—Ha sido una buena jugada. Creo que deberíamos unirnos, establecer una alianza para guardarnos las espaldas mutuamente. Al menos hasta que se pongan las cosas feas. —Me sugiere ella con seriedad. La miro a los ojos tratando de leer sus intenciones.
—Acepto. —Le digo contesto tras ver buenas intenciones en su mirada. —Si hacemos equipo tenemos más probabilidades de vivir más tiempo, al menos hasta que se pongan las cosas feas, tal y como has dicho.
—Bien, entonces, ¿Aliadas? —Me tiende una mano.
—Aliadas. —Le contesto estrechando su mano con la mía para cerrar el "trato". —Sigamos caminando para alejarnos un poco más. —Ella asiente en respuesta e iniciamos una caminata en silencio atentas a todo lo que nos rodea.
No sé cuánto tiempo pasa, pero nuestro silencio es interrumpido por disparos que suenan en el aire, indicativo de que el baño de sangre ha terminado. Cuento cerca de quince cañonazos, lo que significa que han muerto quince personas en el baño de sangre. No puedo evitar pensar en Peeta y Jack, si alguno de esos quince es uno de ellos o ambos.
Cuando consideramos estar lo bastante alejadas, nos sentamos en un tronco caído a descansar y aprovechamos para ver que tenemos en nuestras mochilas, ya que ella ha logrado agarrar otra.
—Tengo una cantimplora, un saco de dormir, cuerda y un botiquín de primeros auxilios. —Le comento tras ver el contenido de mi mochila. —Y este cuchillo que me ha lanzado un tributo.
—Yo un par de calcetines, una bolsa de frutos secos, cinco barritas energéticas y un ¿espray antimosquitos? Y un cuchillo que me ha lanzado la del 2.
—Bueno, son cosas de utilidad.
La oscuridad empieza a ocupar la arena consecuencia de que las horas pasan y se está haciendo de noche, por ello, pese a no haber conseguido agua ni comida como nos habíamos propuesto, decidimos que lo más seguro por ahora es buscar un buen árbol al que poder subirnos para dormir y descansar seguras, por lo menos más seguras que si dormimos en el suelo. No nos hemos encontrado con ningún tributo, y eso, en parte, es un alivio.
—Katniss, la rama de ese árbol es bastante grande para las dos, compartamos el saco y mañana buscamos agua y comida, ¿te parece? —Sugiero al encontrar un árbol bastante adecuado para poder escalar.
—Vale, sí. Me parece bien, es lo más seguro.
Escalamos el árbol con facilidad. Tenemos un poco de dificultad para conseguir meternos dentro del saco de dormir las dos, pero finalmente lo conseguimos y pese a estar un poco apretadas, es algo mejor de lo que me había esperado en un primer momento. Con la cuerda que iba dentro de mi mochila nos atamos a la rama para evitar asegurarnos a ella y evitar que nos caigamos durante la noche en caso de que nos resbalemos o nos movamos mientras dormimos. Comemos una barrita energética cada una e intentamos descansar. Estoy adormilada cuando el himno del Capitolio me despierta. Suenan de nuevo cañonazos, quince como esta tarde, nadie más ha muerto después del baño de sangre y pese a que me entristece y enfurece el pensamiento, hubiese deseado que más tributos hubieran muerto, como pensamiento egoísta, eso significaría menos tributos con los que competir y menos a los que tener que matar. Desde nuestra posición no logro ver las imágenes que proyectan en el cielo sobre los tributos caídos así que me quedo con la duda de cuáles son los que han caído y si alguno de ellos es Peeta o Jack. Mantengo la esperanza de que ambos chicos estén bien, sanos y salvos en algún rincón de esta arena. Sorprendentemente Katniss sigue dormida y no se ha enterado así que vuelvo a intentar dormir una vez termina la retransmisión del Capitolio.
Los rayos del sol que se cuelan por entre las ramas de los árboles me hacen despertar cuando me dan de lleno en el rostro, a la vez, Katniss empieza a desperezarse a mi lado, probablemente porque los rallos de sol también le molestan a ella. Siento las piernas un poco entumecidas por estar en la misma posición durante toda la noche, y la espalda y trasero doloridos por la dureza de la rama. Nunca me quejé de mi desgastado e inestable colchón en la casa de mi abuelo, pese a que era muy difícil dormir ahí por lo incomodo que llegaba a ser, pero ahora mismo lo prefiero a la rama de un árbol. No he sido despertada por pesadillas esta noche, lo que me ha permitido descansar bastante tiempo a pesar de que durante la noche me he despertado un par de veces por algún ruido que he escuchado o por la incomodidad de la rama. Agradezco al menos no haber pasado frio gracias al saco de dormir, la ropa con la que nos han vestido y el calor corporal de Katniss a mi lado.
—Hola. —La saludo. —¿Cómo has dormido?
—Podría haber sido, peor. No he pasado frio, pero es incómodo dormir en una rama.
—Si. Anoche no te despertaste por el sonido, pero sonaron de nuevo cañonazos, quince igual que por la mañana, retransmitieron en el cielo las imágenes de los caídos, pero no logré verlas. —Le digo con preocupación.
—Estarán bien. —Intenta despreocuparme. Sé que se refiere a Jack y Peeta pues no hay nadie más en la arena por la que pudiese preocuparme ahora mismo ya que ella está conmigo ahora. —Busquemos agua y comida. A ver si conseguimos cazar algo y podemos cocinarlo ahora mientras sea de día, eso hará más fácil pasar inadvertido el humo del fuego.
Descendemos del árbol con agilidad y emprendemos la marcha en busca de algo con lo que alimentarnos y algo que beber para no deshidratarnos. Nos pasamos el resto de la mañana buscando comida y agua, pero una vez más, la suerte no está de nuestro lado ya que no conseguimos encontrar ni una cosa ni la otra. Hemos intentado cazar algo para poder comer, pero no hemos visto ni un solo animal que poder cazar, supongo que obra de los vigilantes. Tras una larga caminata hemos parado a descansar un rato para recuperar fuerzas. El día ha pasado y hemos gastado energías para nada, pues hasta el momento ni agua ni comida hemos conseguido y eso solo hace que dificultar nuestra supervivencia. Dos cañonazos suenan, dos tributos han caído.
—Deberíamos volver al árbol, nos hemos alejado mucho y se está haciendo tarde. —Antes de que Katniss pueda responderme ambas nos quedamos paralizadas al escuchar pisadas y voces que se acercan hacia nosotras.
—Rápido escondámonos. —Ordena con urgencia en un susurro Katniss.
Corro en dirección a algún árbol que se pueda escalar, pero siento una mano que me agarra de la cintura, me tapa la boca y me introduce dentro de un arbusto alto y poblado. En ese momento lo primero que pienso es que ya estoy muerta. Me quedo estática esperando el golpe mortal, pero éste no llega, sino que soy abrazada por unos fuertes brazos. Despacio empiezo a girarme entre los brazos de la persona que me sujeta y me lleno de alivio y alegría al ver que es ...
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Los juegos del hambre (Peeta Mellark y tu)
RandomPrimera Temporada de "Los juegos del hambre (Peeta y Tu )" Cada distrito de Panem tiene que escoger a dos tributos femeninos y dos masculinos como marcan las nuevas reglas de los juegos. (TN) Smith es elegida y debe partir hacia los juegos junto co...