Somnus

Capitulo 14

Caminamos por los terrenos del internado, hasta que a lo lejos, en las gradas, vimos a Aiden y Matt sentados, juntos pero cada uno a lo suyo. Mire a Isabella negando porque no había quien entendiera a estos dos, Aiden leía un libro mientras Matt miraba el entrenamiento de los deportistas.

—Vamos con ellos—le propuse a Isabella y ella asintió sin darle mucha importancia.

Nos acercamos a ellos sentándose con ellos, Isabella le quitó el libro a Aiden y lo miro.

—Oye—se quejó el chico.

—Hola—le saludo ella sentándose a su lado.

El chico negó quitando el libro a Isabella para guardarlo.

—Matt, deberías ver al hermano de Isabella, esta buenisimo—le conte a Matt quien miro a la chica.

—¿El futuro duque?—preguntó Matt y le mire.

—¿Se lo has contado?—preguntó Aiden sorprendido.

—Tranquilo que también se lo de tu título, conde—comentó Matt y le mire sorprendida, pero creo que mire mucho más sorprendida a Aiden.

—Isabella—le regaño Aiden a su prima.

—Mi intención no era contarlo, se me escapó—se quejó ella.

Aiden le dijo algo pero no lo entendí y creo que ni lo pude escuchar bien pero Isabella se limitó a torcer el labio y no decir nada.

—No vamos a trataros diferente por los títulos—deje claro.

Aiden me miró.

—Nuestros títulos no tienen mucho poder en el mundo, son solo importantes en nuestro país—explicó y le mire—Aquí somos como unos niños ricos sin más—añadió.

—¿Cual es ese país?—pregunte.

Los primos se miraron.

—Es un pequeño país cerca de Italia, es una monarquía, está bastante chapado a la antigua, no creo que os suene—comentó Isabella.

—Monte alto—dijimos Matt y yo al mismo tiempo.

Los dos nos miraron impresionados.

Nuestras madres trabajaban en el mundo de la política, las relaciones internacionales eran algo demasiado importante, algo en lo que nosotros, sus hijos teníamos mucho que hacer, ayudando a parecer la familia perfecta.

—Eso es impresionante—comentó Isabella.

—Se nos da bien la geografía—avise.

Se que ellos se estaban abriendo mucho a nosotros, nos estaban contando las cosas de su familia, su origen de dónde eran y muchas otras cosas, cosas que nos ayudaban a tener una amistad fuerte pero nosotros no estábamos dando lo mismo, no estábamos contando quienes eran nuestros padres, y quizás deberíamos pero la presión de su sombra, era demasiado.

—Tampoco es que nos importe que se sepa—explicó Isabella.

—Pero es mejor que no se sepa, así al menos nadie nos molestara—comentó Aiden—La presión de nuestra familia siempre está presente, como una sombra oscura que atormenta y ahoga—explico y nos miró—No creo que entendáis eso—.

Bastante mejor de lo que creía, lo entendíamos mejor de lo que ellos creían.

—Si no vais a contarnos quiénes son vuestros padres, al menos nos debéis una cosa—comentó Isabella para cambiar de tema y quitar un poco de tensión al asunto—El baile de invierno—.

Miré a Matt.

—Hablemos bajo, que si nos oyen, nos matan—pidió Aiden.

El gran misterio del que ni me atrevo a pensar ¿Que hicimos en el baile de invierno? La idea era una pequeña broma pero las cosas se salieron de control, provocando todo esto del cambio de habitaciones, que por mucho que al principio me pareciera mal, ahora me gustaba. Nosotros solo queríamos romper una norma, pero terminaron rompiéndose muchas. Los bailes del internado eran clásicos, como esos de las películas antiguas, donde se vestía de largo, había una orquesta que tocaba baladas, vals y esos bailes que solo mi abuela sabe, y debíamos bailar, creo que para ellos era una forma de prepararnos para los eventos aburridos que tendríamos en el futuro. Decidimos contratar una banda de rock, y bueno con la banda vinieron muchas cosas.

—No está confirmado que hayamos sido nosotros—comentó Matt.

Isabella le miró.

—Vale, fuimos nosotros—confesó Matt, golpee su cabeza.

Gracias a que nadie comentó eso, nos habíamos librado hábilmente del castigo que obviamente nos merecíamos pero bastaba con que uno cayera para que nos mandaran al frente.

—Cris, estaba claro—me dijo Isabella y la mire.

Nadie me llamaba Cris, era raro, pero me gustaba. No era muy amiga de los apodos, no por nada en especial sino porque nunca me habían dado uno, nunca había sentido eso de tener uno.

—No lo estaba si los profesores no sabían nada—aclaré.

Todos rieron.

—Creo que alguno lo sabe—comentó Aiden y le mire—Creo que teneis un ángel guardián muy grande entre los profesores porque en otro caso, os hubieran expulsado—.

No dije nada, para ser sincera siempre lo había creído, en muchas ocasiones habíamos roto normas por las que nos deberían expulsar, siempre creí que era mi madre quien metía mano, quien daba dinero y todo solucionado pero podría ser que un profesor nos ayudará.

—Isabella ¿Me puedes ayudar a mover unas cosas?—preguntó una chica desde el inicio de las gradas.

—¿Pero qué se creé?—me preguntó Matt en un susurró.

A mi amiga no parecía para nada molestarle, se levantó para ir con la chica, me senté donde estaba ella que era en medio de los dos chicos y miré a Matt.

—¿Le has regalado girasoles?—le pregunté.

Aiden se giró bruscamente y nos miró.

—¿Que?—preguntó el chico sorprendido.

—Me ha dicho que le gustaban y no me costaba nada—dejó claro Matt quitándole importancia.

Aiden le miró.

—Le gustan por una leyenda—comentó Aiden y miró a Matt—¿Te ha hablado de ella?—le pregunto y mi amigo negó—Son símbolo de amor, en monte alto se cree que el sol y la luna estaban enamorados, pero jamás se podían ver, la luna estaba muy triste, el sol podía ver el reflejo de la luna en muchos sitios, todos la amaban pero nadie podía pintar el sol, por ello el sol creó los girasoles para que la luna le viera siempre, cuando estuviera triste solo debía mirarlos—explico.

—Es un regalo, nada más—se quejó Matt.

Me gusto la leyenda y no sabía si Matt regalo eso a Isabella con intención, conociendo la leyenda o como dice él, sin más pero es un detalle muy bonito y no niego que la pareja de Isabella y Matt me gustaría mucho, ella le daría muchas cosas que necesita y él la animaría y ayudaría mucho, puede que esa sea mi siguiente misión, hacer que se enamoren.