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La Corporación Capsula jamás le había parecido tan agradable de volver a ver a la saiyajin. Tal sentimiento solo se le podía comparar como cuando regresó de Namekusei.
Su madre estaba afuera, como siempre regando las plantas que adornaban su jardín. No tardo en notar la llegada de su hija junto a su esposo y se acercó de manera alegre a saludarlos.

— Hola mi niña, veo que ya regresaron.  Oh y vienes con Vegeta, se ve igual de encantador que siempre. También el joven que viene con ustedes es muy guapo. — dijo refiriéndose por último a Trunks. Una risita amenazó con salir por parte de su hija, adoraba cuando se refería a Vegeta de esa forma. — Supongo que eres amigo del apuesto Vegeta.

— Hola mucho gusto en conocerla... — el joven rascó su nuca ante los nervios.

— Mamá ¿Bulma aún no a regresado?

— No estoy segura querida, pero mira allí viene tu padre. — señaló. — Tal vez sepa algo.

— Muchachos, que alegría verlos. Bulma acaba de llamarme por teléfono, esta en camino.

— Entonces aun no regresa del templo sagrado. — mencionó con cierta decepción. — Papá, Krilin tiene algo para ti y Bulma, te encargaré por favor eso. Mientras tanto aprovecharé que estamos en casa para cambiarme este traje. Y puedes ponerte cómodo Trunks, diría que te sintieras como en casa pero en verdad lo es, así que...

— Descuida madre. — asintió sonriente.

Habiendo dicho eso, T/n no tardo en dirigirse a su dormitorio dejando por completo confundida a su madre tras escuchar el nombre con el que se refirió al joven a su lado y la forma en que él la llamo madre. 

El cuarto estaba tal como lo dejó hace unos días, los empleados que atendian la casa no solían entrar en el ya que lo tenían estrictamente prohibido más que nada por Vegeta quien preferia que esa parte de la casa conservará la privacidad total para ellos. 
Buscó en el mueble que guardaba su ropa, un viejo dogi de pelea que hacia mucho no utilizaba. Era idéntico al que solía vestir cuando los saiyajines llegaron a la tierra, tenía inscrito el símbolo que les fue asignado tanto a ella como Goku y Krilin al ser entrenados por el maestro Roshi con el estilo de pelea kame. Varios recuerdos regresaron a la saiyajin al utilizar aquel doji de color naranja, atesoraba tanto los momentos vividos en su infancia que no creyó que algún día formaría recuerdos aún más preciosos, hasta que llegó su orgulloso príncipe y formaron lo que ahora era para ella lo más importante, su familia.

Estaba aun acomodando por último una de sus muñequeras cuando se volteó a mirar como alguien abría la puerta con cierta furia.

— Tenemos que hablar mujer.

— No tengo nada que hablar contigo. — respondió sin mirarlo y fingió jugar con su muñequera. — Aun estoy muy enojada como para hacerlo. En verdad no me cabe en la cabeza como alguien puede poner tan en riesgo a su familia por sus patéticas ganas de demostrar su poder. — continuó diciendo de manera calmada y seria. Había tantas cosas que quería decirle, por que ahora en verdad creía que su futuro era incierto. Pero se detuvo al notar sus ojos sobre ella, que la recorrieron de una forma como nunca antes lo había hecho, causándo un leve rubor en sus mejillas.

Vegeta recordó haberla conocido con ese mismo traje y fue en esa primera impresión que supo cuanto deseaba a esa mujer para hacerla suya.

— Bien, no hace falta que hablemos. — dió vuelta sus ojos.

El guerrero no pudo resistir un segundo más sin tenerla bajo su dominio, solo para él.
Se abalanzó contra ella; un movimiento que la saiyajin pudo notar a metros.  Posó ambas manos en su espalda para atraerla más. Estaba casi seguro que eso la enfadaria, hasta esperaba un golpe de su parte, alguna negacion, pero al parecer sus besos la hicieron ceder.

Dragon Ball // Vegeta y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora