Capítulo 32

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—¡Suéltame! —Grité mientras agitaba de manera descomunal mi brazo para que este estúpido me suelte.

—No, cállate ya. —Gruño.

— ¿Te crees perro para gruñir? O me sueltas o grito que me estas secuestrando. —Amenace.

—No tienes cara de que te estén amenazando, tienes cara de boba; hasta tienes la boca abierta y va bajando algo de baba de ésta, qué asco mujer.

Pasé la mano por mi boca para ver si era verdad, pero era mentira. Fruncí el ceño y mi única manera de vengarme fue golpearle con la mano en su brazo, le dolía porque escuchaba pequeños lloriqueos.

Iba sonriendo victoriosa mientras Adam me llevaba de la mano hacia el auto; todo hasta que me golpeó con la pared, ahí mi sonrisa se borró.

— ¡PON CUIDADO POR DONDE ME LLEVAS! —Grité mientras me pasaba la mano por la zona afectada.

—Te estoy llevando, pero ya tú verás si te pegas o no con las paredes que quieras, pon cuidado aquí a la tierra y no en Marte, viendo si hay agua o no. —Respondió rápidamente, sé que responde rápido para que no se corte lo que está diciendo por reírse, apenas lo conozco de hace unos segundos pero ya lo odio.

— ¿En Marte no buscan vida inteligente? —Pregunté, sin saber porque.

—La buscaban, pero cuando tu decidiste ir a analizar el porqué de la vida en Marte decidieron buscar mejor agua, aunque no estoy muy seguro después de tu golpe que seas vida inteligente. Digamos que sólo eres vida.

Por suerte llegamos al auto porque quería asesinarlo.

—Chatarra de auto. —Susurró inaudible.

—Envidia. —Respondí de la misma manera.

Encendí el auto, abrí el descapotable. Si íbamos a hacer este pequeño viaje, lo haríamos con estilo.

1 hora después...

—A la derecha en cuanto pases dos calles, ¿entendido? Si sabes cuál es la derecha, ¿cierto?

—La tercera es la vencida, sí que sé cuál es la derecha, qué te pasa. —Respondí ofendida.

—Eso espero. —Dijo no muy convencido— Quién se confunde 3 veces con la derecha e izquierda. —Susurró mientras veía a la ventana.

2 horas después...

—Llegamos, acá a la izquierda y listo. —Informó Adam.

—Necesito decirte algo antes de llegar. —Dije frenando el auto en un borde de la carretera. —No puedes seguir conmigo, si gustas te pago con dinero la explicación y con eso vuelves a tu casa, no sé... Gracias igual Adam.

—No tienes que pagarme... Cuídate linda. —Respondió el mientras abría la puerta del auto y bajaba. —Adiós Nicole.

Sentí una punzada en el pecho, no sabía si era por Adam o porque acaba de llegar a el infierno y acababa de firmar mi condena de muerte...

Moví el auto hacia la izquierda como Adam había dicho antes, no quise ver hacia atrás donde se encontraba el.

Al llegar sentí que mi celular vibraba, ¿quién podrá ser?

Número desconocido.

— ¿Hola?

—Dejémonos de formalidades, suficiente tuve con tu amiguito del auto, perra.

—¿Ra-Raquel?

—Sí tartamuda, qué lenta. ¿Logras ver la casa grande que hay al final del barrio? Te espero ahí, sola.

Llamada terminada.

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