Un nuevo comienzo

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El temblor duró más de media hora. Estamos llenos de escombros y mis lagrimas cesaron.

Trent no dijo nada, se paró en silencio. Comenzó a moverse lentamente y deslizarse, tomó mi mano, yo tomé la de Daniel y comenzamos a movernos. Luche, luchamos juntos, el dolor de todo ese peso en mi espalda me dolía, el dolor es horrible.

Cuando caminaba más lento, Trent me apretaba la mano para que no lo haga, no podía ver nada, había oscuridad total. Sin luz, y muy poco oxígeno.

Estuvimos así por cuatro días. Sin comer, poco descanso y mucha hambre. Avanzamos todo el enorme camino por los lugares que eran más fáciles, nuestro uniformes nos protegían un poco, las máscaras también.

Al quinto día Trent tomó fuerte mi mano. Estabamos mueriendo.

-Estaremos juntos... ¿por siempre?- dijo con la garganta seca, ya teniamos un poco de luz que se filtraba por pocas rocas, sus nudillos y sus manos sangraban. Para abrir el camino el hacia todo con sus manos.

Me acurruqué con Daniel y Trent por unas horas... Trent, tan terco no nos dejaba morir, no nos dejaba descansar, no nos dejaba rendirnos. Lo amo más por eso.

Al atardecer el vio un filtro bastante enorme.

-Vengan- dijo con voz ronca, y los otros hombres le siguieron.

-Creo que podriamos salir por aquí- dijo y explicó su nuevo plan.

-¡Empujen!- gritaron todos e intentaron abrir el paso.

-¡Más fuerte- gritó Daniel, dando todo de nosotros, lo que quedaba.

-¡Ya casi!- grité... y la luz empezó a iluminar todo.

Lo logramos, vamos a salir.

Todo cayó, se llenó de polvo... y la luz del sol cubrió mi rostro después de todo ello.

-Lo hicimos- dije apenas, y llené mis pulmones de aire puro.

Daniel y Trent me abrazaron. Dimos unos pasos a la ciudad... todo estaba destruido. Todo.

Cada uno de los edificios y casas y tiendas estaban abajo. Mi cuidad ya no era ciudad... eran escombros y basura.

Cuando estaba por llorar Trent tomó mi mano.

-Calma, no es el final... es un nuevo comienzo- me calmó.

-Los errores de nuestra ciudad ya no estarán. Tendremos una segunda oportunidad- dijo Daniel y dejó un eso en mis labios.

Sonreí y lo bese.

-¿Qué?...hey ¡suelta a mi tatara tatara tatara tía abuela Tatiana!- gritó Trent separadonos -¿de qué me perdí?

Ambos sonreimos sin responder, nos apoyamos el uno al otro. Trent asesinó a Daniel con la mirada, luego nos calmamos.

Ambos tomaron mi mano y juntos... nos fuimos a donde Dios nos lleve.

Fin.

La vida después de la muerteWhere stories live. Discover now