Capítulo 12

4.7K 377 3
                                    

Esperar a que los tiroteos cesasen era algo que nunca entraría en mi lista de hobbies. Apuntado.

Los tres nos mantuvimos en un aterrador silencio. Ni siquiera nos escuchaba respirar, y eso me aterró más.

Cuando finalmente (o temporalmente) cesaron los tiroteos, pudimos irnos a otro lado para poder seguir con la busca de Jared. No habíamos venido allí para pelear, pero con un sólo objetivo: rescatar a una persona.

El sol seguía irradiando luz por todo el lugar, pero por el polvo levantado a causa de los escombros, tiroteos y bombas, parecía como algo lejano. Recordé cuando miraba a los escasos rayos de sol que se colaban por las grietas de los refugios en los que estaba, aferrándome a ellas como un niño aferrándose a su peluche cuando tiene pesadillas. Esa luz, esos destellos de sol, me transmitían un mensaje de esperanza.

Y en aquel momento, en ese lugar hostil, hice lo mismo. Sólo tenía que mirar al cielo a través de todo ese polvo, y saber que había un pequeño destello de esperanza de encontrar a Jared sano y salvo.

Volvimos a meternos en otro edificio, que seguía más o menos de pie, y esta vez me mantuve alerta, mirando de un lado para otro. Seguía cojeando, pero al menos podía caminar. Cada paso era como miles de acuchilladas, pero me daba igual. Salvar la vida de alguien vale igual a miles de acuchilladas.

Steve iba delante de nosotros, y se dio la vuelta para llevar su dedo índice a su boca para indicarnos que nos mantuviéramos callados, y nos hizo escondernos tras un trozo de pared caída. Lo comprendí en el momento en el que escuché unas voces que parecían mantener una conversación.

—...El muchacho sigue inconsciente—dijo una voz grave. Parecía de un hombre de mediana edad.

—Y lo seguirá estando—contestó otra voz—. Hasta que no nos digan qué hacer con él, seguirá inconsciente.

—¿Crees que nos lo dirá?—volvió a preguntar la primera voz— Puede que las drogas le afecten las neuronas hasta el punto de que se le olvide lo primordial que nos tiene que decir.

Mi corazón palpitaba a mil por hora que casi no escuchaba nada más que salvo ella. ¿El muchacho del que hablaban se trataba de Jared? ¿Qué querían decir con que él tenía que decirles algo?

—No seas idiota—contestó el otro—. Ese tío es un príncipe. Lo habrán cebado lo suficiente a comida para que no se le mueran las neuronas por unas cuantas dósis de drogas.

La primera voz soltó una risotada que me retumbó hasta mis entrañas. Había algo en los Bowyar que siempre me inquietaría, y es que parecía como si a todos ellos no les corriera sangre por las venas y no tuviesen compasión por nada ni nadie.

—Y mientras tanto Euresis muriéndose de hambre—siguió comentando la primera voz—. Y estos de la realeza comiendo sin preocupaciones. Siempre me han dado asco.

Tragué saliva y sentí incluso miedo de que me escucharan respirar, que quise dejar de hacerlo sólo para dejar de escucharme a mí misma haciendo algo tan sencillo como respirar.

El miedo era algo horrible.

—Vi el anuncio del compromiso del principito con la princesa—se unió una tercera voz, que parecía de mujer... y joven—. Se ven tan falsos—soltó una risa sarcástica—. Me repugna que los asquerosos Reyes hayan utilizado incluso a dos niñatos para meternos miedo.

—¡En eso pensaba yo!—contestó la segunda voz— Les pareceremos estúpidos sino creen que los podemos matar a ellos dos también. A esas marionetas. Pudimos con los Reyes, ¿por qué no a dos críos?

—Si siguen vivos es porque queremos—intervino la primera voz—: y no porque crean que tienen ventaja.

—Son tan ingenuos y estúpidos—la voz femenina rio.

The Crown Is Mine (#TCIM 1) © [Editando]Where stories live. Discover now