Siete

2K 159 6
                                    

17 de diciembre del 2015

Querido Justin:

Hoy desperté en el cuarto de hospital, no había nadie, supongo era muy temprano. Un doctor entró a mi habitación

—¿Cómo te sientes Emma?.- me preguntó mientras revisaba el extraño aparato detrás de mi.

—Un poco cansada.- miraba atenta sus movimientos, se puso frente a mi y sacó un bolígrafo.

—Tu esposo, estuvo muy preocupado por ti toda la noche, aquí durmió.- dijo sin dejar de escribir.

—¿Toda la noche?.- pregunte.

—Toda, se fue hace una hora, regresa en un rato, dijo que iría por ropa.- asenti, es lindo que te hayas quedado toda lo noche aquí Justin, gracias.

20 minutos después entraste a la habitación con una mochila. Saludaste al doctor brevemente y te acercaste a mi.

—¿Dormiste bien?.- tu voz era cansada al igual que tus ojos.

—Un poco, al parecer tu no.- hiciste una mueca.

—¿Ya se puede ir?.- preguntaste en seco al doctor.

—Por supuesto, pero antes...- el doctor sacó una hoja de sus bolsillos. —Son varias indicaciones Emma, debes tomar mucha agua, no tomes medicamento innecesario, y por favor no aceptes bebidas que no estén totalmente cerradas ¿Entendido?.- me señaló con uno de sus dedos.

—Si doctor gracias.- el sólo asintió y se fue de la habitación dejándonos solos, dos minutos de total silencio incómodo.

—Te traje ropa.- me acercaste la mochila y saque lo que había dentro... Una blusa amarilla, un pantalón de pijama gris y unos converse... Eres pésimo en moda femenina.

—Sal unos minutos para vestirme e irnos.- trate de pararme pero tus brazos tomaron mis hombros fuerte.

—Yo te voy a vestir Emma, no te esfuerces.- me miraste a los ojos, totalmente seguro de lo que decías.

—Justin no estoy lisiada.- otra vez intente ponerme de pie, intento fallido gracias a tu mayor fuerza.

—No protestes Emma, no quiero pelear.- con ese raro argumento me convenciste. Me ayudaste a ponerme de pie, quitaste la delgada bata del hospital dejándome sólo en bragas ante ti.

La situación era incómoda para mi, con delicadeza me pusiste el sostén, tus manos frías tocaron mi espalda, hace meses no recibía ni el más mínimo toque tuyo.

Me estremeció por completo.

—Tranquilizate Emma, estas temblando.- me dijiste suavemente.

Me ayudaste a ponerme el pantalón y la blusa, yo sola me puse los converse. Al levantarme nuestras caras chocaron, estabamos tan cerca que podia sentir tu agitada respiracion, por un momento crei que ne besarias, pues cerrastw los ojos, mi cuerpo deseaba que ne besaras en ese momento, mas no lo hiciste. Tomaste la ropa con la que llegué ayer y la guardaste.

—Te esperó en el auto.- rápidamente saliste de la habitación dejándome sola. ¿Que sucedió?
Lentamente salí también yo, me despedí de la amable enfermera que me atendió en la madrugada.

Un niño paso corriendo a mi lado y me empujó, accidentalmente mi cuerpo topo con el de otra persona y esta misma me agarró fuerte para que yo no cayera.

—Ten cuidado...- un chico más o menos de mi edad detuvo mi posible caída. Era mucho más alto que yo, era bastante guapo.

—Lo siento y... Gracias.- le di una pequeña sonrisa. El no me soltaba, seguía mirándome a los ojos, sus ojos eran marrones al igual que los míos.

—Ya puedes soltarme.- le dije lo más amable posible, el apenado sonrió y me dejó ir. Podía jurar que se quedó mirando como me alejaba de el.

Llegue al estacionamiento, reconoci tu auto y lentamente caminé hacia el. Abrí la puerta del copiloto.

—¿Nos vamos?.- pregunte, simplemente asentiste serio. Todo el camino fue en silencio, de vez en cuando te miraba de reojo.

Llegamos a nuestra casa, llegue a la cocina.

—¿Quieres comer?.- te pregunte mientras sacaba algunas cosas de la nevera.

—No, ya me voy a la oficina.- todos mis ánimos se fueron al suelo, pensé que te quedarías en casa, conmigo, acababa de salir del hospital y te fuiste. ¿Acaso no tienes sentimos?.

Me límite a asentir, subiste las escaleras y 10 minutos después bajaste totalmente limpio y arreglado. No te despediste, ni nada, ya me estaba acostumbrando a esto, a tu rechazo, a tu indiferencia. Las horas pasaron y pasaron, no llegaste a la hora de siempre.

Llegaste después de media noche borracho, apenas podías sostenerte por tu cuenta. Me acerque rápido a ti.

—Justin... ¿Por qué lo hiciste?.- te pregunte y sólo comenzaste a reírte, poco a poco logre llevarte hacia nuestra habitación, te acostaste en la cama, dispuesta a irme, me di la media vuelta, tu fuerte mano tomó la mía.

—No te vayas Emma, no me dejes sólo.- empezaste a llorar.

—Justin por Dios, sueltame.- trate de safarme de tu agarre pero no pude, tu fuerza fue mayor y lograste que yo callera encima de ti.

Nuestras caras quedaron pegadas.

—Eres hermosa.- dijiste mientras acariciabas mi rostro sonrojado.

—Es porque estas borracho.- te dije en voz baja.

—Estoy borracho, pero lo borracho mañana se me quita, y a ti lo hermosa no.- Sonrei un poco y tus labios se juntaron con los mios, el beso era profundo e intenso, lleno de desesperación, quitaste la blusa que traía puesta liberando mis pechos, los viste atentamente y llevaste uno de ellos a tu boca mientras tu mano derecha masajeaba el otro. Quería parar, estabas borracho, no quería que esto sucediera así. Pero hace meses no me tocabas, la carne es débil.
Hicimos el amor... O más bien tuvimos sexo, en ningún momento fue tierno, en ningún momento sentí amor.

—Voy a llegar Emma.- tu voz estaba ronca y totalmente cortada.
Te corriste dentro se mi y literalmente me empujaste lejos. Yo no llegue, sólo te preocupaste por ti.

Después de quedarte dormido comencé a llorar en silencio para no despertarte, me sentía... Usada.
Antes cuando hacíamos el amor, todo era tierno, te preocupabas por mi, por lo que sentía. Y hoy, simplemente metiste tu pene en mi para satisfacer tus necesidades.

Llore lo que me pareció una eternidad, mientras tu dormías plácidamente. Y ahora estoy, escribiendote esto, llorando.
Sabiendo que mañana tal vez ni te acuerdes de lo que sucedió.

Te quiere

Emma

Se que les prometí un maratón, y se los cumplire lo prometo, pero he estado ocupadisima:c Lo siento.
Besos:*
INKSWEET

Querido Justin...Where stories live. Discover now