Siempre

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PEETA

Dormir todos los días es como un regalo, aún hay pesadillas pero me siento tranquilo en cuanto despierto.

Las minas han abierto por fin; después de dos semanas de permanecer cerradas. La gente realmente esta necesitada y los ánimos de repudio hacía nosotros es palpable.

Gale volvió a trabajar a las minas al igual que muchos otros con horarios más largos y sueldos reducidos a la mitad. En este tiempo de desempleo, escasez y hambre para todo el distrito, la mayoría de los comerciantes, incluído mi padre, redujeron sus precios.

Cuando yo atiendo doy el pan sin cobrar y deposito de mi bolsa el dinero que debía ser; si le dijera a mi padre lo que hago, él no tomaría el dinero alegando que no lo necesita.

Mi madre aprovecha cuando ella atiende y nosotros no estamos para aumentar descaradamente el precio, escuché a alguna gente decirlo refiriéndose con: "los Mellark son inhumanos y ambiciosos, no se conforman con todo el dinero que el menor percibe; tienen que quitarle el poco que tienen los demás que lo han ganado honradamente".

Desde ese día traté por todos los medios de no separarme del mostrador de la panadería, mi madre no deja de decirme lo mucho que le molesta mi presencia y la poca falta que hago a la familia; eso no es novedad.

Katniss viene todas las noches a mi casa y eso aligera lo horrible de los días.

-Es tarde- mi padre me dice mientras termina de limpiar los estantes -Será mejor que vayas a casa por que parece que nevara de vuelta.

-Que sutil manera la tuya de decirme que ya te cansaste de mi- le sonrió a la cara de molestia que me pone -Está vez te haré caso, tengo que llevar algo que he preparado hace un rato.

-Los puse en una canasta y los cubrí para que lleguen calientes- me guiña un ojo -Saluda a Katniss y a su familia de mi parte por favor hijo.

No he dejado de pensar en Katniss en todo el día, eso no es nuevo; pero con nuestro encuentro de hoy en la madrugada es como si cada segundo estuviese saturado de ella. Tengo su olor, sus besos, sus caricias, sus palabras y la ausencia de ellas grabadas en mi mente y cuerpo, quiero verla ansío verla me parece eterno el día para volver a escucharla.

-Hola Prim.

El camino de la panadería a la casa de Katniss me pareció corto eso pasa cuando no dejas de pensar que por fin la veras.
-Crei que podría hacerles falta de estos, Katniss va todos los días a comprar algunos y como hoy no fue.

-Pasa Peeta ponlos en la mesa no tardará en llegar salió desde temprano- dice Prim -Ella adora este pan no hace mas que comerlos-continua mientras ve lo que hay en la canasta que coloque en la mesa.

Estoy a punto de retirarme. Pensé que la vería, ya es tarde casi hora de la cena, me extraña que no este y me preocupa también. Decido que daré una vuelta por la veta y el pueblo para cerciorarme que todo este bien; cuando se escucha que golpean la puerta.
La madre de Katniss abre y su cara de susto me hace acercarme de inmediato.

-La señorita Katniss Everdeen- dice un hombre de uniforme blanco; en la puerta hay dos agentes de la paz -Traemos un mensaje para ella- eso nos alivia de momento, pensamos que algo le había pasado; se nota cuando la madre de Katniss suelta el aire que estaba reteniendo esperando malas noticias.

-No se encuentra. ¿Gustan dejar el mensaje?- dice la señora Everdeen.

-¿Dónde se encuentra?- habla el segundo agente de la paz, una mujer.

Si no fuera por el bebé......Historia alternativa a En Llamas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora