Capítulo 11: Luz, no tinieblas

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Las calles se hallaban abarrotadas de adornos fantasmales y calabazas, era época de Halloween y en Winter Park, al parecer, planeaban celebrarlo por todo lo alto. La escuela, la cual compartía la temática de las calles y en los pasillos solo se hablaba de la fiesta que sucedería esa noche y los disfraces que cada uno usarían, algunos hablaban de héroes, otros de princesas o mosqueteros, y algunos otros de monstruos; parecía que sería el evento del año.

—Buenos días —apareció Jake a mi lado.

Últimamente había cambiado su estado gruñón, por un tono más agradable, aunque seguía enojándose cuando no respondía rápidamente a sus preguntas.

—Hola —correspondí al saludo.

—¿Vas a ir al baile de Halloween? —inquirió él señalando uno de los múltiples posters que llenaban la escuela anunciando la celebración del evento.

—Por supuesto que no, soy cristiana —respondí con un tono de voz que dejaba en claro que su pregunta era de lo más absurda.

Jake me miró como si no entendiera mis razones.

—Sirvo a un Dios vivo, no a los muertos, a un ser de luz no de oscuridad —expliqué—. Además, si buscas en Internet el surgimiento del Halloween sabrás que es una celebración celta en la que se dejaba comida para los espíritus en las puertas, lo que hacen ahora para los niños, así que ya sabes que posición tienen ellos, lo que me da más razones para no celebrarlo.

—Puff, me parece una tontería, es solo una fiesta de disfraces —respondió Jake quitándole importancia a lo que acababa de decir.

—Pues, no debería ser así, el mundo espiritual es más amplio de lo que puedes imaginar —añadí antes de marcharme con un poco de molestia.

Me enojaba que teniendo acceso al conocimiento decidieran ignorarlo por completo. Para mí Halloween era una fecha que no era de celebración, pues la muerte no era motivo de fiesta, aunque todos creyeran que sí.
                      *****
Esa noche luego de volver de la Iglesia, me desmaquillé, puse un piyama cómodo y oré, lista para irme a dormir, pero una vez en mi cama recibí un mensaje de Jake, hecho que me dejó con la boca abierta, nunca, en los dos meses que llevaba en la escuela él me había escrito fuera de horario escolar.

Jake: Buenas noches, Allison, ¿estás despierta?

Allison: No, estoy durmiendo 😴

Quise bromear un poco.

Jake: No me hace gracia tu sarcasmo.

Allison: Eso es porque eres un malhumorado 😝. ¿Qué quieres?

Jake: Solo conversar, es que estoy aburrido.

Allison: ¿No fuiste a la fiesta?

Jake: Me dijiste que era malo celebrar Halloween y después de investigar un poco me di cuenta de que posiblemente tengas razón.

No había pensado que me podía asombrar con Jake más de lo que ya había hecho, pero lo había vuelto a hacer, después del rumbo que había tomado nuestra conversación en la escuela no pensé que tendría ese desenlace.

Allison: ¿De qué te gustaría hablar?

Jake: De cualquier tema.

Me quedé pensativa un instante, no sabía de qué hablar, por lo general conversábamos de temas que surgían de manera espontánea, lo cual no era el caso.

Allison: Al final no pudimos hablar sobre la película de Megamente. ¿Qué te pareció?

Aquel día que habíamos visto la película no habíamos podido hablar, pues lo había llamado su madre con urgencia y se había tenido que ir.

Jake: Me pareció una película bastante profunda para ser de niños, por lo general ese tipo de películas trae personajes planos, en cambio, en esta son personajes mucho más profundos, me gustó bastante.

Allison: ¿Por qué no la habías visto antes?

Jake se tomó su tiempo para escribir, mientras, yo veía una y otra vez como el indicador me decía que estaba escribiendo por intervalos, lo que para mí significaba que no sabía que contestar.

Jake: Mi educación se basó en cosas más prácticas, en ver películas que me formaran para mi futuro como dueño de la empresa de mi abuelo, no tenía tiempo para ver películas que no me aportarán de esa forma.

Escuchar esa respuesta me hizo pensar en un pequeño Jake rodeado por un mundo gris y vacío, estaba claro que no había tenido una infancia con la que todo niño soñaba. Su familia era lo que reflejaba el hombre de negocios en el Principito, donde en vez de admirar las estrellas, prefería contarlas porque creía que todas eran suyas y solo pensaban en tener más, sin perseguir un sueño o apreciar la belleza de la vida.

Allison: Jake, hace unos días te escuché cuando le dijiste a alguien que ibas a retomar tu sueño de ser alfarero en donde lo había dejado.

Tomé la decisión de confesar aquello porque me sentía mal de haber escuchado su conversación privada. Luego de mi confesión dejó de escribir, pensé que ya no respondería, hasta que después de varios minutos contestó.

Jake: ¿Cuánto escuchaste?

Allison: Solo eso, pero quería que lo supieras y también decirte que me alegra que retomes tus sueños.

Jake: Nuevamente tenías razón, la vida sin sueños no es nada.

Allison: Wow, que habré hecho para que Jake Olsen me diga que tengo razón dos veces en una noche.

Jake: No te creas muchas cosa por ello Allison Smith.

Jake: Hablando de sueños, me dijiste que te gustaba dibujar, pero hasta ahora no he visto nada 🤔.

Noté que había cambiado de tema, por lo que decidí no hablar de sus sueños.

Allison: Lo he dejado un poco por la escuela y también por falta de materiales, pero...

Tomé algunas fotos de los dibujos que tenía en una de las paredes de mi habitación para enviárselas y comenzamos a hablar de ellas, pasamos a conversar del arte moderno, donde me alegró saber que Jake concordaba conmigo sobre la pérdida de dinero que había en el arte abstracto, yo no encontraba nada en ellos más que unas manchas sin sentido alguno. Continuamos hablando hasta pasada la medianoche y podía decir sin dudas que había sido la mejor conversación que había tenido con Jake desde que le conocía.

Luz en Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora