²Celos + amor correspondido + pingüinos.

52 9 0
                                    

Jeongyeon y Mina eran compañeras de preparatoria, pero apenas se hablaban. Solo cruzaban palabras cuando les asignaban trabajos en equipo, lo que hacía que sus interacciones fueran breves y formales.

A pesar de la escasa comunicación, Jeongyeon se sentía atraída por Mina. Sabía algunas cosas sobre ella: era japonesa, le fascinaban los pingüinos, amaba la ketchup y era una apasionada de los videojuegos. Jeongyeon había recogido estos detalles al escuchar a Mina hablar con sus amigas en los pasillos o durante el almuerzo.

...

Era miércoles, y tocaba la clase de biología. La profesora ya había llegado al salón y estaba esperando a que todos los estudiantes regresaran, ya que minutos antes había terminado el receso.

Una vez que todos estuvieron en el salón, la profesora comenzó a hablar.

― A ver, chicos, sé que acaban de llegar del receso, pero necesito que guarden silencio un momento.

Al escuchar la voz de la profesora, todos se callaron y prestaron atención.

― Voy a encargarles un proyecto especial. Será en parejas ― anunció.

Antes de que algún estudiante pudiera preguntar algo, la profesora continuó.

― Antes de que empiecen a formar parejas, quiero que esta vez elijan a alguien diferente. Sé que muchos querrán trabajar con su mejor amigo o amiga, y eso está bien, pero intenten hacerlo con alguien distinto esta vez, ¿entendido?

― ¡Sí! ― respondieron los estudiantes al unísono.

― Perfecto, formen las parejas. Mientras tanto, yo anotaré las instrucciones del proyecto y luego se las explicaré ― dijo la profesora.

Sin pensarlo demasiado, Jeongyeon se acercó a Mina. Aunque ya habían trabajado juntas antes, nunca lo habían hecho solas, así que la coreana aprovechó la oportunidad.

― ¿Te gustaría trabajar conmigo en este proyecto? ― preguntó Jeongyeon, tratando de sonar casual.

Mina levantó la vista, sorprendida.

Luego miró a sus amigas, quienes intentaban disimuladamente animarla a aceptar con miradas insistentes.

― Si no quieres, no hay problema, buscaré a alguien más ―dijo Jeongyeon.

― No ―respondió Mina.

Jeongyeon sintió un pinchazo de tristeza, pero no dejó que se notara. Con una sonrisa fingida, añadió:

― Está bien, suerte con su proyecto, chicas ― y comenzó a alejarse.

― Yoo, Minari no ha terminado de hablar ― dijo una de las amigas de la japonesa.

Jeongyeon se detuvo y se giró para mirarlas de nuevo.

― ¿Ah? ― preguntó, confundida.

― Podemos trabajar juntas en el proyecto ― sugirió Mina con una pequeña sonrisa.

― ¿En serio? ― Jeongyeon trató de disimular la alegría que sentía, esbozando una semi-sonrisa.

―Claro, ¿por qué no? ―respondió Mina con una sonrisa tímida.

Ambas mantuvieron el contacto visual, un momento que no pasó desapercibido por las amigas de Mina.

― Chicos, vuelvan a sus lugares. Les explicaré las instrucciones, y al final podrán retomar lo de sus equipos ―interrumpió la profesora, recordándoles su tarea.

― Bueno, me voy chicas, luego vuelvo para ponernos de acuerdo, Myoui ― se despidió con una sonrisa antes de regresar a su banco.

― ¿Por qué acepté? ― se preguntó Mina, cubriendo su rostro con las manos.

 JᴇᴏɴɢMɪ -ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ- ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora