—¿es broma, cierto? ¿Mamá estuvo de acuerdo con esta idiotez? — sus cejas se fruncieron mientras miraba a la hermosa chica junto a él, Megan le sonrió como si no estuviera a unos pasos de cometer una estupidez.—¡Mamá me dio el si! Podemos proceder— gesticulo mientras exagero su voz para sonar más cómica, algo que le saco una sonrisa al estoico rostro de Ovidio— ya veraz, el tatuaje quedará tan bonito que sentirás envidia.
Ovidio ya no pudo mantener una expresión sería y su rostro se torció hasta formar una sonrisa que se convirtió en una alegre carcajada. Su hermana tenía la habilidad de hacerlo sonreír con las cosas más tontas.
—¿Pero en serio tiene que ser la figura de un escorpión? ¿Por qué no otra cosa? —pregunto calmando su risa, sintió que le dolía el estómago de tanto reír; así eran los momentos con su hermana, brillantes y alegres, otras veces reflexivos y otras pesado, pero no había momento en que no le gustara estar junto a ella.
—Bueno, creo que es obvio pero es por que nací en noviembre— Megan sonrió causando que una pequeña hojuelas se formara en su mejilla derecha. Ovidio simplemente amaba verla así.
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“un sueño “
Eso fue lo primero que le vino a la mente tan pronto como abrió los ojos, al fin había encontrado un momento de descanso después de un largo día intentando sobrevivir en este bosque, quizás fue el primer descanso real que se tomó desde que entró en esta novela.
Se sentó sobre el suelo donde se encontraba descansando y miro sin expresión a un punto fijo frente a él, quería descansar pero no quería pensar en personas que no podía ver, todo eso solo hacia que su pecho doliera innecesariamente.
“No necesito tratar con estas emociones ahora, tengo que centrarme en sobrevivir “
Apoyo su rostro contra las palmas de sus manos y tomó algunas respiraciones profundas para calmar (o aplastar) sus emociones agitadas, las primera respiraciones fueron un poco temblorosas como las de alguien al borde del llanto pero después de unas pocas más logró respirar con normalidad.
—¿Qué te agita tan temprano? — levanto la mirada hacia el dueño de esa voz chocando miradas con un par de ojos azules que daban la impresión de brillar hasta en la oscuridad, como un par de gemas muy afiladas.
No respondió de inmediato, el hombre militar se encontraba mejor que la primera vez que se vieron y ahora podría hablar con normalidad, solo que sus heridas físicas no se habían recuperado y era mejor que se quedará dentro de la nave la mayor parte del tiempo.
De alguna manera, tener a alguien con quien conversar y cuidar consuela en cierta medida además de ayudar a distraerlo de pensamientos que le provocaban dolor. Algunos dirán que lo estaba usando para su propio bien pero a Ovidio eso poco le importa, de una manera o de otra, ambos se estaban usando entre sí.
—… No es nada, Dave— se puso de pie luego de responder, el militar le había dicho que su nombre es Dave, siendo honesto no estaba seguro de cuanto creerle, pero si el militar le estaba diciendo la verdad o no era irrelevante ante la situación actual por lo que no insistió en preguntar más a fondo.
Tomo la bolsa de tela que había dejado cerca suyo la noche anterior y revisó el interior percatándose que quedaba poca comida pero la suficiente para no morirse de hambre por lo menos hoy. Ovidio tomó un pedazo de metal de esos que se desprendieron de la nave y colocó la fruta restante en ella.
—Aquí tienes Dave, come esto mientras salgo por más— dejó el ‘plato' con frutas al alcance del hombre, como aún estaba herido por ahora debía salir solo a buscar recursos para la supervivencia de ambos.
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Transmigrado a un jodido ABO
RomanceOvidio tenía un problema, un enorme problema; había entrado en una novela ABO donde la gente era peor que animales. Bien, en realidad no es tan grave desde que solo cumplia el papel de un extra. El problema de Ovidio es que odia absolutamente la te...