Capítulo 26

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Lee Won

El suave aroma a lavanda silvestre llenaba mi ropa, la tela suave de algodón que envolvía mi cuerpo, la delicadeza de las notas del piano que sonaban a poca distancia de mi habitación acompañaban el ambiente melancólico de la mansión; no hace mucho, ignoraba totalmente que existiera un piano en el lugar, nunca lo había visto, pero al parecer, pertenecía a Vladimir, quien se encontraba ejecutando una hermosa melodía con un toque de melancolía.

-No sabía que Vladimir tocaba el piano -le comenté a mi padre, que no se había separado ni un segundo de mí desde el día en el que desperté.

-Es un pequeño hobby que tiene desde niño -respondió de forma calmada, ambos nos quedamos en silencio, apreciando la música.

-Me pregunto... -murmuré-. Sino hubiese crecido en este ambiente, tal vez sería un gran pianista -agregué.

-Puede ser... La vida da muchas vueltas y nunca sabemos lo que pasará en un futuro -suspiró acariciando el dorso de mi mano.

-Lo sé... A veces suele ser tan sorprendente y triste -dije con un tono de amargura.

-No pienses en eso, todo mejorará -se levantó de su silla para envolverme en un abrazo-. Recuerda que el sol siempre sale sin importar qué -me sonrió.

-Pero... ¿Y sí está lloviendo? -sentí mis ojos arder por las lágrimas que amenazaban con salir.

-Pues se formará un hermoso arcoiris, ya lo verás -volvió a su silla al lado de mí cama.

Aún no lograba sacar sus palabras de mi mente, ese día, después de despertar y pedirle a gritos la respuesta del paradero de mi amor, sus ojos me miraron con seriedad al decirme las palabras que casi me hacían morir en ese instante.

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-¡Dímelo! ¡¿En dónde está?! -mis ojos se llenaron de lágrimas-. Responde... por favor...

-Lee Won -su mirada se volvió fría-. Yevgeny y Caesar están muertos, al igual que Taekjoo, ya no existen -sentí mi mundo caerse a pedazos.

Después de tanto, ¿Cómo es posible que todo acabara así?

-Todos están muertos, murieron en la mansión Sergeyev hace dos días -me aseguró.

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-Otra vez estás perdido en tus pensamientos -dijo mi padre sacándome de mis recuerdos.

-¡Oh, lo siento! -me disculpé mirando su rostro, en él, el peso de la edad comenzaba a notarse.

-Tranquilo... Sé que no es para nada fácil enfrentar algo así, pero también sé que eres fuerte -me alentó.

-Gracias papá, sin ti, ya estaría perdiendo -negó con la cabeza.

-No, gracias a ti, por darme un motivo por el cual seguir fuerte -le dí una triste sonrisa, hubiese querido que mamá y papá estuvieran juntos hasta el final-. Te dejo, necesito encargarme de un par de asuntos -se levantó de su silla.

-¿No lo puede hacer Vladimir? -pregunté, mi padre ya estaba viejo para hacer trabajos pesados, su cuerpo era débil.

-No es nada complicado, solo un par de órdenes y ya -me sonrió y se despidió de mí, dejó la puerta entreabierta al salir.

Condena de Rosas | LeeJooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora