Capitulo 59

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    Dos semanas después, Mohamed y Christopher vivían su romance como nunca, de una manera apasionada y única, como solo ellos sabían hacerlo, escapándose de vez en cuando y dándole rienda suelta a su imaginación, viviendo un amor para tantos prohibido, ¿como podía ser posible? ¿como se puede ocultar algo así? dos personas que se aman tanto, que se desean con esa fuerza, con esa intensidad con la que se caracterizaba su amor. El reloj marcaba el tiempo en el que Mohamed tendría que volver a Marruecos, mientras Christopher cada día mas se aseguraba que estaría dispuesto a todo por luchar junto a el hasta lograr estar juntos.

  
    Pero fuera de su mundo, de ese pequeño mundo con tamaño de apartamento, la vida seguía corriendo a toda prisa, Rania esperaba la respuesta que garantizara que en su vientre empezaba a crecer una vida, mientras su doctora no dejaba de pensar en aquella foto, en aquel muchacho que se parecía tanto a alguien que recordaba del pasado. Le había tomado mucho tiempo hasta que logro decidirse por ir a la empresa de Mohamed y ver con sus propios ojos lo que su mente pensaba. Con pasos seguros camina dentro de la empresa, falda larga muy ajustada, tacones, escote, pelo suelto, parecía todo menos una musulmana, pregunta por Mohamed en la recepción y la chica le indica la puerta, a cada paso que se acercaba a la oficina del chico su corazón latía mas de prisa, hasta llego a plantearse irse, quizás era una locura, pero su curiosidad era tan grande que no paro hasta que llamo a la puerta. Mohamed abre, la mujer esta dentro, el chico estaba de espaldas hablando por el móvil, traje negro, corbata, con su melena en forma de tupé, el brillo de sus zapatos, era un hombre apuesto y elegante, la mujer se queda perpleja mirándolo, el chico le hace una seña de que tome asiento hasta que el termine de ultimar los detalles con su llamada.

- lo siento - se disculpa después de colgar, desabrocha un botón de su chaqueta, afloja un poco el nudo de su corbata y se acerca para saludarla.

- salam aleikum - le dice ella.

- aleikum salam - le corresponde el saludo con cara de extrañado, aquella mujer desde luego no parecía ser musulmán - ¿marroquí? - le pregunta en medio de su confusión.

- de nacimiento - responde casi sin pestañear, observándolo como si de un ser raro se tratara.

- ¿que puedo hacer por usted?

- en el nombre de Alá clemente y misericordioso - murmura bajo.

- ¿se encuentra bien? ¿pasa algo?

- si me lo llegan a contar nunca hubiera creído que pudiera ser verdad.

- no la entiendo, ¿quiere usted decirme algo?

- eres la viva estampa de tu padre cuando tenia esa edad.

- ¿conoce a mi padre?

- y muy bien.

- es raro, nunca me hablo de usted, y para ser verdad creo que es usted la única persona en el mundo que conozco que me encuentra un parecido con el, he visto fotos de mi padre de joven y sinceramente no me parezco en nada a el. 

- quizás porque no has estado con el correcto.

- ¿perdón? - el chico frunce el ceño, la mira fijo a los ojos.

- no puede ser una equivocación, dos parecidos tan exactamente iguales no puede ser casualidad, tienes que ser tu.

- señora, no entiendo de lo que esta hablando. Quizás esta confundida.

- tienes que verlo.

- ¿a quien?

- a tu padre.

- señora, mi padre regreso con mi madre a Marruecos hace unas semanas. Desde luego usted me esta confundiendo con alguien mas.

- no, no estoy confundida, no estoy loca, quizás el que necesita salir de la confusión eres tu.

"Maktub, estaba escrito"Where stories live. Discover now