"Yo también dije 'no pasa nada' cuando pasaba de todo.
Me encontraba en medio de una tormenta emocional, tratando de mantener una fachada de calma mientras mi mundo se desmoronaba. Las palabras 'no pasa nada' se convirtieron en mi escudo, mi manera de protegerme de las preguntas y preocupaciones de los demás.
Era mi forma de mantener la compostura, de no mostrar debilidad, aunque por dentro sentía que me ahogaba en un mar de incertidumbre y miedo.
Cada vez que alguien me preguntaba cómo estaba, mi respuesta automática era 'no pasa nada'. Pero en realidad, todo pasaba.
Las noches eran largas y llenas de pensamientos que no me dejaban dormir. Los días se convertían en una lucha constante por mantenerme a flote, por no dejar que las emociones me abrumaran. A veces, me miraba al espejo y apenas reconocía a la persona que veía. Pero aún así, seguía repitiendo esas palabras, como si decirlas pudiera hacer que se volvieran realidad.
Con el tiempo, me di cuenta de que decir 'no pasa nada' no solucionaba mis problemas. Aprendí que está bien admitir que no estoy bien, que pedir ayuda no es un signo de debilidad sino de valentía.
Empecé a abrirme a las personas que me rodeaban, a compartir mis sentimientos y dejar que me apoyaran. Y aunque no fue fácil, poco a poco, el peso en mi pecho comenzó a aligerarse.
Entendí que no tenía que enfrentar mis batallas sola, que a veces, compartir el dolor puede ser el primer paso hacia la sanación.
Ahora, cuando alguien me pregunta cómo estoy, trato de ser honesto, porque sé que está bien no estar bien."
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LO QUE PIENSO
RandomHi con mucho entusiasmo, les presento mi libro, una obra nacida del corazón de una chica de 16 años que busca cumplir sus sueños a través de las palabras. En estas páginas plasmé mis emociones, mis pensamientos y mis anhelos, con la esperanza de que...
