«No. Tal vez no es así. Tal vez los errores de una persona favorecen a otra. Tal vez las caídas sólo sirven para tomar aire, y seguir corriendo. Para sanar heridas. Para que esperes a que llegue alguien... y te enseñe cómo amar otra vez.»
Porque inc...
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Maratón por primer fin de semana 3/3
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Capítulo VIII
Soy un caso perdido
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Los fines de semana eran tan pacíficos que no le molestaba despertar temprano, ni por su trabajo.
Toda la casa estaba en total silencio durante ese par de horas, con sus hijos durmiendo. Nada más que algunos pajaritos cantando, cuyo ruido podía entrar por la ventana. Uno que otro auto pasando por la calle, luz solar entre ambas cortinas: había dejado de llover en algún punto de la noche, pero no estaba seguro de cuándo.
Sus músculos agradecieron cuando se estiró con cierta pereza sobre la mullida cama, únicamente deseando quedarse acomodado por un rato más, olvidar el mundo exterior. Aunque no podía, había mucho trabajo por hacer aún: terminó obligado a levantarse, tomar una bata y peinarse usando los dedos. Acomodando las mantas sobre el colchón y almohadas, antes de que pudiera salir rumbo al pasillo, bostezando. Mirar dentro de habitaciones como si fuera una ronda de vigilancia mañanera, en realidad, era un hábito de todos los días.
La primera alcoba: Cus dormía hecha bolita, muy habitual. No como Vados, quien parecía haberse metido en una pelea contra sus sábanas, puesto que estaban en el piso y ella tenía los pies sobre su cabecera. Recogió todo en silencio, tapándole antes de salir. Bueno, pues el cuarto de las niñas siempre estaba ordenado.
