Darkness || Luke H.

Capitulo 4 EDITADO

6:30 p.m
Santa Mónica, USA

Armando mi plan maestro, así estuvimos los muchachos y yo por unos días. Yo era la cabeza de todo, así que me tomo unos días planear el como quería que sucediera cada cosa. Y cuando me sentí completamente satisfecha con lo que aconteceria le di play al primer paso del plan, que era el traslado a Santa Mónica. Y en lo que eso transcurría, no paraba de pensar y darle vueltas a las cosas una y otra vez. Los muchachos me preguntaban si estaba segura de hacer lo que ya había planeado, pero mi sed de venganza era infinita y a este punto ya no había vuelta atrás.

Llevábamos unas horas mirando a Calum y su noviesita Elena desde las afueras del parque del lugar, realmente no hacían nada interesante, y yo comenzaba a desesperarme porque debajo de mi piel ardía mi sangre viendo al que un día fue mi gran amor, con otra persona pensado que yo estaba muerta. Luke que estaba junto a mi masticaba él chicle sin cesar, y se escuchaba el chasquido detrás de las máquinas en mantenimiento que era donde nos encontrábamos, el trataba de estar tranquilo lo sabía pero se le notaba lo tenso que estaba y si no lo conociera no diría que se encontraba molesto, pero si lo conocía y sabía que el enojo de él era semejante al mío. Mi mirada estaba fijada en cada movimiento de Calum, y noto que este le dice algo a la chica con la que esta, y asiente.

Y supe a donde se dirigía no se porque, solté una risita y a continuación todo lo que pasó fue como en una película, mi sangre hirviendo de venganza y dolor y mis piernas en movimiento por la adrenalina si hicieron paso por el parque sin importar lo que el rubio decía a mis espaldas, no creía lo que estaba a punto de hacer cuando pasó la idea por mi cabeza.

—Nina, regresa aquí—gritaba Luke.

Esto estaba fuera del plan.

Entre al baño de hombres y allí estaba el despalda, indefenso, inútil y pequeño ante todo el odio que yo sentía. Incluso llegaba a parecer inocente el chico, pero esto último obviamente no era cierto.

Me acerqué lentamente y saqué el arma colocándola justo detrás de su cabeza.

—Hola precioso, ¿te acuerdas de mi? —mi voz llena de sarcasmo se escuchó en el solitario baño donde solo estábamos el y yo.

—¿Nina?—pronunció a medias despalda. Su voz, aun era la misma, y un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar como con esa misma voz ordenaba matarme.

—¿Quién más? oh espera, podría ser Elena—este se dio la vuelta quedando así cara a cara, y ahora mi arma en su frente.

—No es lo que tú crees—su voz salía temblorosa—baja esa arma, por favor.

Solté una risita ante sus súplicas y relamí mis labios negando, había deseado mucho esta situación y verlo ante mi indefenso me llenaba, me gustaba.

—¿Tu me querías muerta, no es así?—le pregunte con una sonrisa, sabia lo diabólica que me miraba a este punto.

Este no contesto nada, a lo que yo chasqueo mi lengua y comienzo a bajar el arma por el filo de su rostro jugando con el.

—¿Si sabes que el que calla otorga, no es así?–mi mirada clavada en la suya, el arma ahora en su estómago, y mis ganas infinitas de tirar del gatillo me decían que era hora de acabar con todo esto–pues ahora yo te quiero muerto a ti—reí, y después de eso solo se escucho el golpe de su cabeza al caer al suelo y la sangre por todos lados.

Estaba muerto.

¿Qué había hecho? Me preguntaba a mí misma mientras miraba el cuerpo de la persona que una vez llegue a amar en el suelo, la adrenalina que sentía al principio a comparación de la que ahora sentía no se podían comparar, porque estaba me hacía temblar. Mire mi mano con la pistola y pensé por un momento si realmente fue necesario todo esto, pero mi mente no quería dejarme en paz y las escenas de los hombres encima de mi aquella noche volvieron a mi cabeza, y nuevamente me llene de odio. Mire el cuerpo en el suelo nuevamente con lágrimas en los ojos, y me sentí bien. Me sentí realizada, y así quería sentirme siempre, pero ¿realmente quería ser una asesina?