traería tantas cosas buenas....

Y hoy, aquel que obligó a mi madre a desprenderse de su querida hija nos vuelve a unir a todas con su muerte. El destino se ha encargado de poner de nuevo todo en su lugar, como siempre debió ser....

--Adiós papá, vuela alto y no mires atrás--



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