Un viaje mágico

Capítulo 127: Autobús Noctámbulo, Godrics Hollow

Quinn se paró frente a un espejo de tamaño completo dentro de su habitación, observando su reflejo en el espejo. Llevaba una camisa blanca que le quedaba bien y pantalones de mezclilla negros con una chaqueta blusón verde cazador. Sus pantalones estaban sujetos alrededor de su cintura con un cinturón color canela, y en sus pies había un par de mocasines de cuero marrón sobre calcetines grises a cuadros.

La apariencia de Quinn había evolucionado y transformado a medida que crecía. Iba a cumplir quince años en una semana y había cambiado mucho desde su yo preadolescente de once años al comienzo de Hogwarts hasta hoy, donde era un adolescente en ciernes en sus años de crecimiento.

Con el paso de los años, la mirada inocente de un niño se había transformado en la juventud juvenil de un adolescente. La apariencia inteligente por la que Quinn era conocida había adquirido un matiz de picardía que la gente pasaría por alto si no miraran de cerca.

Su peinado, que era afilado en los lados y en la espalda mientras que la parte superior se mantenía corta, lo que le daba un corte de pelo Ivy League fácil de mantener, había cambiado ligeramente con su edad. Ahora el cabello negro mate de Quinn se mantuvo corto a los lados y hacia atrás, mientras que la parte superior era de longitud media y peinada en capas hacia atrás con textura entrecortada y una raya lateral.

El cuerpo enjuto de Quinn, que surgió con su corta edad y sus entrenamientos diarios, finalmente estaba experimentando cambios, con la pubertad entrando en pleno efecto. En los últimos meses, su pecho se había ensanchado, y no sólo sus brazos y piernas crecieron más rápido, sino que también ganó algo de altura, finalmente superó la marca de ciento setenta centímetros y se detuvo en ciento setenta y seis.

Y el cambio final que llegó con la pubertad fue la voz de Quinn. Su tono vocal se hizo más profundo casi una octava. Y el proceso de cambio de voz a su voz adulta finalmente comenzó y continuaría profundizándose hasta su cumpleaños dieciocho o diecinueve, cuando los humanos mágicos alcanzaron la madurez física a esa edad. Después de eso, el envejecimiento se ralentizó debido a su mayor esperanza de vida que su contraparte no mágica.

El aire y la vibra alrededor de Quinn también habían cambiado, no por su edad sino por su magia. La magia era un aspecto esencial de su vida, tal vez incluso la parte más vital de su vida. La actitud y personalidad de Quinn estaban profundamente ligadas a su magia.

Cuando Quinn perdió su magia, rara vez hablaba con nadie y le gustaría permanecer solo en lugar de pasar tiempo con nadie. Se obsesionó tanto con recuperar su magia que Quinn prácticamente ignoró a todas las personas en su vida y actuó como si él y su magia fueran las dos únicas existencias en el mundo.

Quinn perdió su magia, la recuperó mientras sufría dolor. Estuvo muy cerca de morir a causa de las heridas y los dementores y tuvo que viajar en el tiempo para salvar su vida. Aprendió una magia que era mucho más alta que sus capacidades, más allá de lo que actualmente era capaz de hacer. Y finalmente se reunió con Dumbledore y salió sin que le leyeran la mente.

Después de todos esos altibajos en un solo año, Quinn había salido con un nuevo nivel de madurez, confianza en sus capacidades mágicas y fe en que podría salir de situaciones sin importar nada. Se sentía mucho más cómodo consigo mismo y seguro con su magia a su lado. Y el viaje a Dinamarca con las lecciones de apariciones le había dado la magia que aumentó su capacidad para moverse, brindándole a Quinn una sensación de libertad.

Si anteriormente Quinn tenía una actitud oculta y reservada hacia su personalidad pública, ahora estaba saliendo de su caparazón. Por primera vez desde que llegó a este mundo, Quinn se sintió realmente segura. Sabía que con su familia cerca estaría a salvo de la mayoría de los peligros.