cuarenta*

12.8K 1.3K 2.8K
                                    

El atardecer comenzaba a aparecer por el cielo...

Las horas de la noche aún faltaban, pero todos ya se estaban refugiando antes de que algo desagradable sucediera. Pues, últimamente el barrio se había vuelto un manto de sangre; matanzas y matanzas, y siempre los cadáveres se encontraban torturados sin piedad.

Y todos muy bien sabían quién era el desgraciado de todo eso.

Por eso, Louis no se había presentado en su departamento por dos días. Si llegaba, Harry estaría esperándolo con esa sonrisa macabra, fingiendo o dándole razones a éste de no odiarlo por lo cometido.

Louis, siendo sincero, ya no podía soportar lo sucedido. No aguantaba la agonía de esas almas inocentes, no controlaba sus ganas de morirse y librarse del maldito de Harry, y sobre todo, no podía más. Los límites han sido corrompidos.

Nadie se acercaba a Louis por miedo de enfrentarse a Harry. Louis es absoluta pertenencia del rizado y teniendo en cuenta eso, nadie podía ayudarlo.

Louis la había pasado en el bar; algunas veces tomando, otras llorando, ilusionándose con la libertad o privacidad, un poco de las sustancias de alguna droga navegando en su sistema. Sin embargo ahora se encontraba bien como para saber cuál era su realidad cruel.

Caminaba directo al departamento, necesitando descanso. Aunque no la tendría gracias al ya muy mencionado.

Las llamadas en su móvil caían a cada rato, pero no las contestaba. Sólo iba decaído, quizás contando sus pasos y pensando en algo para calmarse.

No obstante decide revisar su móvil, encontrando al montón también mensajes de voz. Unos de Dalia, pero la mayoría eran de Harry. Sin rodeos selecciona el último que su querido novio le había enviado.

Usted tiene un nuevo correo de voz

» ¡LOUIS! ¡CONTESTAME, JODER! ¡CONTESTAME! ¡CONTESTAME MALDITA SEA!

¡¡¡No creas que me conoces... Porque lo que conoces sólo es una ilusión que yo he creado para agradarte y tenerte a mi lado!!!

*Beep*

Asqueado guarda el móvil. Viendo que se había metido en gravísimos problemas.

Su trayecto sigue siendo el mismo, con un cigarrillo en boca para disfrutar antes de todo, un cielo anaranjado con ondas que van entre rojas; sangriento para él, y el frío que siempre se creaba y le iba como sombra escudriñada en su ropa.

"¡Louis! ¡Louis!", llamó alguien a su costado.

Él siguió caminando, ignorando esos pasos e ido con su vista al suelo.

"¡Louis, no me ignores!", grita de nuevo, tomando a Louis del hombro para darle la vuelta y tener su atención. "Louis, ¿Dónde has estado?".

"Dalia, por favor, déjame."

Ella rueda los ojos, tomando a Louis con más fuerza. "No te puedo dejar. No a estas horas... Además que no te he visto desde hace días, ni has hablado... ¿Pasa algo?", se muestra preocupada.

Louis suspira. "¿Algo?, ¡Por un demonio! No pasa algo, ¡PASA DE TODO!"

"Esto tiene que ver con Harry, lo sé.", camina con él, a la par sin despegarle la vista.

"Prefiero que no te metas con él... No quiero saber de éste por el momento."

"No, no. Debemos hablar seriamente de él.", refunfuña. "El imbécil está más demente que antes. Tienes que alejarte como te dije, porque en un abrir y cerrar de ojos tú serás el siguiente al que asesinara."

Voicemail » larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora