Primer beso

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Spreen realmente se está arrepintiendo de estar en esta fiesta apenas comenzaron a sacar todas esas botellas de alcohol y a poner juegos estúpidos donde terminabas metiéndole la lengua a cualquier persona en la habitación.

Ella solamente aceptó el ir por petición de sus padres.
No querían que cada fin de semana estuviera encerrada jugando videojuegos o desvelandose al ver series extrañas.
Por lo que de alguna forma terminaron enterándose de una fiesta que se llevaría acabo en casa de uno de sus compañeros de colegio.
¿Cómo pasó?
Ella piensa que le preguntaron a todos los estudiantes si sabían de alguna fiesta ese fin donde pudieran meter a su hija sin el riesgo de terminar en algún lugar desconocido.
Y sacaron el tema justo un día antes de dicha fiesta, luego de saber que no tenía tareas pendientes, ya que así no podría sacar alguna excusa.
Creyeron que seria buena idea que su hija socializara con otras personas.
Salir de su rutina.
Alocarse un poco.
Eso sí, el beber alcohol tenía que ser con moderación. Tampoco iban a prohibirlo porque seguramente ella lo haría a escondidas y era mejor darle permiso, quedaba en ella si lo haría o no.

Quiso negarse, pero fue tanta la insistencia y el prometer que si no le gustaba esto dejarían de molestar con el tema que terminó aceptando, solo agregando que se llevaría a a Roier y Carre por "seguridad" ya que seguía siendo una chica y estar entre adolescentes idiotas no podría ser tan seguro.

Estarían un par de horas ahí, se aburrirían, buscarían otra diversión y volvería a casa a una hora "normal" después de una fiesta.
¿No?

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No salió bien.
No sabe en que momento los perdió de vista y se negaba a irse sola de ahí.

Suspiró frustrada buscando un lugar más callado para intentar llamarles, ya en caso extremo, pedirle a sus padres que pasarán por ella.

El olor a alcohol y ver a tanta gente casi tragándose le estaba enfermando.
Tenía que encontrarlos como fuera, que tampoco daría explicaciones de porque sus amigos regresaban oliando a alcohol o algo más, totalmente perdidos, quizás sin dignidad o en el mejor de los casos sin teléfono.

Y mientras Spreen hacía eso.
El pobre de Roier intentaba escapar de un muy amoroso y borracho Carre que lo había arrastrado hasta aquel juego llamado "7 minutos en el paraíso".
Mínimo agradecía que era usando una baraja de cartas y quien tuviera el número más grande elegía quienes entrarían al armario.

Puede que usase su habilidad con el juego a su favor. Siendo mayormente él quien obtenía la mejor carta. Provocando con ello que todos tuvieran que cumplir con lo estipulado en el juego, menos él.
Lastima que la suerte no le duraría cuando Juan obtuvo el rey y lo obligó a entrar al armario con Carre.
Claro, debió esperar que hiciera eso.
Parecía que seguía con algo en contra de ellos desde niños.
¿Acaso no se sabía la de superar?

Nadie le obligaba a seguir ahí pero si se negaba quedaria como un cobarde.
Y él podría ser muchas cosas menos eso.

Tomó la mano del castaño y apenas entraron la puerta fue cerrada con llave, dejando al pobre de Roier encerrado con un bastante "felíz" Carre quien no pareció darse cuenta que aquellas piñas coladas tenían más que un toque de alcohol.
O quizás sí pero no pensó que fuera lo suficiente para ponerse tan mal.

Bien podían fingir que se besaron y listo.
No había porque hacerlo de verdad.

— Te recuerdo que te pusimos labial que brilla, si Carre no trae lo mismo al pasar los 7 minutos, te encerraremos otra vez ahí.— dijeron tras la puerta.

Mierda...
Tenía que hacerlo.

Buscó a ciegas el interruptor de la luz, dudando de si era mejor hacerlo a oscuras o viendo a su amigo a la cara.

"Al mal pasó darle prisa..."

Pensó mientras tomaba al castaño por los hombros, se acercó mas a él y cerro sus ojos queriendo imaginar que estaba en otro lugar.

Y no es que él creyera que el primer beso tuviera que ser especial, pero realmente hubiera querido hacerlo en un lugar diferente, no en un espantoso armario con olor a humedad en casa de un chico que no conocía del todo bien y que estaba bastante seguro que lo detestaba.

Sus labios se colocaron sobre los ajenos, dió algo de pelea pero tenía que hacerlo ya, sin pensarlo.

Intentó dar lo mejor de sí, de algo debía servir tantos besos de práctica con la pared.
Tampoco quería quedar en ridículo por no saber dar un beso más allá del típico de "piquito"
Le sintió temblar, provocando algo diferente. Como si tuviera que seguirle besando por un momento más.

Sus manos se colocaron sobre la cintura de Carre mientras su lengua se abría camino entre el beso.
No sabe cuanto tiempo estuvo besándole hasta que el aire fue necesario.
Jadeó recuperando la cordura, sintiendo que esto sería una anécdota divertida de peda.
En algunos años.
De la cual dudaba contarle a cierta amiga suya de aquí a que fuera su lecho de muerte.
Esperen.

¡¿Dónde dejaron a Spreen!?

— Bueno, podemos decir que fue un beso acá de chill. ¿No, Carre? — dijo entre risas algo incomodas mientras aún mantenía el agarre en su cuerpo.
Solo en sus sueños locos imaginó algo asi.
Y estaba sorprendido de los suaves que eran los labios de su amigo.
Quizás si era bi.
Porque seguía sin olvidar como empezó su cercanía con Spreen cuando creyó que era un chico.

Ahora volviendo a lo importante.
¿Dónde estaba Spreen?
Por estar cuidando a Carre olvidó que ella estaba también ahí.
Ahora debían salir.
Encontrarla.
Ir a casa y actuar como si nada de esto hubiera pasado.
Sí, eso.
No quieren más sorpresas.

— Creo si podremos abrir desde aquí, solo necesito ver la cerradura. comentó mientras lograba alcanzar el interrumpir de la luz para poder ver con claridad, encontrándose con un par de ojos violetas mirándole con un expresión de shock.— ¿¡SPREEN!?— le soltó rápidamente mientras se hacía para atrás, tropezando con un dormido Carre que se había enredado en un abrigo y pensó que el suelo era bastante cómodo.

¿En qué momento...?
¿Por qué..?

Puta madre.

No beso a Carre.
Beso a Spreen.
Su primer beso fue con Spreen.

¡Beso a Spreen creyendo que era Carre!
¿Debía sentirse feliz o enojado?
¿O confundido?

Se llevó ambas manos al cabello, dándose de tirones por lo estúpido que se sentía ahora.
Dejando a la pobre morena asimilando lo sucedido.

Ella estaba en el armario desde hace rato para su mala suerte y si, había estado escuchando como todos los que entraron se metieron la lengua y quizas otras cosas en la boca.
Justo cuando pensaba en irse fue que escucho la voz de Roier, sintiendo su sangre hervir por pensar que por esto la había abandonado.
Iba a darle un golpe cuando él fue más rápido y la sometió contra la pared, ni tiempo tuvo de gritar cuando sintió ese beso que le robó todas las fuerzas.

Quiso alejarlo porque sabía que esto no tenía porque pasar.
Lastima que fue inútil y terminó cediendo.
Queriendo llevar el mismo ritmo que el castaño aún cuando el tema de los besos no era para nada su fuerte, apretó el agarre que tenia sobre él y solo volvió en sí cuando la luz se encendió.

Volvieron a mirarse, siendo Roier quien no podía terminar de aceptar que había besado a su mejor amiga dentro de un armario. Claro que tenía sentimientos por ella, pero quizas está no era la forma de demostrarlo.
Ojalá Spreen no le odiase.

Teniendo este debate dentro suyo sin saber que había dejado a la morena con su corazón acelerado y quizás agradeciendo un poco a su buena/mala suerte de ser quien obtuvo aquel beso.

— Roier/Spreen.— hablaron al mismo tiempo provocando un rubor en sus mejillas.

Sin poder decir algo más cuando la puerta se abrió dándoles varias miradas de sorpresa al ver que había pasado ahí.
Solo el labial corrido quedaba como prueba de aquella travesura.

Quizás la fiesta no fue tan mala idea...


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¿Los asusté?
Jsjs

Sp(reen)ring/PrimaveraWhere stories live. Discover now