11.

946 146 3
                                    

Mis labios se sintieron flojos cuando Jamie de separó de mí. De hecho, sentía las ganas de llorar demasiado cercanas e hice un inconsciente puchero.

—Tú...tú...
—No tienes nada que reclamarle a Zayn —intervinó velozmente el rubio, mirando desafiante a Liam—. Después de todo, eres un mierda.
—¿En algún momento nombré a tal miseria como tú? Recuerdo que no. Así que deja de hacerte el machito —habló enfadado. Él quería parecer tranquilo, pero las palabras de Jamie le habían dado justo en su orgullo y estaba seguro de que él no pararía hasta tener a Liam completamente fuera de sus casillas.
—Igual, no sería ningún privilegio que tú me dieses el turno de palabra. Es decir, ni que estuviéramos en el colegio —elevó una ceja, soltando un bufido de forma divertida y negando con la cabeza—. Nunca creí que fueses tan inmaduro e impotente —se elevó de hombro y suspiró de forma cansada.
—Maldito mocoso, ¿qué te piensas? Por la virgen, ni te has acostado con él. ¿Es por eso que lo defiendes a tal grado? Tan sólo quieres metérsela, ¿cierto? —preguntó entre risas superficiales. Aquello me había dolido. Me estaba tratando como un objeto sexual, como una satisfacción. Aparte la mirada, mordiendo el interior de mi mejilla. Lo último que debía hacer ahora era echarme a llorar como un estúpido.
—¡Wow, eres tan gracioso! —se rió e hizo como que limpiaba una inexistente lágrima.
—No te burles de mí. Zayn me pertenece, ¡yo lo vi primero!
—Y yo después. Pero sabes, la única persona que puede determinar con quién quedarse, es él mismo —me miró, señalándome con el dedo índice y dándome una pequeña sonrisa.
—¿Crees que esto es una estúpida telenovela o qué? Deja de ser tan galán, ni si quiera llegas a hombre —rodó sus ojos y me miró. Aparté la mirada de forma inmediata. No podía ni me sentía preparado para mirarlo tan directamente de nuevo a esos ojos miel.
—¿Soy yo el que no llega a hombre? Es decir, ¿yo fui quien lo engañó en sus narices, lo ocultó como su pareja y lo dejó a un lado?
—Cállate —bramó mientras apretaba los puños. Me asusté, y agarré el brazo de Jamie.
—Por favor, déjalo, no quiero que te haga daño... —le pedí con un pequeño tambaleo en mi voz.
—¡Ohhh, te molesta oír la verdad! ¿No es así? —pero por lo visto, siguió echando más cizaña.
—¡No hagas lo mismo que él! No me apartes... —apoyé mi frente en su brazo y sollocé. Estaba tan cansado. Quería poder ser feliz por una vez en  mi vida.
—Lo siento, Z —dijo volviendo en sí y abrazándome con rapidez. Escondí en el hueco de su cuello mi rostro, empapando su piel de mis lágrimas. No sabía cómo Liam estaba, ni cómo se lo tomaría. Mas sabía que Jamie y él se estaban mirando con fuego en sus ojos.

Yo rezaba internamente por un momento pacífico en mi vida.

Time. Ziam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora