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Jungkook apoyó la cabeza en el pecho de Jimin para recuperar el aliento mientras sentía el delicado aroma de su perfume. Se sintió tentado a seguir allí, acurrucado junto a él, pero después de unos segundos volvió a tumbarse boca arriba y a sentir la misma frustración de siempre. Porque, aunque el sexo era cada vez mejor, la distancia que lo separaba de él era cada vez mayor.

Se recordó a sí mismo que no le gustaban las personas excesivamente cariñosas ni dependientes. Debería alegrarse de que Jimin no necesitara acurrucarse contra él después de hacer el amor, pero lo cierto era que lamentaba que se mostrara tan frío respecto a la intimidad física que compartían.

Lo vio levantarse de la cama sin taparse y se alegró de que, al menos, ya no se avergonzara de su cuerpo. Jungkook sabía que no debería tener la menor queja sobre el matrimonio; se llevaban bien y tenían una vida sexual increible. ¿Entonces por qué tenía la sensación de que le faltaba algo? Algo que no sabía identificar, pero que parecía ser la causa del vacío que sentía en su interior.

—Estaba pensando que podríamos organizar una cena la semana que viene— Dijo él después de cepillarse el pelo —Nos han invitado a tantas últimamente, que creo que es hora de que devolvamos el cumplido.

—Muy bien... pero tendremos que esperar hasta la semana siguiente— Matizó al recordar en la reunión que le habían comunicado ese mismo día.

—El domingo por la noche me marcho a Nueva York y estaré fuera hasta el siguiente fin de semana.

Jimin sintió una gran decepción al oír aquello.

—Es la primera noticia que tengo de ese viaje de negocios— Hizo una pausa antes de añadir —Porque supongo que es de negocios, ¿no?

Shannon Marsh vivía en Nueva York. ¿Tendría pensado reunirse con ella para recordar los viejos tiempos? Enseguida desechó la idea. Confiaba en Jungkook; se había casado con él porque quería tener aquel bebé y, por el mismo motivo, seguiría siéndole fiel.

Pero no quería que se fuese. Últimamente todo había ido muy bien, mejor de lo que jamás se habría atrevido a esperar y tenía miedo de que, si se iba, volviese a ser el Jungkook de antes, el hombre frío y distante. Deseaba con todas sus fuerzas que lo invitara a acompañarlo, pero quizá pensaba que estaba ocupado con el trabajo de la fundación. Titubeó unos segundos antes de lanzarse a decir:

—A lo mejor podría ir contigo.

—Me temo que esta vez no puede ser— Dijo con una sonrisa con la que pretendía que aquellas palabras no le dolieran. —Voy a estar muy ocupado toda la semana, te aburrirías mucho tú solo.

Vio la decepción reflejada en su rostro y por un momento consideró la idea de cambiar de opinión. Pero debía acudir a unas importantes negociaciones y sabía que la presencia de Jimin sería una distracción.

Jungkook tuvo que reconocer que el verdadero motivo por el que no quería que lo acompañara era que necesitaba estar un tiempo a solas. Últimamente no dejaba de pensar en él y necesitaba demostrarse a sí mismo que podía alejarse siempre que lo deseara.

—En fin...— Jimin consiguió esbozar una sonrisa e intentó actuar como si no fuera nada importante —Otra vez será, entonces..

Pero lo cierto era que estaba tan dolido, que no pudo evitar mostrarse frío con él durante el resto del fin de semana. Y Jungkook, o no lo notó o no le importó, porque no hizo ningún comentario cuando el sábado por la noche se apartó de él en la cama; en lugar de abrazarlo como Jimin habría deseado que hiciera, Jungkook se dio media vuelta también y se quedó dormido mientras el lloraba en silencio.

Tenía que poner fin a aquello, se dijo Jimin el primer día que pasó sin él en el apartamento, después de que el domingo se marchara sin mirar atrás. Tenía que dejar de desear algo que Jungkook nunca podría darle y disfrutar cuanto pudiera de todo lo que tenía: un marido encantador, atento e increíblemente guapo que además iba a poner todo lo que estuviera en su mano para que aquel matrimonio funcionase.

....

Un príncipe para un millonario ━ KookminWhere stories live. Discover now