•Capítulo 2: Unos malditos egoístas.

9.7K 384 16
                                    

Esa mañana no desperté al mediodía justo como lo tenía planeado desde el comienzo de la semana. La alarma no había sido la única en encargarse de arruinarme el sueño, sino también las insistencias de mi madre y de mi hermano Sam.

Como vi que sería imposible siquiera quedarme a cerrar los ojos en la cama, no tuve otra opción que levantarme y obedecer. Una vez ya decentemente presentable para aquellas misteriosas personas que pronto harían de su taaaaan esperada presencia en casa, salí de mi cueva para ir hacia la sala, donde se encontraba mi madre ordenando algunas cosas para el desayuno, lo cual no me pareció extraño. Olvidando los gritos con los que había amanecido ese día, la saludé con un beso en la mejilla.

—¿Y Papá?

—Está afuera, ya vienen los Adam así que quiero que... —la interrumpí.

—¿Los Adam? —dije refiriéndome a la familia que tenía un nombre como apellido.

También aquella que tenían a un idiota como hijo.

—Sí, ¿Hay algún problema? —al parecer había notado mi cara de desconcierto, ya que había dejado de colocar tazas en la mesa para poner toda su atención sobre mí.

—Amm... ¡No! Claro que no, pero... ¿No puedo ir a tomar fotografías al lago? —pregunté de pronto, con suerte mi madre me dejaría escaparme de esta desagradable reunión en la que seguro sólo hablarían de asuntos de la empresa.

—No. —dijo rotundamente.

—¡Pero, mamá! Seguramente estarán hablando de cosas que no me interesan y estaría perdiendo tiempo que podría estar utilizando en algo más útil.

—Ah, ¿sí? ¿Útiles como qué? —elevó sus cejas, desafiante.

—¿Dormir? —solté con algo de duda.

—Sí, claro. Sueña. —rodó los ojos y acomodó una servilleta sobre la mesa.

—No podré hacerlo si no puedo dormir. —golpeé con mi dedo índice dos veces sobre mi cabeza y con una expresión de obviedad en mi rostro.

No recibí respuesta, pero sí una servilleta golpeándose con fuerza en mi cara, al mismo tiempo que la puerta de entrada se abría. Papá entró junto con los padres de River y detrás de ellos sus hijos Kasey, la menor de los Adam, luego le sigue el idiota insoportable que en estos momentos estaba mirándome con una sonrisa burlona, y luego el mayor, Logan.

—¿Qué sucedió con tu cabello, hija?

—¿Te peinaste con un petardo, Ally? —dijo River con burla.

—Tú esposa me lanzó esto en la cabeza. —expliqué ignorando por completo el comentario de River.

Los invitados se acercaron a nosotras para saludarnos y como todas las veces anteriores, River esperaba a ser el último y hacerme algo para molestarme. Y ésta no fue la excepción y sus dedos se hundieron en mi costado, provocándome un sobresalto. Rápidamente aplasté su pie contra el suelo, haciéndolo chillar como niña.

Le di una mala mirada que sólo incrementó su risa.

Y como de costumbre, Helen y mi madre rieron como si se tratara de una pequeña broma entre nosotros. Pff, sí claro. Deseaba que ese pie aplastado haya sido su maldita cabeza.

Rápidamente nos acomodamos entre las sillas cuando mi hermano bajó a hacernos compañía. Al comienzo todo fue silencioso, hasta que mi madre aligeró un poco el ambiente con alguno de sus comentarios.
Desayunamos entre charlas de la escuela, universidad, trabajo y cosas así. Hasta que Helen me preguntó si yo tenía novio. Me ahogué con el café que justo iba bajando por mi garganta.

Casada Con Mi Enemigo © (#CCME)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora