Somos engullidos por una roca

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Solo se oían nuestras respiraciones agitadas, la roca estaba húmeda y fría, el ambiente olía como algo antiguo y encerrado. Me encontraba sentada, moví lentamente mis dedos, no podía verme ni la nariz, pero sentía como el suelo estaba hecho de ladrillo.

Percy alzó a Contracorriente, a la leve luz podía ver que el estaba preocupado, pero intentaba lucir valiente. Me esforcé para seguir su ejemplo, cuadré los hombros y alcé levemente la barbilla, pero sentía todo mi cuerpo temblar.

-?Dónde estamos?- pregunté.

-A salvo de los escorpiones,al menos- a eso es a lo que me refiero, así es Percy, siempre estando ahí para ti, no se si me explico, el es...todo un sesos de alga.

Intente pensar, aquella grieta no podía ser la entrada de una cueva, llevaba años en el campamento,ya hubiera oído hablar de ella, de eso estaba segura. Era como si la tierra se hubiera abierto y nos hubiera tragado...Sentía mi cerebro trabajando, uniendo piezas, algo así como cuando un corredor se prepara para salir disparado en una carrera, piensa, piensa, la tierra no se abría así de la nada, tenía que haber algo que activase la entrada, un mecanismo, algo que apretamos sin querer, piensa, piensa.

Esto no era una cueva. Era algo mucho más peligroso, una entrada al Laberinto de Dédalo.

-Es una caverna muy grande- Percy murmuró.

-Esto no es una cueva Percy, es un pasadizo.

Esto no era posible, bueno, técnicamente sí era posible, hasta un poco obvio, ?Qué otra cosa podía ser? la tierra no se habré solo porque sí. Aparté esos pensamientos de mi cabeza, solía corregirme a mi misma pero eso no importaba. Estábamos en el laberinto, recorde las historias de Clarisse, lo que había visto que la había dejado en shock, "No vuelvo a entrar, ni muerta" eso fue lo primero que dijo después de salir, aún no sabíamos exactamente lo que paso con ella, pero, con solo ver el estado de Chris bastaba para pensar dos veces si valía la pena adentrarse en el laberinto, la respuesta era un rotundo no. Me aferre al brazo de Percy. El respiró hondo -justo como cuando va a hacer algo tonto- y empezó a caminar.Lo tome más fuerte del brazo.

-No des ni un paso- advertí lo más calmada que pude- Hemos de encontrar la salida.

Empezaba a sentir que me faltaba el aire, no podía ver nada de nada, solo obscuridad, vaya, que irónica, lo único que puede ver es la obscuridad.

-Esta bien- dijo Percy, no podía verlo, pero sentía su presencia- Es sólo...

Lentamente deslice mi mano sobre la de él, en otras circunstancia habría sido embarazoso, pero me gustaba sentir su compañia, no estaba sola, era reconfortante, sin embargo por más cómoda que me sintiera, debía de seguir, no nos podíamos quedar aquí.

-Dos pasos hacía atrás- indiqué, tomando control de la situación.

Retrocedimos lentamente, como si estuviéramos en un campo de minas.

-Vale- recorrí lentamente con mis dedos la fría pared de piedra- déjame examinar las paredes.

-?Para qué?

-La marca de Dédalo.

Tenía que encontrarla, la marca era una letra griega, la Delta, como un triángulo que sobresalía, entre el relieve natural de la roca era una complicada tarea, ?y si no la encontraba? empece a deslizar los dedos con más cuidado, entre cada grieta, tratando de identificarla.

-!La tengo!- exclame aliviada, solo bastó un pequeño toque para que la marca empezará a emitir un ligero brillo azul.

El techo de deslizo sobre nuestras cabezas y volvimos a ver el cielo lleno de estrellas, aunque más obscuro que antes, unos peldaños de metal aparecieron que subían y oímos los gritos:

-!Percy! !Annabeth!- La voz del medio hermano cíclope de Percy era la que más sobresalía- !hermanito!!Annie! salgan de donde estén.

Empezamos a subir.

Tras rodear las rocas nos encontramos con Clarisse y otros campistas que portaban antorchas.

-?Dónde os habéis metido?- refunfuño ella- hace una burrada de tiempo que os estamos buscando.

Así que nos desparecimos por mucho tiempo, aunque a nosotros nos parecieron minutos, esa era una teoría sobre el laberinto, el tiempo fluía distinto, las distancias eras mayores o menores, todo era relativo conforme tu lo pensaras. Si lograbas que el laberinto trabajara a tu favor, podías lograr muchas cosas.

Quirón se acercó a trote, seguido de Tyson y Grover.

-!Percy!- exclamo el cíclope- ¿Estás bien?
-Perfectamente, nos hemos caído en un hoyo.
Todos los presentes le lanzaron una mirada escéptica a el, y luego se volvieron para mirarme a mi. Sentía los penetrantes ojos de Clarisse, sobre mi, pero necesitaba un momento para asimilarlo todo, mire evasiva hacia el suelo.
Percy seguía relatandole a los demás como nos perseguían 3 escorpiones y caímos por la grieta. Al parecer habíamos estado ausentes 1 hora y no se que tanto discutían Grover y Tyson. Alce la vista hacia Clarisse y Quirón.
-¿Un agujero?- dijo la hija de Ares suspicaz.
Respire hondo antes de hablar.
-Quirón, tal vez deberíamos de hablar en la casa grande.
Clarisse sofocó un grito.
-Lo has encontrado, ¿verdad?
Me mordí el labio, no era como si nosotros lo hubieramos encontrado, el nos encontró a nosotros, pero eso sonaría no muy cuerdo.
-Yo si... Bueno, los dos.

Hola c: lamento la espera, pero bueno, ya estoy aquí(? Espero que les haya gustado, por el río Estigio que me esfuerzo en continuar, claro, sus comentarios /incluso los de odio/ me ayudan a escrubir. Saludos desde el Tártaro
Dedicada a: Kiwlenr

La batalla del Laberinto [Annabeth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora