parte 15

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El camino del mall hacia mi casa no era tan largo, sólo eran algunos pocos minutos. Suspiré y me dediqué a mirar por la ventana mientras Jung Kook conducía... Sentía constantemente sus miradas en mí y cada vez que lo hacía, algo en mí, en mí interior se retorcía, queriendo gritar vamos, está ahí, bésalo. Pero obviamente no le tomaría la palabra.

No hablamos en todo el camino, y ya cuando estuvimos al frente de mi casa —dirección que él se sabía perfectamente, joder, ¿en qué estaba pensando en cuándo se la di?—. Se estacionó afuera de mi casa, apagó el motor y nos quedamos ahí, en silencio, los dos mirando hacia el frente. Suspiré y agarré mi bolso, dispuesta a irme y despedirme por el lado de su ventana, pero él agarró mi mano impediéndomelo.

— ¿Me dejarás verte otra vez? —susurró. Lo miré con una ceja alzada y seria, luego miré hacia otro lado. Quería volver a verlo, pero tenía miedo. Negué con la cabeza.
— No lo sé —me encogí de hombros. Él asintió con la cabeza.
— Bien, te paso a buscar mañana a las cuatro de la tarde, estate lista —dijo rápidamente antes que yo pudiera detenerlo, lo miré molesta.
— Te dije que no sabía —dije con una voz firme pero calmada. Jung Kook se encogió de hombros.
— Dijiste que no lo sabías, no era ni un sí ni un no, así que decidí por ti —dijo mirándome y sonriendo.

No me sonrías así. Quería gritarle, pero nada salía, me quedé ahí, pasmada viéndolo.

— Idiota —susurré. — De todas maneras no estaré lista. —Él se rió.
— Créeme lo estarás. —dijo entredientes.
— Já!, ahora sólo porque tienes una gran experiencias con chicas, y que ellas no se resisten a ti, ¿vendrás aquí y me dirás todo bonito para luego llevarme a la cama no, verdad break pussies? —le dije totalmente enfadada. Odiaba que tomaran decisiones por mí.

Jung Kook me soltó la mano y miró bruscamente para otro lado, apretó la mano en el volante del auto, y tensó su mandíbula. Me asusté, lo había puesto furioso. Volvió a mirarme, pero me sorprendí con la mirada en su rostro.

No estaba enojado como esperaba que lo vería, tenía una mirada triste. Volvio su mirada al frente

— Ve adentro, tus padres deben de estar preocupados —dijo sin mirarme y hablando exageradamente suave. Tragué saliva lentamente, sintiendo como todos mis nervios eran remplazados por la culpa.
— Jung Kook...
— Entendí tu punto _______, ve adentro, tus padres pueden salir en cualquier momento al ver un auto afuera de su casa —me dijo mirando por su ventana. Luego se volteó y arrugó el ceño. Encendió el motor del auto.

Agarré mi bolso y salí, luego caminé hacia su ventana lo miré.

— Gracias por traerme —le dije, él aún tenía su ceño arrugado. Asintió lentamente.
— Vale, anda adentro y cuídate —él quiso sonreír, pero le salió una mueca.

Me hice a un lado y el auto partió bruscamente. Suspiré, yo y mi gran boca.

Caminé con paso lento a mi casa y entré, y justamente mis padres estaban ahí mirando hacia la ventana. Se voltearon y sonrieron cómplices.

— Okay... —susurré extrañada. Mi mamá sonrió y papá me miró frunciendo el ceño.
— ¿De quién era el auto? —dijo mi papá en un tono duro, mi mamá lo miró y le frunció el ceño y luego me miró sonriendo.
— Deja tu hija en paz —dijo graciosa mi mamá, mi papá la miró y le sonrió cálidamente.

Ellos era tan felices juntos, me gustaría que cuando yo fuera más mayor, tuviera mi propia familia, al lado del hombre de quién estoy enamorada. Sonreí tristemente.

— ¿Quién era? —insistió mi papá. Mi mamá bufó y negó con la cabeza.
— Un amigo —susurré— nos encontramos hoy en el mall —inventa una mentira, vamos, inventa— ah, bueno, Amanda también se vino con nosotros, sólo que él la fue a dejar primero, ya sabes, la casa de Amanda queda más cerca aún del mall —y eso hace que ella ame tanto su casa.
— Okay —dijo mi papá no muy seguro.

Digamos que mi papá no es tan protector como los que salen en la tv, o algo por el estilo, es más... estilo de ahora, sólo que ahora está bromeando, lo puedo ver en su mirada y mi mamá soltó una carcajada para después que mi papá también lo hiciera. Reí.

— Me iré acostar, buenas noches —les dije y me despidí de ellos.

¿Qué haría ahora?, había conocido por fin a Jung Kook. Cerré los ojos y recordé sus brazos rodeándome, recordé lo muy bien que me sentía ahí, recordé su aroma, su exquisito aroma, recordé sus palabras, sus manos en mi cintura, sus besos en mi mejilla. Joder, lo quería, y lo quería conmigo.

Pero no podía ser tan fácil, no. No es porque yo quisiera hacerme de rogar, al contrario, lo quería tener entre mis brazos tanto que deseaba que apareciera por mi ventana y me tomara en sus brazos para luego besarme.

Pero las cosas no eran fáciles, y yo no quería hacersela fácil. Estaba decidido —sonreí— me encantaba Jung Kook, le quería, lo deseaba tan intensamente, pero también tenía miedo de que no resultara, de que viera a cualquier chica por ahí y se vaya detrás de ella. Tenía miedo a perderlo.

Por eso prefería a no tenerlo nunca.

Pero si algo me ha dicho mi madre, es que hay una sola vida, y esa vida, hay que disfrutarla al máximo, y el amor es parte de esta vida. Si no me arriesgaba, nunca tendría a alguien a mi lado.

Ya, tenía un gran dilema en mi cabeza, todo dilema podría ser superado, pero, ¿éste dilema también?. Lo necesitaba, ya me imginaba en sus brazos, sus labios en mi piel, queriéndome, pero como también me imaginaba a él riéndose de mí, diciéndome lo estúpida e ingenua que fui, diciéndome que me dajaba por alguien mucho mejor —si es que yo era mejor—. No quería vivir, le tenía un gran miedo al dolor, tanto físico como emocional. ¿Qué haría?, hasta el momento no lo sabía.

Dejaré que el tiempo pase y ese tiempo aclare mis dudas. Y que sea lo que Dios quiera.

Me puse mi pijama y me acosté. Esperaba que mañana fuera un día bueno, aunque creo que nada superaba este mágico día, lleno de emociones.
(...)

— ¿Te llevó a tu casa?, ¿y tus padres lo vieron? —dijo susurrando Amanda, mirándome mientras yo tenía un gran problema con mi ropa.
— Sí, vieron el auto, pero a él no, inventé que tú también habías venido con nosotros, sólo que él ya te había dejado en tu casa —dije encogiéndome de hombros. Amanda asintió.
— Y, ¿cómo estuvo tu noche? —le pregunté y ella se ruborizó notablemente— Okay... parece que me olvidaste por completo —dije graciosa, ella rió nerviosamente.
— No se pregunta ese tipo de cosas cuando tienes novio —dijo. La miré y reí.

— ¿_____? —mí mamá preguntó detrás de la puerta.
— ¿Si? —dije, y ella abrió la puerta y apareció con un ramo de rosas rojas.
— Esto es para ti.

Escuché el jadeo de Amanda, yo miré el gran ramo de rosas, docenas y docenas, era gigante, muy grande. A mi mamá casi le tapaba el cuerpo, bueno, tal vez exageraba un poco. Cuidadosamente, ella lo dejó en la cama, luego volteó a mirarme, yo me encogí de hombros.

— Okay, ¿me vas a decir quién te lo mandó?, porque espero que tú sepas, además viene con una tarjeta —era verdad, en el ramo había una tarjeta blanca, mi corazón iba a mil.
— Ah, bueno, me lo mandó un amigo —me encogí de hombros. Mi mamá suspiró y se acercó hacia la puerta.
— Después me contarás todo, ¿okay? —dijo y yo asentí con una gran sonrisa cuando ella salía. Dejé de sonreír y miré las rosas.

Una sonrisa que sólo una chica enamorada podía hacer, apareció en mi rostro.

— Bueno, bueno —dijo ella observando el gran ramo de flores — puede que sea un gilipollas de mierda, pero te tiene hasta en su bragueta —dijo, la miré con la boca abierta del impacto. Ella se rió — quiero decir enamorada.
— ¡Que grosera! —dije mientras reía y me acercaba al ramo de rosas, que lo sostenía un gran florero. Saqué la tarjeta y mis piernas volvieron a temblar.

''Eres todo lo que me importa, no te preocupes por nadie más,
si tú no estas, no soy el mismo, tú me complementas
Eres todo lo que me importa, ¿qué es de un Rey en su cama sin su Reina... ?
Y me gustaría que tú fueras mi reina

Regla N°18: Nunca enviar flores a las chicas
Regla N°6: Nunca tomar la mano de las chicas.
¿Cuántas reglas más puedo romper contigo _____?
¿qué es lo que estás haciendo conmigo?''
Jung Kook

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OMEGLE | Jeon JungkookWhere stories live. Discover now