𝐂 𝐇 2 ♧

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La puerta fue abierta abruptamente provocando un fuerte sonido, alertando a las sirvientas de la gran mansión.

—Abran paso—. exclamó mientras comenzaba a subir por las grandes escaleras y llevaba el cuerpo del omega quien se retorcía entre sus brazos.

Finalmente había llegado el día, había estado esperando esto desde hace mucho, al fin podría ayudar a su Omega en el proceso del celo.

—Preparen todo lo necesario—. Dio un grito para dirigirse a la habitación principal. Pero grande fue su sorpresa que el Omega comenzó a alejarlo y forcejear para que lo soltará.

—Yo se que estás desesperado cariño, pero en unos momentos te haré sentir bien—. Cómo si esas palabras fueran la gota que derramó el vaso, él rubio saco fuerzas de lo más adentro de su ser y mordio uno de los brazos del imponente alfa, sacandole un quejido y aprovechando la situacion para bajarse del gran cuerpo del alfa.

Corrió hacia la gran habitación no sin antes cerrarla con seguro, y colocar una de las sillas de la pieza para evitar que alguien intentara atraparlo.

Su cuerpo ardía en llamas, estaba totalmente empapado y sus piernas temblaban con cada paso que daba.

Con la poca energía que aún su cuerpo tenía, se dirigió a un baúl algo polvoriento y viejo que escondía bajo la gran cama, dónde con sus manos titiriteando saco varias cosas, unas prendas de ropa como camisas muy elegantes de colores oscuros y claros, que al sacarlas de una de ellas cayo una foto, tomándola entre sus dedos de manera delicada pudo observar una pareja manteniendo un momento intimo. Una lágrima resbaló de sus hermosos ojos, volviendo a colocarla en el fondo de este no sin antes dejar un beso sobre el papel arrugado y desgastado de la fotografía.

Cerro el baúl de manera lenta y torpe, colocándolo en su lugar. Subiéndose sobre las suaves telas de la cama, puso las camisas sobre esta de forma desarreglada, para colocarse en el centro.

Comenzó a acurrucarse, mientras tomaba una del montón, una color azul cielo, y la dirigía a a su rostro, justo a sus fosas nasales dónde comenzaba a oler el escaso aroma ya casi inexistente, pero que logro calmarlo. Su dolor se fue.

Aquella fragancia que conocía perfectamente, aquella que en algún momento lo protegió y le ayudo en momentos como este.

Sus ojos comenzaron a cerrarse, cayendo en profundo sueño, uno dónde ese alfa pelinegro lo abrazaba, lo llenaba de besos y lo abrazaba con sus fuertes brazos.

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No sabía cuánto tiempo había pasado, pero entendía que había dormido demasiado pues era de noche, la luz de la luna se colaba por la gran ventana.

Se sentía mucho mejor, el dolor se había disminuido y la necesidad de sexo y mimos se había esfumado.

Separándose de la cama, comenzó a quitar cada una de las prendas para guardarlas de manera delicada en aquel baúl que le traía tantos recuerdos, acomodó la gran cama y se dirigió al baño, una ducha lo haría sentir mejor y le lavaria el cuerpo pues estaba lleno de fluidos.

No pasaron tantos minutos cuando salió de la regadera, ya vestido con una larga bata, mientras se secaba el cabello.

—Namjoon debe de estar preocupado—. Soltó para si mismo, dirigiéndose a la puerta quitando la silla que impedía el paso, giro el pomo de la puerta, y ahí lo encontró, sentado en el piso frente a la habitación.

El alfa levanto la vista y se topo con los ojos curiosos del omega, levantándose a paso rápido llegó al rubio y lo tomo de los hombros para atraerlo a sus brazos.

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⏰ Last updated: May 20 ⏰

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Señor Jeon ♤ KookminWhere stories live. Discover now