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Meses después.

El carruaje se detuvo delante de la puerta del gran palacio de cristal del reino de Gless. El sol radiante de la tarde golpeaba por entre los vitrales dando un espectáculo de colores irreales, y que iluminaba el camino por donde los pasos del príncipe y futuro rey de todo aquel lugar caminaría.

-Bienvenido príncipe heredero, Lyonhart y su alteza Charles- el mayordomo principal del castillo saludó a los dos jóvenes que se habían bajado del carruaje.

Lyon, aun con su uniforme le dio un leve saludo con la cabeza y comenzó a caminar al interior del palacio haciendo ondear tras de él la gruesa capa de color negro con estampados de hilo rojo, símbolo de haberse graduado con el mayor estándar de la academia militar de ese año.

Un total orgullo no solo para él como príncipe, sino para su padre como rey.

-Charles- Lyon se giró y miró a su compañero por encima del hombro- Puedes regresar a tu casa con tu familia, yo tengo cosas que hablar con mi padre.

Charles no protestó. Desde hacía algunos días Lyonhart había estado extrañamente serio, y solo había empeorado con el paso de los días. Simplemente asintió y se dio media vuelta para subirse al carruaje.

-Príncipe- el mayordomo se acercó- desea que le preparemos el baño o desea comer algo.

Lyon negó.

-¿Dónde está mi padre?- preguntó caminando al interior.

-Se encuentra reunido con algunos nobles en su estudio, pero ya debería estar terminando. Nos dijo que le avisáramos en cuanto usted llegara.

-No hay necesidad, yo mismo iré a verlo.

Y así hizo. Él tenía muchas preguntas en su cabeza, y quería respuestas... ya.

La puerta del estudio del rey fue tocada y las 5 personas en su interior miraron hacia allá.

-Adelante- dijo el rey y un soltado entró haciendo una reverencia.

-Su Majestad, le príncipe acaba de llegar y desea hablar con usted.

Jeremy, el rey, se levantó con emoción. Después de dos años sin ver a su hijo, esperaba el momento y más cuando lo vio entrar luciendo aquella capa tan emblemática. Eso afianzaba aún más su nombre y posición en la corte.

-Bienvenido Lyonhart, es un placer verte nuevamente- el rey mantuvo un porte sereno, aunque parecía que realmente quería sonreír.

Lyon hizo una reverencia a modo de saludo, pero no dijo nada... sin embargo el rey lo conocía.

-Continuaremos nuestra conversación en otro momento- anunció el monarca mirando a los otros nobles- por favor les pido que se retiren.

Los otros nobles asintieron y con una reverencia se fueron retirando no sin antes darle una felicitación al príncipe heredero que parecía más de cortesía, que si realmente lo sintiesen. Una vez la puerta se cerró el rostro de Jeremy se suavizó y caminó hacia su hijo con los brazos abiertos.

-Estoy realmente orgulloso de ti- le dijo abrazándolo y palmeando su espalda. Al separarse lo miró directo a los ojos- Siempre supe que tus habilidades no eran menos. Ven, vamos a conversar, tenemos mucho que hablar.

Y si, había mucho que hablar. Lyon siguió a su padre hacia el juego de sofá al costado del estudio y se sentaron allí. Responder todas las preguntas sobre su tiempo en la academia fue sencillo. No habían pasado tantas cosas realmente. Aparte de entrenar y una que otra situac... bueno, al estar cierta persona presente si habían pasado algunas cosas interesantes y a eso quería llegar.

-padre- Lyon aprovechó el momento en que el rey había parado de casi de interrogarlo para preguntarle- puede decirme que ha pasado estos dos años aquí en el palacio.

Vio como el rey inclinaba la cabeza y la sonrisa en su rostro iba desapareciendo.

-No hay muchas cosas destacables, los nobles se han mantenido tranquilos y...- comenzó a narrar asuntos de la corte que hasta cierto punto eran aburridas para Lyon y que no llegaban a donde quería... como si ese tema se estuviera dejando de lado. Ni siquiera le importó cuando su padre resaltó la cantidad de propuestas de matrimonio- y bueno... eso es todo lo que ha ocurrido. Ahora nos estamos preparando para tu cumpleaños 18 la semana que viene donde podremos aprovechar para mostrar tus logros en la academia.

Lyon esperó a que su padre terminara de hablar. Su ceño estaba fruncido. La fiesta que su padre hablaba sabía que sería por todo lo alto, incluso se extendería al resto de la ciudad y a los pueblos adyacentes. Esa celebración se estaba esperando desde hacía mucho. Sin embargo, Lyon no estaba enfocado en ello.

-padre, creo que olvidaste decirme algo- su tono era serio. No era el mismo Lyonhart que se había ido hacía dos años siendo un simple adolescente sin muchas preocupaciones que solo debía cumplir con sus estudios. Y de esto se dio cuenta rápidamente su padre.

El rey se recostó y suspiró.

-No puedo tapar el sol con un dedo. Seguro que ya lo sabes, después de todo los rumores correr rápidamente y yo mismo hice que se extendieran hasta la academia dejando que Ashary ingresara temporalmente.

-¿Qué fue lo que ocurrió con él después que yo me fuera?- Lyon preguntó directo.

El rey se apretó el entrecejo.

-Pues...- mientras más su padre hablaba más el rostro de Lyon se conmocionaba. Cómo era posible todo aquello.

-Asha no es alguien así- casi gritó levantándose- Lo conozco bien y él no...

Su padre alzó la mano para callarlo.

-Lo sé. Porque crees que lo envié a la academia, además de que es alguien en quien confío ciegamente por sus habilidades, quería que estuviese un tiempo lejos de todo esto.

Lyon se dejó caer de nuevo en el sofá. Apretaba tanto sus manos que se enterraba las uñas en su palma. La historia era peor de lo que imaginaba.

Poco después de él irse habían encontrado a un noble en la habitación donde descansaba Ashary, ambos casi sin ropa y en medio de sábanas en la cama. El noble había alegado que había sido invitado por él y aunque Ashary se había negado, una carta escrita con su letra había dado pruebas más que convincentes para que sus palabras no fueran oídas.

Los rumores se habían regado tanto que las insinuaciones sexuales hacia Ashary había resultado ser algo normal, alegando que él no se negaría y que hasta los provocaba. Ni siquiera una orden por parte del rey había evitado que todos lo miraran como si fuera alguien fácil, aprovechando su lugar y favores de la corte para conseguir favores carnales.

Lyon gruñó. De solo imaginarlo se asqueaba. Ahora entendía porque Ashary había sido tan rígido y estricto durante el tiempo de la academia y cada palabra de él resonaba en su mente. Él había sido víctima de aquel nido de serpiente.

-Padre- Lyon alzó la cabeza- Yo... necesito tu ayuda.

Y rey no se negó.

Mi odioso duque omega ( trilogía corta Palacio de Cristal I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora