Capítulo 23: Especial de otros personajes.

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Miroku.

Salí detrás de mi amigo y me quedé observándolo unos momentos. Podía notar que estaba completamente en shock, su mirada perdida me lo indicaba. Sin embargo, de repente se marchó en una dirección concreta y, cuando estuve a punto de seguirlo, una mano me retuvo.

- ¿Vas a huir de mi toda la noche?

- Kagura. - sonreí al voltear. - Que bueno que me encontraste.

- ¿Me estabas esperando?

No precisamente...

- Claro, sería imposible olvidarme de tu belleza.

- No necesitas halagos baratos. - llevó sus manos al cuello de mi camisa. - Podemos continuar la plática en otro lugar.

Tomé su mano y comencé a caminar entre las personas. El lugar estaba demasiado lleno como para avanzar tranquilos, sin embargo aquello no fue impedimento para que mis ojos se cruzaran con los de ella. Sonreí al notar como sus labios se separaban ligeramente ya que, con toda seguridad, no era una escena que esperaba ver. Asentí levemente mientras la furia de su mirada atravesaba mi pecho.

Lo siento, linda, pero es mi trabajo.

Subimos por las escaleras y nos detuvimos frente a la habitación señalada. Al ingresar, cerré la puerta con el seguro y no necesité voltear para sentir sus brazos rodeando mi cuello nuevamente.

- Supongo que no me harás esperar. - su cálido aliento sobre mi oreja podía encender mis más bajos deseos.

- Claro que no. - volteé y nuestros labios quedaron peligrosamente cerca. - Dime, ¿Qué es lo que deseas?

- Quiero saber si pensaste sobre mi propuesta.

La realidad era que no lo había hecho, pero si debía ser honesto, económicamente me convenía tener mujeres en el negocio.

Si algo he aprendido es que los hombres son más sencillos que las mujeres, sin embargo también pueden ser más peligrosos.

- Acepto. - noté la sorpresa en su rostro, aunque trató de ocultarlo muy bien. - Pero... debo decirte que hay reglas. - inmediatamente quité sus brazos de mi cuello. - Y ni tú ni yo debemos romperlas.

- ¿Reglas? - arqueó una ceja. - Oh, ya veo, no eres del tipo de jefes divertidos, ¿verdad?

- ¿Quieres estar en el negocio? - hice una pausa. - Deberás acatar las reglas al pie de la letra, de lo contrario... estarás despedida.

- Me estas hablando como si fuese una simple empleada, ¿Dónde quedó tu caballerosidad?

- Querida Kagura. - tomé sus manos, sonriendo. - Por supuesto que soy un caballero, pero es el precio que todos pagan por estar en esto. - guiñé mi ojo. - Te esperaré el lunes para que firmes los documentos pertinentes, te entregaré las reglas y charlaremos sobre la posición dentro de la empresa y el dinero.

- Si que te tomas el negocio con seriedad.

- Por eso estoy en este lugar, hermosa. - acaricié su mejilla. - Te veo el lunes, que disfrutes la fiesta.

Salí de la habitación y me dirigí al único objetivo que me interesaba, ya tendría tiempo de pensar en la expansión de SexPlay.

Sobre todo el pensar si hice o no un buen trato.

Sango

- ¿Crees que le sucedió algo malo? - preguntó Ayame al ver como se alejaban.

- Eso parece. - respondí sin dejar de observarlas.

¿Qué te sucedió, Kagome?

Sin embargo otra imagen se atravesó ante mis ojos, provocando que mi confusión se volviera una molestia bastante grande.

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