8. SED - Parte I

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¡¡Hola a todo el mundo!! No saben cómo me alegran la vida con sus visitas, votos y comentarios <3 <3 y sobre todo, ¡¡con la presencia de caritas nuevas por aquí!! XD 

Gracias por todo su apoyo y es momento de agradecer a esas personitas especiales que se han tomado la molestia de votar y comentar, MIL GRACIAS A Thehangingtreex (te doy la bienvenida, qué bueno que te pasas por esta historia también), Naruhina_Borusara ( ¡¡bienvenida!! yo igual amo a ese par ;-) jejejeje Naruto y Sasuke consuegros XD XD), lorenalose y LucyBeltran1 (otras caritas nuevas XD les doy la bienvenida), Dani_SH, Itzel_Paola (bienvenida :-) espero que te pases por aquí), IngridSweetRouga, GabrielaNayarelyGuti, Mariparis, Sonrisa-de-Clo, ELIUSKAMATA, Leo_Gzz, Alissvettz, palasho, pame2003, lmml11, catadroguett, natalylove21, yukiprado, Danii_Nigg y naruhinalover12 (te doy la bienvenida XD) Uf!! La lista de agradecimientos se alarga cada vez más, LUV U!! <3

Bueno, me despido y perdón si me olvidé de alguien T_T Ah! una aclaración: Este capítulo lo dividí en 2 partes debido a su longitud, espero que les guste y se merezca sus votos y comentarios. Nos leemos... 

8. SED

Un destello rosa, unos grandes ojos oscuros plagados de miedo, un agudo grito efímero y una vida apagándose en un segundo... Eran las imágenes que acosaban a Sayuri desde esa noche que se encontró con aquel tétrico tipo que le dijo dónde podría hallarse esa joya que tanto deseaba. Esas imágenes le quitaban el sueño y la respiración, le perforaban el alma y le hacían sentir asco de sí misma, le hacían sentirse furiosa... Esas horribles imágenes, esos recuerdos...

Recordaba que aquel misterioso tipo que dijo ser un Akai como ella, le informó que encontrarían el talismán en el volcán pues, según él, había sido creado a partir del fuego del interior de la Tierra y la sangre de mil humanos y mil Akai.

Sin embargo, no fueron sus palabras lo que la hicieron estremecer y sentir una mezcla de miedo, decepción y furia hacia sí misma. Fue lo que hizo después de que aquel sujeto se fuera o más bien, lo que su instinto le había obligado a hacer: comenzó a correr cada vez más rápido siguiendo un aroma que le había parecido delicioso y lo único capaz de calmar aquella abrasante sed que le destrozaba la garganta. Habían pasado días, semanas desde que bebió algo apropiado pero a ella le parecían años. Sólo le importaba encontrar la fuente de aquel dulce y tentador aroma... Corrió cada vez más rápido hasta el punto en que parecía volar entre la oscuridad de la noche. Los síntomas de la sed comenzaban a agudizarse: su garganta ardía, sus sentidos se tornaban más potentes, sus ojos carmesí brillaban como ascuas y dos filosos colmillos asomaron por entre sus labios. Ahí estaba su presa, caminando desprevenida en dirección al pueblo. Sayuri ya no pudo detenerse, era inútil. Un grito infantil resonó a los pocos segundos y en seguida, los fríos colmillos de la cazadora se perdieron en aquella temblorosa piel.

La sensación que la invadió poco después fue increíble, algo indescriptible... Se sentía tan completa y plena, indestructible y poderosa... Y aquella sensación tan única sólo se intensificó más con cada gota de sangre recorriendo su aliviada garganta. Pero se detuvo en seco, abrió los ojos como platos y sólo atinó a observar congelada a aquella niña que yacía inerte entre sus brazos aún crispados por la adrenalina.

— ¿Q-qué he... hecho? — consiguió articular entre los sollozos y gritos de furia que empezaban a agolparse en su pecho prestos a escaparse en cualquier instante. — ¡Soy un monstruo! — exclamó con mucho dolor mientras abrazaba con todas sus fuerzas el pequeño y delicado cuerpo sin vida de su inocente víctima.


...


Arrojó una roca al río con todo su enojo y se dejó caer para envolver sus rodillas con los brazos y ocultar su rostro entre ellas. Aquellos recuerdos la atormentaban a cada segundo, llevaba varias noches sin dormir y a pesar de que cada día estaban más cerca del volcán donde hallarían aquella joya o de que las cosas hubieran resultado tan bien entre Naruto y Hinata, su corazón se partía a pedazos y para empeorarlo todo, la sed volvía a quemarle la garganta.

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