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OTRO PORQUE HOY ES MI CUMPLE Y ESTE CAPÍTULO ES MUY ESPECIAL PARA MÍ, GRACIAS POR SALUDARME, LAS QUIERO MUCHO, ESPERO LO DISFRUTEN❤️


POV DRACO MALFOY

Me levanté de golpe, la ira ardiendo en mis venas como fuego líquido. Las palabras de Theo resonaban en mi cabeza, cada una de ellas clavándose profundamente en mi corazón. No podía quedarme allí ni un segundo más.

—Me largo. Ahora ya sé cómo arreglar este maldito problema —dije con una frialdad que sorprendió incluso a mí mismo.

Theo se levantó de inmediato, su expresión tan determinada como la mía. Podía ver en sus ojos una mezcla de remordimiento y resolución.

—Detente, Draco —dijo con voz firme.

Me giré, furioso, dispuesto a gritarle, pero Theo sonrió maliciosamente, esa sonrisa que siempre precedía a algo peligroso.

—Te acompaño. Yo también tengo cuentas que saldar.

Daphne, aterrorizada, intentó detenerlo, sus manos temblorosas extendiéndose hacia él.

—Theo, por favor, no lo hagas —suplicó, con lágrimas en los ojos. Su voz era un ruego desesperado, llena de miedo y confusión.

Theo la detuvo con una sola mirada, una mezcla de firmeza y cariño. Sus manos se posaron suavemente en los hombros de Daphne, tranquilizándola.

—Tengo que hacerlo, Daphne. Por nosotros. Por todo lo que hemos pasado —dijo, su voz suave pero resuelta. La besó en la frente, un gesto breve pero cargado de significado, antes de apartarse.

Nos desaparecimos y aparecimos en las afueras de la mansión Travers. El ambiente estaba cargado de tensión y sombras, el viento frío de la noche soplaba siniestramente entre los árboles, creando un aullido inquietante que parecía reflejar la oscuridad de nuestras intenciones.

Nos agachamos tras unos arbustos, observando la imponente mansión que se erguía ante nosotros. Las luces dentro parpadeaban, creando sombras fantasmales que danzaban en las ventanas.

—Necesitamos un plan —dijo Theo en voz baja, sus ojos brillando con una determinación oscura. Sus manos trazaron un mapa imaginario en el suelo, indicando puntos estratégicos de entrada y salida.

Asentí, y juntos elaboramos un plan rápido pero efectivo para entrar sin ser detectados. Decidimos separarnos, cubriendo más terreno y asegurándonos de que nadie sospechara de nuestra presencia.

Antes de ingresar, Theo me detuvo, su mano firme en mi hombro. Pude sentir la tensión en sus dedos, la energía que emanaba de él.

—Como los viejos tiempos, amigo —dijo, su voz llena de una mezcla de nostalgia y resolución. Su mirada se encontró con la mía, y por un momento, fuimos los mismos chicos que conspiraban en los pasillos de Hogwarts.

Le devolví la mirada, un breve destello de nuestra antigua camaradería atravesando el oscuro presente.

—Como antes, amigo —respondí, chocando los puños con él antes de separarnos.

Avancé con sigilo por los pasillos oscuros de la mansión, mis pasos silenciosos como sombras. Podía oír el latido de mi corazón resonando en mis oídos mientras me acercaba al despacho del señor Travers. La puerta estaba entreabierta, y una tenue luz se filtraba a través de la rendija, proyectando una fina línea luminosa en el suelo de mármol.

Empujé la puerta con cuidado y entré en la habitación. Allí estaba él, sentado tras su imponente escritorio, con una expresión de superioridad que me revolvía el estómago. Sus dedos tamborileaban lentamente sobre la superficie de madera, un ritmo que parecía burlarse de mi presencia.

LA NIÑERA | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora