Capítulo 32

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Los días pasaban lentos y aplastantes, Christopher luchando por salir adelante, Mohamed con una tristeza que parecía interminable, las fiestas de formalizaciones del matrimonio del joven ataban aun más la cuerda que parecía que tenia en su garganta. El sufría, Soraide también.

Pero una semana antes del matrimonio cansada ya de ver por los suelos lo que un día era Mohamed, Soraide decide cambiar el rumbo de esta historia.

- señora, ¿podemos hablar? - interrumpe en la habitación de Aanisa que colocaba más oro en su cuerpo.

- Claro que si Soraide, pasa, mira ¿no es bonito? - y le muestra un hermoso collar de piedras que ahora colocaba en su cuello.

- suino, muy suino.

- después de que Mohamed aceptará el matrimonio con Rania, Hassan me regala todos los días algo de oro, dice que así será hasta que logre borrar el recuerdo de ese momento tan malo que me hizo pasar.

- de eso quería hablarle.

- tu dirás Soraide.

- quiero que impida ese matrimonio.

Aanisa pierde el control de sus dedos que intentaban abrochar el collar.

- ¿que estas diciendo?

- en vez de estar adornandose más debería de preocuparse más por Mohamed, el esta sufriendo y a usted parece que no le importa.

- me importa, claro que me importa, y también me importa mi matrimonio, mi casa, mi dignidad, me importa también que mi hijo no se pierda por caminos oscuros, quiero que sea un hombre de bien y que cumpla sus obligaciones como musulmán.

- pero el no quiere ese matrimonio, hay muchas maneras de conseguir las cosas y que no se tenga que casar con quien no quiere.

- lo que quiera o no quiera Mohamed no es asunto tuyo Soraide, es decisión mía y de mi marido el futuro de nuestro hijo..

- escúcheme bien porque creo que hay una parte en esta historia que usted olvido..

- ¡cuidado con lo que vas a decir Soraide! - la mujer corre asegurándose de que no halla nadie que le pudiera escuchar.

- tiene miedo ¿verdad? Déjese de máscaras conmigo señora, se bien quien es usted.

- arderas en el fuego del infierno.

- no le tengo miedo al fuego del infierno, yo se que así será pero no me importa con tal de la felicidad de mi...

- no lo digas Soraide, no lo digas.

- detenga ese matrimonio o yo hablo y cuento toda la verdad aunque así me este condenando a mi misma.

Soraide sale enfadada de la habitación, Aanisa y su reflejo frente al espejo piensan en todo lo que acaba de pasar. Su mente traicionera y libre enseguida le muestra todo lo que puede pasar si ese nudo que ella misma ató con tanta fuerza se desata, y entonces su cuerpo se estremece y se imagina en la plaza pública siendo arrastrada y azotada.

- tengo que hacer algo - se dice a si misma, como si hablara con su figura en el espejo.

Días después la presencia de Soraide en la casa le recordaba cada día más a Aanisa que el tiempo corría y su plazo se empezaba a terminar. Pero ese día, a falta de apenas una semana para la boda la mujer se despertó decidida a terminar con aquella historia. Soraide había ido al mercado para comprar las frutas cuando en medio de toda la gente un enorme disturbio aterrorizó la medina, la policía marroquí lanzaban disparos contra el cielo intentando controlar una situación que parecía ser incontrolable, la mujer corre sin dirección fija hasta encontrar un lugar donde refugiarse. Sin saber que ese lugar apenas se convertiría en su propia tumba. Una persona interrumpió en el mismo lugar que ella vestido todo de negro, no se identificaba si era hombre o mujer, su cuerpo estaba totalmente cubierto por un velo negro que impedía poder identificar quien era. Apenas dice nada, Soraide contra una pared al fondo del pasillo sin salida donde se había metido arrodillada implorando por su vida, todo en vano, la mano de la persona se levanta con un arma en la mano.

- en nombre de Alá clemente y misericordioso, te puedes esconder de mis ojos pero no de los ojos de Alá. Hombre cobarde que disfrazas tu pecado con telas pretendiendo no ser juzgado, pero el día del juicio te presentaras ante el y rendiras cuentas por tus actos. Arderas en el fuego del infierno, te arrancarán la piel y volverán hacer crecer otra más para así volvertela arrancar. Te aseguras un puesto con el demonio solo por matar a una pobre anciana como yo, cansada ya de vivir. Pobre de ti, que Alá tenga piedad de ti.

Y un disparo calla la boca de la mujer y apaga la luz de su mirada por siempre.

En la casa del chico todos comienzan a inquietarse, la ausencia de Soraide empiezan a levantar sospechas de que algo no anda bien, el corazón de Mohamed oprimido temía lo peor. Días después la noticia toca a la puerta trallendo consigo el profundo dolor que era perder a un ser querido. A pesar de que en su religión se le tenía prohibido llorar a los muertos Mohamed era todo un mar de lágrimas, todo lo que había tenido sentido en su vida había desaparecido de momento, Christopher, Soraide, hasta el mismo se sentía perdido. Todos parecían resignarse a la idea de que la mujer ya no estaba, los planes de la boda solo se aplazaron un par de semanas por petición del chico, pero ya el tiempo había pasado y la fecha cada vez parecía estar más cerca.

- ¿como estas? - le pregunta Said que como cada semana iba a verlo después de la muerte de Soraide.

- no lo se, no se si estoy bien, o mal,ni siquiera se si estoy vivo, ya no siento nada, no me duele nada, no quiero nada, no espero nada..

- se lo difícil que es todo esto para ti, tienes que seguir adelante, no te puedes rendir.

- lo único que quiero es irme de aqui, que todo esto termine.

- cuando llegues a Estados Unidos, ¿lo vas a buscar?
- era extraño que Said le preguntará una cosa así.

- ¿para que? No serviría de nada, voy a ir allí casado con Rania, no pretendo convertirlo en mi amante - Mohamed lo mira con pena - me siento tan culpable por ti..

- ¿por qué?

- si no hubiese pasado nada entre nosotros, no quiero que me veas como ...

- ssshhh - Said le pone su dedo en la boca haciendo que se callara, se acerca y le da un ligero beso en los labios - si no hubieses aparecido en mi vida no hubiese conocido lo que es el amor, yo estoy feliz por eso. No te des por vencido, tu también tienes derecho a ser feliz. ..

"Maktub, estaba escrito"Where stories live. Discover now