Capítulo 1: La cosecha

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Hoy es el día del año más temido por todos, es ese día en el que todos festejarán mientras dos familias llorarán. Lo más probable es que los tributos seleccionados sean de la Veta, no es ningún secreto para nadie que somos los más elegidos, pues somos los que más teselas pedimos a cambio de poder sobrevivir.

El Distrito 12 es uno de los más pobres de todo Panem y lo común es que todos los hombres de la Veta acaben trabajando en las minas, si lo consiguen ya es un gran logro. El precio a pagar de vivir en la Veta es que los hijos siempre acaban pidiendo teselas para poder comer y es por ello que nuestros nombres entran muchas más veces en las urnas de los juegos que el resto de habitantes. Es difícil para alguien de la Veta formar parte de la zona comercial y vivir de ello, únicamente puedes hacerlo si te casas con alguien de ahí, el problema está en que para ellos los habitantes de la Veta somos vistos como lo peor.

Me llamo (TN) Smith y tengo 16 años, mi pelo es castaño y tengo ojos marrones, mi tono de piel es ligeramente moreno debido a todas las horas que paso expuesta al sol. Todos los de la Veta nos caracterizamos por tener estos rasgos, es así como en el Distrito 12 nos distinguimos de la zona comercial.

Volviendo al día de hoy, yo por suerte o desgracia, si salgo elegida nadie sufrirá por mí, lo que me consuela, y si no lo hago, festejaré yo sola. Soy huérfana, nunca conocí a mis padres, ambos me abandonaron y huyeron del Distrito, supongo pensaron que huir con un bebé les complicaría las cosas y lo mejor que se les ocurrió es abandonarme. Por suerte, quedé a cargo de mi abuelo, yo por obvias razones no recuerdo nada de todos esos tiempos puesto que apenas tenía dos meses de nacida cuando ellos se largaron. Desgraciadamente desde hace 5 años mi abuelo ya no está conmigo, falleció en un accidente en las minas.

Ese es otro inconveniente de vivir en la Veta y trabajar en las minas, no es algo que ocurra todos los días, pero las probabilidades de que haya derrumbes o explosiones dentro de ellas son muy altas y por ello, no es extraño ver a muchas familias aquí en la Veta huérfanas de padre o incluso sin hermanos, tíos o primos y en mi caso, sin abuelo.

Mi abuelo nunca me contó sobre mis padres, siempre era reticente, lo máximo que logré sonsacarle cuando era más pequeña por las preguntas que me generaba el no tener a mis padres cuidándome, fue que ambos se marcharon, pero nunca me dio muchos más detalles. Siempre he pensado que era algo tan doloroso para él que no quería recordarlo. Conforme fui creciendo menos interés tenía en conocer la historia hasta tal punto de no importarme para nada, pese a que hubo una época en que estaba resentida con ellos, ahora me es completamente indiferente, solo espero que los planes les salieran bien y lograsen conseguir una mejor vida.

Hoy es el día de la cosecha, y quiera o no tengo que levantarme de mi cama, todo el mundo está obligado a hacerlo y engañar a los agentes de la paz es imposible, por la noche acuden a todas las casas para comprobar si la razón por la cual no has asistido a la cosecha es justificable o no y si no consideran que lo sea, lo mejor que te puede pasar es que te metan en la cárcel. Es el único día del año en el que desearía quedarme en la cama todo el día, ya que yo siempre me despierto muy temprano para poder salir al bosque a cazar.

A regañadientes salgo de la cama para poder disfrutar del que posiblemente sea mi último paseo por el bosque que rodea el Distrito, mi último día de libertad. Me visto con una camiseta de tirantes gris, unos vaqueros negros, una cazadora verde militar y mis botas grises militares.

 Me visto con una camiseta de tirantes gris, unos vaqueros negros, una cazadora verde militar y mis botas grises militares

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Los juegos del hambre (Peeta Mellark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora