07.

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—En verdad eres muy interesante —comentó Jamie mientras caminaba a mi lado, ya que íbamos de camino al trabajo—. Nunca sé qué esperarme de ti —sonrió volteando su cabeza hacia a mí y sentí mi corazón acelerarse.
—Gracias... —murmuré notando el calor creciente en mis mejillas del sonrojo.
—No me puedo creer que hayan pasado dos meses desde que te conocí y aún me sorprende todos los días —suspiró como si fuese algo trágico y cerró sus ojos, pasando su brazo por mis hombros y pegando su cuerpo al mío. A pesar de que estos gestos eran muy comunes entre nosotros, igualmente lograba llegar a un nerviosismo impresionante y temía sudar o temblar, así quedando en ridículo.
—Una caja de sorpresas, ¿no? —bromeé con una pequeña risa. Abrió sus ojos nuevamente, y el verde pardo de sus ojos me encandiló, pegó su mejilla a la mía y la restregó cual niño pequeño.
—¡Eres tan completamente adorable, Z! —se paró en seco y por nuestra posición, tuve que copiar su acto. Fruncí el ceño mientras lo observaba. Se alejó de mí y su brazo rodeo mi cintura—. Awww, ¡mira cómo te sonrojas! —picó mi mejilla derecha con un dedo de su mano libre y rió alegremente, era un completo niño pequeño.
—Basta —aparté la mirada e intenté esconder mi rostro, pero como muchas otras veces Jamie no lo permitió y sostuvo mi barbilla.
—No seas así —se acercó peligrosamente a mí y pegó su cuerpo al mío, esta vez su entrepierna chocaba contra la mía, quizá un poco más arriba ya que me sacaba apenas unos centímetros.
—Jamie...
—Zayn... —me imitó entre risas suaves y después, sin esperarmelo, sus labios se encajaron en los míos con suavidad.


Hacia meses que no besaba a un hombre y el último había sido Liam Payne. Aquel maldito mujeriego el cual había roto mi corazón en más de mil pedazos y lo había vuelto polvo. Y en ese tiempo, tampoco supe mucho de él. Ahora que me encontraba besando a otro hombre, no sabía si debía estar pensando en el idiota de Liam o en Jamie, este chico tan espléndido y genial.

Cerré mis ojos pasa concentrarme en la dulzura de sus labios, y los movió con lentitud como su supiese que debía adaptarme a unos labios desconocidos. Soltó mi barbilla y su brazo acompañó al otro alrededor de mi cintura, mientras mis manos se mantenían en su pecho.


—¿Crees que ha sido demasiado pronto? —cuestionó al separarse de mí y mirarme, podía notar que estaba sonrojado, aunque fuese levemente.
—Para...nada —sonreí tímido y subí mi mano para acariciar su mejilla.


Los jueves cada vez se veían más soleados y alegres.
Después de la tormenta viene la calma, pero la próxima tormenta llega cuando menos lo esperas...


Time. Ziam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora