Anónimato

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Espera un poco...

6 años más tarde.

Cuando Harry Potter volvió a la escena en la que vió morir a lo que en muchos llamaría "El Hombre Más Valiente Del Mundo", su corazón estuvo vacío. Nuevamente perdía seres amados, o, en este caso, alguien que se preocupaba tanto por él que él mismo era su única razón de vivir. En el camino recordó mil veces aquellas escenas de pánico intenso e intentos de suicidio por los que aquel hombre, Severus Snape, había pasado. Cuando llegó a la escena la sangre estaba regada por todos lados, pero no había cuerpo alguno. Supo que los duendes del castillo eran quienes se encargaron de mover  al hombre para un sepulcro digno, por lo que tomó la decisión de no querer ver más cuerpos esa noche. Con esto era suficiente. Ya no quería saber nada más de ser Harry Potter; el niño que sobrevivió.

Los años pasaron, y Harry Potter forjó su vida al igual que un nuevo legado. Se casó con Ginny y tuvo tres hermosos hijos. Todos con nombres importantes en su vida, todos con una historia detrás de sí. Y finalmente sintió que su vida estaba completa, a pesar de haberlo perdido todo mil veces, a pesar de que la muerte rompió promesas viejas.

-Harry-

-¿, señorita Moore?- Recordaba estar nervioso, habían sido malos días para él y justo se estaban presentando los exámenes. Pero de alguna manera Moore se volvió esa maestra que se mete a la biblioteca para ayudar a los jóvenes a estudiar. Y él, entre todos los estudiantes, solía saber tenerla para sí mismo una que otra vez, claro, lo hacía posible asegurándose de que sus amigos no le siguieran. Y menos Ron, que tenía un pequeño crush en la maestra.

-Deja de llamarme así. Después de todo lo que ha pasado, creo que te has ganado llamarme por mi primer nombre-. El menor sonrojó ante el sentimiento de un lazo íntimo. La mano de la mujer pasa por su espalda hasta su cabello, dejando un escalofrío y una sensación de calidez. Antes no lo hubiera admitido, pero aquella mujer hubiera sido su madre ideal. Y lo fue, almenos en la imaginación de Harry.

O eso creía.

-Algún día Neville y yo iremos a mi país natal de vacaciones. ¿Querrás ir con nosotros?- Preguntó una vez en voz muy baja. Lo recordaba bien, era el año del torneo de los, en aquella ocasión, cuatro magos.

-Maestra...-

-T/N- Ella corrigió.

-Ehm...- Él sonrío con ilusión.
-Sé que suena rarísimo pero... Cuando acabe esto de él torneo y eso, ¿usted consideraría...?- No tuvo que terminar, pues la mujer lo había abrazado dejando los rizos de Harry reposar en su hombro.

-Claro que sí, algún día lo haré-.

***

Regular, así se podría describir la mañana de Harry Potter. Despertaba junto a su hermosa esposa, siempre deseosa de tiempo a solas interrumpido por Lily, la nena de papá. Ella siempre era risueña y también deseaba atención. No podía evitar ser feliz, este era su verdadero sueño; ser el padre que jamás tuvo. Así que lo daría todo por sus hijos, cada día y cada respiro sería para ellos. Pero hubo un solo día que no fue para ellos, esa mañana "regular" cambió su vida por completo.

Desayunó lo normal, unas tostadas rápidamente hechas por una intimidad que tomó un poco más de lo necesario. Un pequeño jugueteo con sus hijos; quienes apenas tenían menos de seis años. Y estaba listo para salir a trabajar un día más. Hasta que...

Corazón de roca (Severus X Tn) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora