Extra. Honey Moon.

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El agarre de Lisa contra mi mano, se hizo más fuerte al cruzar hacia el hotel de nuestro primer destino, Tailandia. Lo primero que quiso realizar Lisa fue enseñarme su cultura, pude ver su cara llena de emoción, por lo que no dudé en aceptar.

Además de Tailandia, recorreríamos al menos un país por continente, posteriormente iríamos a Egipto, París, disfrutaríamos de las playas del caribe y finalmente acabaríamos en Australia para regresar a Corea.

Fue lo que Lisa llamó, la vuelta al mundo en 3 semanas.

—Tengo tanto por enseñarte, Nini, que no sé si me alcance el tiempo— solté su mano y me aferré a su cintura.

—Lo que alcancemos a ver estará bien, corazón— hablé para tranquilizarla. Ingresamos al hotel tomadas de la mano y subimos, como no, hasta el último piso.

—Espera Nini— pronunció, la puerta ya estaba entreabierta, pero dejé de sentir el suelo de la nada y solté un grito— hay que seguir las tradiciones— Lisa me había cargado, su mano quedó debajo de mis rodillas y la otra en mi cintura, dejando la posibilidad a aferrarme a su cuello.

—¡No me tires, no me tires!

—Claro que no preciosa, nunca— rio ante mi desesperación, empujó la puerta con un pie para terminarla de abrir y cruzo conmigo en brazos—¿Ves? Como recién casadas— soltó de manera risueña, antes de bajarme, estiró su cara hacía a mí dando a entender que quería un beso en la mejilla y con gusto se lo di— Me haces tan feliz Jennie— dijo para al fin dejarme bajar de sus brazos.

—¿Puedes ver lo feliz que me haces tú a mí?— mi cara ya dolía de lo mucho que había estado sonriendo estos últimos días, Lisa asintió con energía. Sí, parecíamos una pareja recién casada y muy empalagosa y nunca lo cambiaría por nada del mundo.

—No sé qué haremos primero, quiero hacer todo a la vez.

—Será difícil que nos dé tiempo de ver todo Lis, está precioso, creo que ni siquiera podremos pisar la habitación— terminamos de entrar y comenzamos a explorar, la habitación era sumamente espaciosa, caminé hasta el balcón y pude ver que también contábamos con un jacuzzi— me retracto, tendrás suerte si me puedes sacar de aquí.

Suspiré de manera audible cuando sentí el pecho de Lisa pegado a mi espalda, el calor de sus manos cubría mi cintura, produciendo leves cosquillas por donde posaba sus dedos.

Fijé mi vista en sus manos, eran grandes, básicamente cubrían toda mi cintura, haciéndola ver diminuta, el relieve de ellas era espectacular, las venas se marcaban levemente dándole un aspecto sexy.

No lo pude evitar y paseé las yemas de mis dedos sobre ellas, recordé que fue casi de lo primero que me atrajo de Lisa, se acercó más a mí y así pude sentirla en cada centímetro de mi espalda, recliné mi cabeza para que mi cuello quedara expuesto.

—Tienes dos opciones, — susurró en mi oreja para empezar a besar mi cuello— te puedo llevar a ver el templo del amanecer o te puedo hacer ver el amanecer— el tacto húmedo de sus labios me hizo estremecer al sentir también su respiración chocar contra mi piel.

Movió una de sus manos de su agarré para comenzar a acariciar mi brazo de arriba hacia abajo, esta mujer sabía exactamente qué era lo que me volvía loca.

—Qué difícil decisión— solté en un nuevo suspiro. En respuesta, sentí sus dientes rozar mi piel— bueno, creo que después de todo no sería tan difícil— percibí su sonrisa contra mi piel y de un momento a otro, me volteó para quedar frente a ella.

—Bueno, entonces habrá que ponerme a trabajar— habló antes de besarme de manera lenta, lo opuesto a lo que esperaba.

Sus manos acunaron mi rostro con extrema delicadeza, como si quisiera acercarme más a ella, aunque fuera imposible. Nuestros labios se estaban encontrando en roces tímidos, suaves, húmedos.

Paper Rings |Jenlisa| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora