CORTO XII: AU MODERNO

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"Las pequeñas fantasias..."

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Giyū jamás había sentido algún problema en su adolescencia con las tan desesperadas 'hormonas', a diferencia de lo exasperados que se encontraban sus amigos, el joven de cabello azabache azulado nunca había sentido la atracción ardiente y los deseos fogosos hacia alguien.

Él, como siempre, era un adolescente tranquilo y a vista de todos, y de él mismo, inocente.

Por supuesto, eso hasta que a su madre se le ocurrió la idea de contratarle un profesor particular para que le ayude a mejorar la mediocridad de sus notas.

A partir de allí, cuando vió al hombre más bajo que él, pero con un cuerpo varonil y musculoso debajo de sus ropas, Tomioka había comenzado a sentir algo pequeño.

Sin embargo, ese deseo se intensificó el día que su nariz pudo percibir su olor corporal cuando desinteresadamente el mayor se le acerco por detrás en medio de las lecciones, la respiración de Iguro en su cuello con la vista fija en su cuaderno verificando si estaba bien.

Soltó un suspiro, dejando salir su aliento olor a menta pero con distinciones a tabaco.

—No me complaces, tu desempeño es pésimo. ¿Tengo que hacerlo por ti?

No debía tomar esas palabras como algo más, pero aún así Tomioka sintió que podrían usarse en otro contexto, de todas maneras dejó de pensar en la extraña sensación y siguió con lo suyo.

Oliendo el perfume caro de su profesor y el notable aroma a nicotina, percatandose de algo.

El maestro nunca fuma cerca de Tomioka.

Giyū lo ha visto hacerlo un par de veces, pero solo desde la distancia o detrás de una capa de vidrio.

—Es malo para tí.

Le había dicho a Tomioka una vez, con mala cara, con su cuerpo apoyado levemente en la mesa, Giyū podia sentir la cercanía, el olor a tabaco y a colonia de Iguro atacando su nariz.

—Eres demasiado joven. No voy a joderte los pulmones, niño.

Como siempre, tan directo y poco amable con las palabras.

En aquel entonces, a Tomioka no le importaba. Le gustaba que Obanai se preocupara a su manera por él y, de todos modos, no quería fumar. Piensa que es estúpido. Pero ahora, cuando Iguro sale de la habitación para fumar, en uno de sus cada vez más escasos descansos, Tomioka desea que Obanai deje de verlo como a un adolescente.

Giyū al principio se había sentido intimidado por Iguro por su presencia y mirada profunda, sus nervios inquietos tampoco lo ayudaron mucho. Pero ahora está más cómodo, más centrado y en confianza con él adulto, intensificando irremediablemente un único deseo, uno que podría hacerse realidad algún día: que Iguro deje de tratarlo como un simple adolescente.

Podría hacerse realidad, pero sin importar que hiciera Tomioka aún se sentía como uno ante él. Es consciente de la profundidad de la voz de Iguro, Giyū a penas estaba saliendo de la etapa donde su voz deja de ser tan aniñada. La longitud de los dedos de Iguro cuando hace sus gestos erráticos, aún cuando el joven era por mucho más alto era obvio que Obanai estaba mucho mejor formado, como lo son lo ancho de sus palmas, la anchura de sus hombros, los músculos de su cuello cuando se afloja la corbata, los músculos de sus antebrazos cuando se arremanga la camisa.

Giyū se sentía tan extraño.

Tomioka observa a su maestro a través de la ventana de su sala de estar mientras Obanai ahueca sus manos cerca de su boca y enciende un cigarrillo. Giyū siente una llamarada de calor, como si Iguro hubiera encendido una cerilla dentro del pecho del joven. Rápidamente vuelve a mirar su cuaderno, pero no puede quitarse de la cabeza la imagen de los labios de Obanai fruncidos alrededor del cigarrillo. Piensa en los dientes de Iguro mordiendo, la lengua de Iguro curvada, Iguro inhalando, chupando...

Tomioka no se permite pensar más allá de eso. Reprime el calor que se despliega en su pecho y lo bloquea lo mejor que puede, pero no es suficiente: todavía sabe exactamente lo que está deseando.

Tal vez algún día Iguro saque un cigarrillo, mire a Giyū y le ofrezca uno. Una vez que haya decidido que Tomioka es lo suficientemente mayor. Lo suficientemente adulto. Y entonces tal vez...

El adolescente se mueve nerviosamente en su silla.

No, Giyū  no quiere fumar. No podría tener menos interés en ello.

Lo que en realidad quiere es saborear los cigarros y el aliento de Obanai metiendo su lengua en la boca del adulto. Apegar su cuerpo contra el hombre mientras manosea su cuerpo y lo hace soltar sonidos avergonzados, ¿Cómo sonaría aquella voz tan grave en un contexto mas candente? Giyū quiere saborearlo para saberlo. 

Tomioka quiere desnudarlo y...

Oh.

No puede ser.

En este momento ha comenzado sus desesperados problemas con las hormonas.

•~•

"Las pequeñas fantasias de un adolescente tranquilo."

°-Cortitos De Amor-°GiyuOba°Where stories live. Discover now