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No encontraron una recompensa, pero si algo de trabajo, el resto de las horas mientras esperaban que cayera el anochecer en Tatooine, las dedicaron a acompañar a un comerciante vendedor de agua a cobrar dinero que le debían. Björn y Din no tuvieron que hacer mucho, la presencia de ambos era intimidante así que el comerciante, sin muchas amenazas, logró cobrar su dinero sin inconveniente alguno.

—Su paga—Dijo el hombre, los dos soles de Tatooine ya están por ocultarse en el vasto cielo—Muchas gracias por su ayuda, si regresan de nuevo, regresen a mi tienda, seguro tendré más deudas de cobrar.

Ambos mandalorianos asintieron y, sosteniendo las dos bolsas con créditos se marcharon del negocio del comerciante. Todavía había carne del dragón Krayt así que no tuvieron que gastarlo todo en comida, Din compro artículos de aseo para el bebé y algunas cosas que pensó que necesitaría Koska.

Al regresar al puerto espacial, notaron una fogata de un buen tamaño al pie del Razor Crest. Estaban asando carne mientras Ezra parecía bastante concentrado en explicar que era la orden Jedi.

—Suena como una horda de fanáticos religiosos—Comentó el pequeño niño.

Ezra casi se atragantó con su propia saliva al escucharlo—Habla el que no se puede quitar el casco público.

—Es el camino del Mandalore—Paz decidió apoyar al pequeño aprendiz que estaba sentado junto a él —No somos fanáticos religiosos, Jetti.

El Jedi rodo los ojos al escucharlo, pero guardo silencio ante la llegada de los otros, Koska estaba sentado junto al hombre de cabello negro, sosteniendo a su bebe entre mantas que lo abrigarían del frio desértico de Tatooine.

—¿Qué tal fue? —preguntó la mandaloriana.

Din tomó asiento junto a ella—Fue tranquilo. —Los cascos de ambos se tocaron ligeramente, en sus frentes. —¿Él bebé?

—Es un niño bastante tranquilo, por suerte.

—Lo heredó de mí.

Koska soltó una risita—Lo dudo—Comentó.

Paz se colocó de pie para revisar la carne y comprobar que estaba lista, con ayuda del niño y el Jedi repartieron lo que sería su cena. Paz subió a la zona de pilotaje del Razor, para comer a solas, el niño se encerró en la cápsula de descanso de la nave.

Björn no tenía hambre, y aunque Din si tenía, decidió comer luego de que Koska lo hiciera. Quería darle la tranquilidad para hacerlo, sabía que debía seguir exhausta y cansada. No había descansado de la forma adecuada, de la forma a la que él le gustaría.

—Ve y come, yo cuidaré al bebé.

La mujer asintió, posó con cuidado al bebe en los brazos del mandaloriano y entró al Razor, escondiéndose tras un grupo de cajas que la ocultaban.

—¿Entonces no puedes comer en público? ¿No hay banquetes en grupo, ni beber? —preguntó Ezra con el plato de comida en la mano.

—Puedes beber sin quitarte el casco—Comento Din al Jedi, mientras enfocaba su mirada en él bebé que sostenía. Acaricio su mejilla suavemente y sonrió.

El Jedi hizo una mueca al escucharlo—Aun así, con todo el respeto, me parece absurdo.

—Como a mí el hecho de que los Jedi no puedan tener hijos o pareja. —Respondió Din al joven junto a él.

Ezra se mordió los labios con fuerza—Un Jedi no puede amar porque el amor lleva al miedo, el miedo al odio y el odio al lado oscuro. —Le explico al mandaloriano.

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