Capítulo 19

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Ella

Amaba los miércoles y en ese momento más que nunca, pues volvería a ver a Marcos en la escuela. Los miércoles eran los mejores días de la semana pues sólo teníamos materias contables y me encantaban, al mismo tiempo que los profesores eran bastante agradables, por lo que la mañana se me pasaba volando. Pero lo que realmente me motivaba eran las pequeñas cosas, como por ejemplo, ver pasar a Marcos, dirigirnos miradas fugaces, sonrisas, pasar los recreos con mis amigas y Felipe, entre otras cosas. Era la rutina que jamás me cansaba.

Tomé el bus y , en el camino, me di un tiempo para recordar todo lo vivido el día anterior: había pasado todo el día prácticamente junto a Marcos, había conocido su departamento e incluso había estado en sus brazos, acostada en su cama. Había sido una sensación hermosa. Quería repetir esos momentos una y otra vez y regresarlos a la realidad, pues jamás me había sentido tan feliz.

Llegué a la escuela con una sonrisa de oreja a oreja, oyendo a través de mis audífonos "Fluorescent adolescent", un tema ideal para empezar la mañana con el mejor ánimo. Me senté en mi lugar, esperando ansiosa, ver pasar a Marcos pero, en cuanto la profesora de matemáticas pasó por el corredor y me saludó, caí en la cuenta de que no había hecho la tarea el día anterior. Ni siquiera lo había recordado y no quería darle más motivos a esa mujer para que hablara mal de mi.

Saqué de mi mochila velozmente el cuadernillo donde teníamos todos los ejercicios y, en mi cuaderno copié una por una cada ecuación. Intenté hacer la primera pero ni siquiera entendía, simplemente veía una mezcla de números y letras que no sabía cómo resolverlos. Desesperada y más que resignada a que me reprendieran, lancé mi lápiz furiosa hacia el suelo.

-Tranquila- dijo Cristian recogiéndolo -¿Qué te frustra tanto?

-Matemática. Odio matemática y no entiendo nada. Además hoy me van a corregir el cuaderno y ni siquiera he hecho nada- contesté de mala manera, con los brazos cruzados.

-Puedo ayudarte, si quieres- me contestó riendo por lo bajo, mientras se acercaba a observar mi cuaderno por encima de mi hombro -.Esto es fácil- comenzó a realizar ejercicio por ejercicio, hasta que resolvimos la página entera.

-Muchas gracias, de veras- dije con una enorme sonrisa -.Te debo una.

-Luego te la cobraré. De nada pequeña- contestó devolviéndome el lápiz y dedicándome una pequeña sonrisa.

En cuanto salió del salón, el timbre que indicaba el comienzo de la jornada, sonó.


***

-Tráigame su libreta de comunicaciones- indicó la profesora de matemática, luego de revisar una y otra vez, minuciosamente, cada ejercicio resuelto en mi cuaderno. Obedecí de inmediato y le entregué la libreta, con orgullo -.Tiene un diez actitudinal, espero que siga así- comentó firmando la nota, con su rostro mostrando fastidio.

Había zafado de la peor nota y concepto de mi vida, gracias a Cristian, y había sido un gesto hermoso.

-Ahora eres un as en matemáticas ¿eh?- comentó Faustina con una mirada acusadora -.Vamos García ¿Quién te hizo la tarea?- me quitaba el cuaderno y, junto a Renata, observaban la tarea realizada intentando descifrar de quién era la letra.

-¿Fue Federico- arriesgaba Renata.

-No.

-¿Aaron?

-No- les seguía el juego de preguntas y respuestas -.Fue Cristian.

-¿¡Qué!? ¿Nuestro Cristian? Quiero decir...¿Nuestro preceptor?- preguntó Faustina, aún incrédula. Asentí.

Amor prohibidoWhere stories live. Discover now