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Yoongi retrocedió cayendo al suelo al ver cómo la apariencia del hombre cambia mostrando a la persona que no pensó que fuera.

—Ji… Jimin. —tartamudeo Yoongi. —¿Pero?

—Te dije que la verdad da más preguntas que respuestas. —se rio.

—¿Qué está pasando? —preguntó. —¿Esto es una broma?

—¿Realmente crees eso? —se rio. —eres adorable a veces.

Yoongi seguía en el suelo, su mente tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. Frente a él, Jimin no parecía ser el mismo. Había algo en su sonrisa, en la forma en que sus ojos lo miraban, como si supiera más de lo que estaba dispuesto a decir.

—¿Adorable? —Yoongi apretó los puños, intentando calmar el temblor en sus manos. —¿Qué demonios está pasando? No tiene sentido.

—Vez a lo que me refiero cuando te digo que no investigues. —completó Jimin con una voz fría, alzando una ceja. —te lo advertí y no hiciste caso.

—¡Explícate! —gritó Yoongi, poniéndose de pie de un salto, la frustración y el miedo empezaban a mezclarse en su interior. —¿Quién eres realmente? ¿Qué hiciste con Jimin?

Jimin dio un paso hacia él, lento, calculado, mientras su figura parecía oscilar entre lo que Yoongi conocía y algo mucho más oscuro, casi inhumano.

—Yo soy Jimin. —susurró con una sonrisa ladeada, aunque la calidez de su voz había desaparecido. —Pero también soy algo más algo que no entenderías, todavía. 

Yoongi retrocedió instintivamente, su espalda chocando contra la pared. 

—¿Por qué me estás haciendo esto? —preguntó, su voz apenas un susurro. —¿Qué quieres de mí?

—Oh, Yoongi… —Jimin inclinó la cabeza, observándolo como si fuera una presa atrapada. —No se trata de lo que yo quiero.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Yoongi. —¿Quién es Woozi realmente?

Jimin solo se rio para verlo y con un movimiento de su mano lo obligó a sentarse en el suelo. Yoongi se quejó por la fuerza invisible que lo obligó a sentarse.

Yoongi intentó levantarse, pero era inútil; algo invisible lo mantenía pegado al suelo. Miró a Jimin con los ojos llenos de furia y confusión. 

—¡Respóndeme! —exigió, su voz temblando entre el miedo y la desesperación. —¿Qué son ustedes? ¿Qué tiene que ver Woozi en todo esto?

Jimin se acercó lentamente, su sonrisa oscura jugando en sus labios. Se agachó frente a Yoongi, lo suficiente como para que sus rostros quedaran a la misma altura. 

—Woozi… —murmuró, como si saboreara el nombre. —Ah, el pequeño e inocente Woozi. ¿De verdad creíste que él era diferente? ¿Qué estaba aquí por casualidad?

Yoongi sintió un nudo formarse en su estómago. Había confiado en Woozi, lo había considerado un aliado, alguien que compartía su confusión. 

—No… —susurró Yoongi, sacudiendo la cabeza. —Él tiene que ver con esto.

—¿No? —Jimin se rio, un sonido cruel y burlón que resonó en la habitación. —Oh, Yoongi, qué dulce eres, Woozi tiene un talento especial para fingir ser inofensivo. 

—¡¿Quién mierdas es Woozi?! —gritó Yoongi, luchando contra la fuerza que lo mantenía en el suelo.

—Él fue enviado para asegurarse de que llegues hasta aquí, para que cumplas tu propósito. —Jimin inclinó la cabeza, sus ojos brillando con algo peligroso.

—¿Mi propósito? —Yoongi apenas podía creer lo que escuchaba. —¿De qué estás hablando?

—Tú eres la clave, Yoongi. —Jimin lo miró con una mezcla de fascinación y desprecio. —Siempre lo has sido y ahora que estás aquí, ya no hay vuelta atrás.

Contrarreloj [Y.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora