Capítulo 24: Confesiones

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Inuyasha

¿Qué demonios está haciendo este imbécil aquí? ¿Y por qué no me percaté de su aroma?

- Kaho... Himari, lo siento pero debo irme, ¿tienes alguien con quien quedarte?

- Oh descuide, mi amiga se encuentra por allá, está con mis padres.

Miré por sobre mi hombro y efectivamente vi a la otra mujer junto con dos personas mayores. Sus padres ya estaban muertos al momento de conocernos en la época feudal, motivo por el cual jamás los había visto, aún así me sentí aliviado al saber que no quedaría sola.

- Genial. - volví a mirar a Kagome y noté que estaba hablando con él.

Maldición.

No lo dudé, después encontraría la manera de contactarme con Kahori, pero ahora la prioridad era proteger a Kagome y alejarla de ese malnacido.

- Gracias por el baile, nos veremos. - y me alejé sin esperar respuestas.

El camino hacia ella era corto, sin embargo se me hizo eterno. La molestia iba escalando a medida que me acercaba, recordando los múltiples enfrentamientos que había tenido con aquel idiota y sus hermanos.

Antes de si quiera decir una palabra, rodeé su cintura con mi mano, atrayéndola hacía mi, provocando que su nuca chocara con mi pecho.

- Taisho. - la voz espantosa del imbécil me seguía generando el mismo rechazo. - Que sorpresa el verte por aquí.

- Inuyasha. - murmuró. - ¿Qué estás...?

- Vine a buscarte, nos vamos a casa.

- Oh, no tenía idea que ustedes...

- Si, es mi mujer, ¿tienes algún problema con eso?

- Tranquilo... - aquella sonrisa altanera no parecía tener intenciones de borrarse. - No hicimos nada malo, ¿verdad linda?

- Oye, Magatsuhi. - coloqué a Kagome detrás de mi y me le acerqué. - No creas que me he olvidado de ti y de tu estúpido clan, asique si quieres seguir manteniendo la paz entre ambas familias lo mejor será que permanezcas lejos.

- ¿Me estas amenazando? - arqueó una ceja.

- Tómalo como quieras. - entrecerré mis ojos y, sin voltear tomé la mano de Kagome y comencé a caminar entre las personas.

Mi objetivo era claro: quería salir de allí de inmediato, sin embargo me detuve al escuchar la voz de Kagome por encima de la música.

- ¡Inuyasha! - frené y volteé, quitándome el odioso antifaz que ya no soportaba. - ¿Qué carajo estás haciendo?

- Nos vamos de este lugar.

- ¿Qué? Oye, espera un momento... no puedo irme, vine con mis amigas y...

- Puedes mandarle un mensaje luego y decirles que estas bien.

- Pero...

- Basta, Kagome. - volví a tomar su mano. - Nos vamos.

- ¡¿Y quién te crees que eres tú para llevarme de esta manera?!

Ignoré sus quejas y momentos después ya nos encontrábamos fuera.

Maldición, había olvidado que vinimos en taxi.

Pensé, emitiendo un ligero suspiro al mismo tiempo en que sin soltarla nos alejamos por la acera en dirección del centro de la ciudad. Estaba demasiado alterado, por lo que recién fui consciente de mi velocidad y de que aún sostenía su mano cuando nos encontrábamos a unas dos calles de distancia del edificio en el que se había desarrollado la fiesta.

SecretoWhere stories live. Discover now