Si no fuera por el bebé......Historia alternativa a En Llamas

Secreto compartido

—Cierra bien la puerta Prim— escucho decir a mi madre desde mi habitación.
—Van un par de noches que juraría oír que se abre y cierra; tal vez es el viento que cada vez es peor, ya la revise y parece estar bien así que debe ser que no ponemos cuidado al cerrar.

Escucho a mi madre entrar a su habitación y a Prim decir que esta bien cerrado mientras se dirige a su cuarto.

Bien, ahora sé que no soy tan silenciosa como pensaba. Tengo que asegurarme que no me escuchen así que lo mejor será salir un poco más tarde.

Hace casi una semana que acudo todas las noches a la casa de Peeta. Esta semana de dormir mínimo 4 horas tranquilamente han hecho cambios maravillosos en mí. Peeta suele esperarme con té y con esos panes gratinados de queso que me encantan.

Nos sentamos junto a la chimenea y platicamos, después lo ayudo a acomodar las mantas en el piso y dormimos junto a la chimenea resguardados de todo. Incluidas las pesadillas.

¿Sería mas cómodo en una cama?.... tal vez; pero no me atrevo a ir a su habitación. Es algo muy personal.

Mi madre y Prim no se han dado cuenta que no duermo en casa. Una vez mi madre despertó antes del amanecer y me buscó, cuando vio que no estaba supuso que estaría dando una vuelta a Hazelle. Me lo dijo cuando llegue y no la desmentí; pero como no soy muy buena mintiendo, platico con Peeta de esto y ambos acordamos levantarnos antes del amanecer. Él tiene que ir a la panadería y yo tengo que regresar a casa.

Estoy en silencio en la orilla de mi cama viendo por la ventana el cielo limpio, una noche tranquila. Tengo puesto con lo que dormiré bajo la ropa de diario, tantos días acudiendo a la casa de Peeta ya me han enseñado lo que debo llevar y como hacer pasar desapercibida nuestra rutina. Decido ir por otro abrigo ya que el frío parece asegurar que encrudecerá en unas cuantas horas.

Después de un rato no escucho nada. Me pongo en marcha. Decido descalzarme para no delatar mis pasos, ya en la puerta tardo muchísimo en abrirla atenta a cualquier ruido que pueda hacer y planeo lo que podría decirle a mi madre si decide venir a ver que sucede. Pongo mis pies fuera y cierro con el mismo sigilo; bien no he hecho nada de ruido. Me pongo mis botas y hago el camino a la puerta que me recibe como otras noches: me hace sentir que llego a un lugar mágico.

Esta casa se a vuelto como un refugio. Peeta deja la puerta abierta para que yo no tenga que esperar en el frío y entretenerme. Él esta en el sillón, lo veo con un cuaderno, parece dibujar, está concentrado. Me acerco y veo en la hoja un hombre de mirada apacible, de rostro bonachón, sostiene la mano de un niño mientras lo ayuda a delinear lo que parece ser un decorado de un pastel.

—Mis hermanos nunca tuvieron mucha paciencia para aprender a decorar los pasteles. Mi padre es excelente para hacerlo y a mi me encantaba verlo cuando era pequeño—me dice Peeta mientras termina unos detalles de su dibujo —Cuando me dijo que me enseñaría me sentía nervioso, tenía miedo de arruinarlo; pero él sostenía mi mano y el miedo simplemente desaparecía — se levanta del sillón y deja el cuaderno en una mesita, me acerco al cuaderno y observo...Peeta no solo es capaz de transmitir amor en palabras, este dibujo deja en claro cuanto ama a su padre.

Lo escucho en la cocina y camino hacía allá.
—Creo que mi madre me ha escuchado salir de casa un par de veces— le digo mientras me siento a la mesa —Tuve que esperar hasta estar segura que dormían.

—¿No crees que ella podría ir a buscarte a tu habitación en algún momento?— me pregunta Peeta mientras se sienta delante mío y me da el té.

—No lo sé. Tal vez lo haga; no quiero pensar en eso— tomó un sorbo y lo miro.

Él levanta la mirada y se encuentra con mis ojos, en cualquier momento esto podría resultarme incomodo; pero ahora mismo solo veo unos limpios ojos azules incapaces de mentir o dañar. Unos ojos azules que me acompañan para bien o mal y me pregunto ¿qué es lo que él ve en los míos?