"Cuando Obanai se molesta..."
°~°
Obanai esta molesto, no soporta la presencia de absolutamente nadie.
¿Qué por qué?
¡El idiota de Shinazugawa como siempre terminó metiéndolo en sus peleas!
Ahora no solo está castigado en detención, sino que, también termino por completo golpeado con el uniforme arrugado y sucio, lleno de tierra y mugre. Para el colmo el cobarde de Sanemi salió huyendo dejándolo solo ante la autoridad de los maestros, demostrando nuevamente que es un amigo excepcional.
Mira con fastidio al profesor idiota sentado en su pupitre, mirándolo a él, el único alumno del día de hoy, con odio y molestia. Se supone que es viernes y tendrían que irse temprano, pero por ser buen samaritano con Sanemi Obanai termino por quedarse tres horas más.
No hay nada que pueda hacer en este momento, no quiere verle la cara a nadie, si ese profesor estúpido o cualquier otro estudiante le dirige la palabra lo va a golpear, de todas formas ya está castigado.
"Todos son tontos, todos."
Escucha la puerta abrirse, no puede evitar rodar sus ojos bicolores mientras mira a la ventana, apoyando su cabeza con la mano, detestando la presencia de otro idiota castigado.
No pasan muchos segundos cuando el otro castigado se sienta a su lado, aún con todos los espacios vacíos, Obanai insulta entre dientes y no quiere mirar quien rayos es esa persona.
Lo quiere golpear.
—Hola.
Bien.
Su violencia decayó rápidamente.
Iguro se volteó de inmediato para verlo.
Era su novio.
Giyū.
Pero eso no quiere decir que quiera hablarle en este preciso momento.
—Awww Oba, ¿estás bien? Te ves muy mal, ven aquí.
Las manos de Tomioka se alzaron para intentar acariciar una mejilla de Obanai, al chico se le había roto la mascarilla y ahora estaba con su rostro al aire, revelando como tenía el labio partido junto con un moretón en el cachete, incluso un ojo estaba levemente morado e hinchado.
Obanai hizo una expresión molesta, con su mano le dió un manotazo al gesto de Giyū.
—No quiero.
—¿Por qué? No me gusta verte golpeado.
—Estamos en detención para tus estupideces. A todo esto, ¿Qué haces tú aquí?
El rostro de Giyū se sonrojo, ignoró por completo el comentario de Obanai hacia su intento de consolación, miró a un costado y se puso a jugar con sus manos, observando tímidamente al menor con sus ojos oceánicos brillantes.
—Quería estar contigo y-y me metí en problemas...
Iguro abrió los ojos aflojando su boca en una mirada desencajada. Giyū jamás se había metido en un problema antes.
—¿Qué hiciste?
Tomioka se sentó, miró apenado a la puerta y oculto sus manos un segundo bajo la mesa.
—Eso no es importante, ¿Puedo curarte las heridas, Obanai?
De nuevo, el mayor se acercó demasiado.
—Giyū, por favor. El profesor nos va a-
Cuando miró al escritorio el adulto no estaba, ambos adolescentes se encontraban completamente solos en la sala de castigo.
Iguro se quedó callado y Giyū sonrió feliz.
—¿Puedo? Estás muy lastimado.
—No quiero, deja de preocuparte por mí, ¡Los otros quedaron peores, lo aseguro!
Eso lo sé.
—Pero a mí me importas tú, no ellos. Déjame ayudar, ¿Sí, viborita?
Obanai sintió su estómago revolotear en el aire por aquellas palabras tan dulces, era sorprendente como siempre el de ojos azules podía bajarle el enojo en cuestión de segundos.
Aún así, estando sonrojado y con sus labios haciendo todo los esfuerzos posibles para evitar curvarse en una sonrisa, Obanai siguió haciéndose el molesto.
—Igual, yo estoy bien. No fastidies.
Tomioka ya lo conocía, se limitó a reírse para si mismo, mirando con demasiado cariño la amarga armadura que Iguro habia puesto para evitar verse vulnerable.
Lo bueno es que Giyū conocía cuál era la manera correcta de endulzar ese corazón.
Con delicadeza tomó una de las manos de Iguro, acariciando delicadamente con el pulgar mientras lo observaba con detenimiento, sonriendo.
Iguro vuelve a sentirse nervioso con la respiración acelerada y casi se le sale el alma del cuerpo, Giyū había acercado la mano mano a sus labios para darle un beso casto.
—Dejame curarte, por favor...
Decir que a Obanai le brillaron sus ojitos fue poco.
Obanai no negó enseguida, en su lugar se quedó callado debatiendo en su interior sintiendo el estómago lleno de mariposas.
Tomioka ya conocía la respuesta.
—Esta bien, p-pero no hagas eso otra vez. No me gusta.
Ni siquiera había alejado su mano, en su lugar apretó la de Giyū.
Siempre te trataré así, viborita.
Pero Tomioka sabía su posición, no podía lanzarle esa bomba a Iguro a la ligera, mucho menos cuando el menor se encontraba aturdido por el acto anterior, es por eso que simplemente se guardo ese pensamiento.
Mientras Obanai se fijaba ansiosamente en la llegada del profesor Giyū puso manos a la obra, limpiando con algodón y agua oxigenada los golpes que unos tontos le dieron a su amado.
Obanai estaba dócil, deseando con todo el egoísmo del mundo que Giyū no vea ni trate a nadie más de esta manera que no sea él. Es su novio, su Giyū, el que se acerque le dejara la cara golpeada.
Volvió a arrugar el rostro.
—Ey, ¿Qué piensas? ¿Por qué esa carita?
Tomioka siempre podía leerlo cuál libro infantil.
—Nada, no preguntes, cara de rata.
Está celoso, que lindo.
Tomioka negó divertido con la cabeza, fijándose por encima del hombro el estado de la puerta para verificar que este cerrada. Inesperadamente le robo un beso a los labios de Obanai, tomando su tiempo para acariciar la barbilla con delicadeza antes de volver a su trabajo inicial.
Iguro inexplicablemente estuvo de buen humor y olvidó sus repentinos celos.
•~•
"Obanai cuando se molesta solo necesita el cariño de su novio."
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°-Cortitos De Amor-°GiyuOba°
Fanfiction¡Cortos de esta pareja! Cositas muy largas para ser Drabbles y muy cortas para ser One-shots. °° °° °° °° °° °° °° °° •|La narración cambia en los capitulos. •|Diferentes tipos de AUs. •|Cambio de edades. •|Posible contenido explícito. •|Actualiza...