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Yeonjun lo sintió antes de verlo.

Fue sacado de su cama con fuerza y despertado de su sueño de inmediato. Había conseguido apagar su mente por un instante, y ahora estaba siendo atacado.

La persona usaba un pasamontañas y una capucha, no lo pudo ver. Entonces el extraño vestido de negro acercó un pañuelo a su rostro. Luchó, pero aún estaba adormecido y se había dado un golpe al caer de la cama.

Y volvió a quedarse dormido.

Hasta que la extraña sensación de estarse ahogando lo despertó.

—¡Mierda!

Era la voz de Soobin.

Intento usar sus manos para ayudarse a limpiarse un poco sus ojos y se dio cuenta de que estaban atadas detrás de su espalda en la silla donde lo habían sentado. Al abrirlos se horrorizó. Su cuerpo estaba completamente inmóvil, pero no había ninguna soga visible.

Casi como lo que Taehyun le había hecho aquella noche que se enteró de que era un pseudo vampiro.

A su lado Soobin se retorcía en una posición similar a la de él.

—Deja de moverte, idiota.

Por fin escucho a Taehyun al otro lado.

El chico parecía tranquilo. Casi como si esa silla hubiese sido el lugar donde el mismo había elegido sentarse.

—¿Dónde estamos?—Preguntó Yeonjun.

—Si no estoy mal, en el edificio sede del consejo.—Dijo Taehyun, sorprendiéndolos a ambos.

Fue cuando Yeonjun se fijó realmente en el lugar.

Parecía un antiguo salón restaurado. Toda clase de arte y pinturas los rodeaban, el techo y el piso parecían estar hechos de mármol.

Una enorme mesa de forma rectangular ocupaba gran parte del espacio, y había varias sillas al rededor. Era como una sala de reuniones súper extravagante. Ellos tres estaban retenidos en el fondo del salón.

—Y no estás mal, Taehyun.—Un hombre había entrado.

Era alto.

Vestía completamente de negro, con un pantalón de vestir y un suéter de cuello alto. No se lo veía ni joven ni viejo. Pero había una severidad en su rostro que parecía denotar sus años de vida.

—Tío Nam.

Yeonjun jamás había oído la voz de Taehyun sonar tan debil.

El hombre lo miró molesto.

—No me llames así cuando y desobedeces tan deliberadamente mis órdenes.

—Pero yo...

—¿Qué te dije de acercarte a las brujas?

–Que no lo hiciera.

—Ah, al menos lo recuerdas.—El hombre se notaba enfurecido. Taehyun bajó la cabeza.

—Lo siento.—Murmuró.

—Específicamente te pedí que no hicieras nada que pudiera poner a Yeonjun en el foco de los demás, Taehyun, estoy decepcionado.

—Lo lamento, ¿está bien? Creí que podía ayudar...

—¡Empeoraste la situación! Se supone que debía vivir una vida normal, lo primero que hiciste fue contarle sus orígenes.

—¡Él nos descubrió!

—Fueron descuidados.—Dijo esta vez mirando a Soobin.

—Lo sentimos, señor.

Síndrome de Alejandría | YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora