Capítulo 1

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- Vamos Nati. Diversión, recuerdas?- me animaba Alex con una gran sonrisa en la cara.

- No lo sé Alex. Si tanto quieres hacerlo pues hazlo tú. Estoy bastante segura de que es ilegal. Y si no lo es, igual me voy a meter en muchos problemas.

- Eres tú la que quería ser diferente y vivir una vida loca porque en la otra que tenías un idiota la arruinó. Yo solo te quiero demostrar que no tienes que vivir una vida loca para olvidar a ese perdedor.

Y sólo eso bastó para que lo hiciera, sin importar sí era ilegal o no.

Estábamos cerca del Palacio de Buckingham para ver el cambio de guardia. Nos habíamos despertado muy temprano y habíamos llegado a una hora perfecta en la que todavía no había empezado el cambio y tampoco había tanta gente.

 Sólo nos tomó dos minutos a las dos encontrar al guardia más bello. Y dos segundos después Alex había venido con la loca idea de que me acercara a él y lo tocara. Justo antes de que el cambio de guardia empezara. El problema es que la entrada estaba prohibida y lo decía claramente en una gran señal.

 Respire hondo, arregle mi cabello en un gesto de nerviosismo y entré. Apresuré el paso cuando escuché que alguien me gritaba desde atrás. Y no me complace admitir que corrí cuando sentí pasos corriendo hacia mí.

 Justo un segundo antes de poder tocar al lindo chico, me detuve en seco, él volteo y me miró a los ojos confundido.

 No era lindo, era un dios. Piel blanca, barbilla cuadrada, ojos azules con manchas verdes y cabello rubio. No había visto a nadie así desde que tenía dieciséis y creía que todas las estrellas pop eran hermosas.

 Volví a la realidad cuando sentí una mano enorme tomar las dos mías pequeñas y ponerlas a mi espalda.

 El perfecto dios griego- había decidido su descendencia, segundos antes- miró aún más confundido al gorila de seguridad que me esposaba las manos y luego sonrió al escuchar a mi amiga gritar que me soltaran y que la esposaran a ella porque era su culpa.

Luego me miró a mí, con una intensidad que me dejo sin aliento.

 Escuché como el tipo detrás de mí le preguntaba si estaba bien, a lo que él solo asintió sin dejar de verme.

 - Vamos señorita, tiene mucho que explicar en la estación de policía.

 No pude evitar temblar a escuchar eso. Dios! Que idiota había sido! Como me voy a meter en tremendo problema en un lugar en donde hay cámaras en todos lados para evitar los atentados terroristas?! Ahora seguro me meten presa.

 El dios griego miró preocupado al guardia mientras este terminaba de decirme mis derechos, los típicos que escuchas en todas las series de policías.

 - No te puedo ayudar pequeña, lo siento- me dijo con su ya particular intensa mirada.

 No pude más que quedarme como idiota.

Que voz.

Camine con el guardia guiándome hasta un auto policial, y luego de que me ayudara a entrar vi por última vez al perfecto chico que debía pensar que estaba loca o que era una asesina.

Ilegalmente Perfecto.Where stories live. Discover now