Caminos Reencontrados: Al fin juntos_(Radiodust)_[Tercer libro]

Capítulo 31: "Pequeña charla"

Capítulo 31: "Pequeña charla"

Caminaba por las calles rumbo a las afueras de la cuidad en búsqueda de la mansión que hace días fue casi destruida por completo. Tarareaba una canción popular de su época mientras caminaba tranquilamente. Pero en un abrir y cerrar de ojos la cuidad había desaparecido y él se encontraba en una habitación vacía, un plano diferente.

—Hola, querido ¿Cómo estás? Hace mucho no hablamos—el ciervo gachó sus orejas—Bien—fue lo único que dijo. La mujer sonrió y se acercó a él.

—¿Preparado para el exterminio?—dijo la mujer, el ciervo suspiró—Mas o menos—dijo. La mujer río.

—Tranquilo no tienes de que preocuparte tú solo sigue el plan y listo—dijo la mujer—Lilith, ¿Exactamente como planeas usarme?—dijo el ciervo.

—Bueno, cómo sabes nuestro objetivo es acabar con todo este lugar y nuestro blanco es Lucifer, debemos alejarlo de todos, que quede indefenso y bastante débil—la mujer hizo una pausa.

—Veras, ellos tienen como principal obligación mantener a su rey en el mejor estado, así que ellos van a pelear hasta el punto de tal vez morir con tal no dañen a Lucifer. Pero, al acabar con cada uno de ellos dejaremos a Lucifer sin nadie que lo defienda, solo el contra un gran…pero gran ejército de exterminadores—la mujer hace una pausa.

—Alli es donde entras tú. Mira, Lucifer llegará tarde a la batalla gracias a una pequeña visita. Ahí tú aprovecharas y te ofrecerás para luchar contra Adam; para entretenerlo, entonces Adam va ha herirte; pero no muy gran, y entonces tú desaparecerás. Eso preocupará a Lucifer y hará que este algo distraído—la mujer hizo una pausa.

—Justo en ese momento tu aparecerás herido, Lucifer al verte enloquecerá y matará todo a su paso, pero…eso solo lo expondrá más y hara que los exterminadores tenga cierta ventaja—la mujer río.

—Y con unos pares de armas angelicales quedará muy débil, será fácil de matar—dijo la mujer. El ciervo gachó sus orejas.

—Oh~…tranquilo…verás que todo saldrá bien—dijo la mujer—Lilith, los ayudaré con su plan, pero no quiero que le toquen un solo pelo a la araña—dijo el ciervo.

—Vamos, sabes que tú y tu amorcito estarán bien. Claro si es que colaboras—dijo la mujer. El ciervo suspiró.

—Ok, los ayudaré—dijo el ciervo—¡Excelente decisión! Nos vemos en el exterminio y ya sabes que debes hacer. Confío en que serás inteligente y cumplirás con tu parte—dijo la mujer. El ciervo asintió y la mujer rio, su risa se desvaneció en la habitación al igual que ella y entonces unas voces se escucharon a lo lejos.

—¿Que haces aquí?—

El ciervo cerró y abrió los ojos, se encontró con los hermanos del arácnido y se sorprendió bastante al tenerlos al frente.